Monseñor Rossi: Apostar no es un juego

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Como cada viernes, el cardenal Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba, compartió su tradicional columna junto a Fernando Bravo en Bravo Continental, espacio en el cual en esta ocasión, el cardenal se refirió a la problemática dada por las crecientes apuestas del juego en línea y el drama de la ludopatía.

Fuente: AICA

El cardenal Ángel Rossi expresó: «Me ocupa un tema que es preocupante, el tema de las apuestas on line, sobre todo en los niños y jóvenes; es un tema sobre el que los Diputados han puesto una sesión extraordinaria, entiendo para el miércoles que viene. Aquí quisiera referirme al Papa Francisco, porque este es un tema que el Papa toca en un nuevo libro que acaba de salir a la luz, todavía no ha llegado a la Argentina, un libro que se llama “La esperanza no defrauda nunca” y que es un libro que escribió con el periodista argentino Hernán Reyes Alcaide de cara al Jubileo del ´25 en el que cuestiona a los gobiernos en los casos de ludopatía».

Al tiempo que compartió que: «El Papa Francisco se mostró preocupado, digamos, por la proliferación entre los jóvenes de las denominadas apuestas on line. Aseguro que se trata de una falsa ilusión, de una salvación individual en medio de contexto de crisis cada vez más extendidos. La masificación de los teléfonos inteligentes, dice el Papa ha convertido al celular de nuestros jóvenes en un casino móvil, abriéndole puestas a una multitud de opciones de apuestas cada vez más amplia de disposición inmediata que anestesian el sentimiento de responsabilidad».

Del mismo modo: «Nuestros gobiernos, agrega el Papa, no pueden ser cómplices de una instigación a la ludopatía que provoca serios daños a la salud emocional y financiera de nuestra juventud. Y, agrega, estas herramientas de juego, incluso tienen los avales para para patrocinar equipos de una amplia gama de deportes generando una familiarización con las apuestas incompatibles con los valores del bien común, con los valores del deporte y una sociedad sana y fraterna».

En tanto que, refiriéndose a su Córdoba natal, el cardenal manifestó: «Dejando el Papa, pensando en lo nuestro, en julio la Iglesia ya había alertado en un documento firmado por muchas pastorales diocesanas titulado “Apostar no es un juego” en el que reclamó medias urgentes contra la ludopatía en los más chicos. El equipo de pastoral social de distintas provincias decía “queremos expresar nuestra profunda preocupación por lo que esta pasando con las denominadas apuestas on line. Coincidimos en que se esta naturalizando una conducta muy nociva para todas las personas, para la vida en comunidad y sobre todo para adolescentes y niños y sus familias. Los chicos apuestan hasta en los recreos”, sintetizaron.

A su vez, retomando las palabras del Santo Padre, el arzobispo de Córdoba recordó las sensaciones de Francisco ante esta problemática: «Dice Francisco, me da tristeza ver que los partidos de fútbol y las estrellas deportivas promuevan tantas formas de apuestas”. Eso no es un juego, es una adicción, es meterle la mano en el bolsillo a la gente, sobre todo a los trabajadores y a los pobres. Pensando en una encuesta reciente de la asociación de loterías, casinos y quinielas de la Argentina, a 6 de cada 10 padres le preocupa que sus hijos apuesten on line y de acuerdo a ese estudio, la edad de inicio de los adolescentes es entre los 13 y los 17 años. En este caso, en Córdoba, el modo en como se lograron los votos, hace unos meses, para no derogar la ley que permite el juego on line de niños y jóvenes; la metodología que se uso para esto, para que no caiga esa ley fue de un nivel político y legislativo que, le digo que como cordobés me da mucha vergüenza. Y, así como tantas veces uno hace, orgulloso, propaganda de nuestra Córdoba en este caso les pido que no miren para este lado y si lo hacen que sea para no imitarnos».

Finalmente, monseñor Ángel Rossi expresó que: «En Córdoba ciudad están prohibidos los casinos, no en el interior sino en la ciudad. Es una especie de burla prohibir los casinos y lo tiene uno en la mano digamos. Algunos gobiernos dicen que nos quedemos tranquilos porque van a gestar medios médicos y psicológicos para luchar contra la ludopatía; es como decir “les vamos a atender una enfermedad que nosotros mismos hemos provocado”, una cuestión casi burlesca».

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