Sínodo: el funeral de un poeta, la Amazonía, sus mujeres todo terreno y el drama de la sequía

0
44
Fuente: ADNCELAM y Prensa del Sínodo

El arco temático abordado el día de hoy incluyó la intervención de la mañana del cardenal Hollerich en la que presentó el punto “Lugares” de la III Parte del Instrumentum laboris —físicos y digitales, el lugar de los pobres, los migrantes, las conferencias episcopales—, cada uno de los huéspedes de la Sala de Prensa contó su tránsito de la Primera a la Segunda Sesión del Sínodo —“nos sentimos invitados por el Espíritu Santo”, dijo monseñor Repole—, y quedó claro también que el tema del diaconado femenino y los sacerdotes casados no son temas que estén cerrados, dijeron tanto el cardenal Steiner como el Dr. Ruffini.

“Ya estamos en la mitad del camino de esta parte del sínodo, no nos puede llevar hacia atrás, depende de nosotros cómo guiaremos a nuestras comunidades.” (Hermana Nirmala)

Pero fueron dos las historias que conmovieron centralmente la Sala de Prensa de la Santa Sede este mediodía del martes 15 de octubre de 2024: una, vinculada a la muerte de un hombre sin techo ayer y otra que describió el crujido de los ríos sin agua en la Amazonía.

El Ángel-poeta ya está en su Jerusalén

“Hoy, los cardenales Grech y Steiner celebraron el funeral de un hombre sin techo que dormía debajo de las columnatas [de la Plaza San Pedro]. Le llamábamos ‘El Ángel’. Él daba indicaciones a los turistas, no pedía dinero, solo cuadernos para escribir sus poemas. Como decía la hermana Helen Lombardi: ‘Su sueño era ir a Jerusalén. De alguna forma está en la Jerusalén celestial’”, describió Ruffini.

Flores para el Ángel-poeta

Cardenal Steiner contó su vivencia personal en las exequias:

“Cuando el cardenal Grech me dijo que iba a suceder el funeral de un brasileño, le dije ‘¿puedo participar?me gustaría que fuéramos juntos’. Cuando me contaron cómo vivía ese hombre yo sentí esta necesidad aún más fuerte de acompañar a esta persona que vivía aquí, en San Pedro, pedía ayuda pero escribía poemas.

”Y fue realmente un privilegio ese momento porque, durante la celebración, estaban sus compañeros y compañeras, y cuando pusimos el ataúd en el coche todos los sin techo que allí estaban colocaron una flor. Nosotros no llevamos flores pero ellos sí.

”Y esto me dio una emoción increíble porque en la pobreza, en la nada, existe una profundidad evangélica. Fue una señal manifiesta de que el reino de Dios también está presente en los lugares en lo que pensamos que no está. La vida de Dios florece incluso en la muerte. Las personas que al final nos beneficiamos más fuimos nosotros, los vivos. Cuando enterramos a alguien que vive en la calle queremos estar, acompañar. Gracias a los compañeros de la calle”.

Sobre los ríos secos de la Amazonía

En este momento se vive una situación dramática en Manaus, afirmó el cardenal brasileño, “no tenemos lluvias, los ríos están secos y esto es motivo de muerte, tenemos muchas comunidades ribereñas que no pueden navegar los ríos, se padece sed, el circuito fluvial se ha cortado”.

Adjudicó la responsabilidad de la contaminación de los ríos al volcado de mercurio a las aguas y a la deforestación de las tierras, describió también la paradoja de “traer agua a una región que era tan rica en agua dulce y ahora está contaminada”.

Sobre las mujeres amazónicas

“Las mujeres han sido fundamentales en mi diócesis, aquí vivimos sin presbíteros desde hace más de 100 años, muchas de nuestras mujeres son diáconos de forma no oficial”, relató el cardenal Steiner.

Al referirse a si llamarlas diáconos o no lo explicó simplemente así: “No hay una palabra que defina su rol, son realmente increíbles, guían a sus comunidades en la oración y son activas en la pastoral carcelaria, Cáritas, la catequesis, en su trabajo con personas que viven en la calle”.