El testimonio de una mujer de la Fuerza Aérea

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Claudia Pucheta es suboficial principal y encargada del Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados (CELPA) de Chamical.

Nació en la Ciudad de Córdoba, vive en Chamical, Provincia de La Rioja con su esposo Cristian y su hija Zoe de 23 años. Es Licencianda en Enfermería, estudiante de Cs Jurídicas y con 30 años de servicio en la Fuerza Aérea.

Nos cuenta que ingresó muy joven y con el tiempo a través del estudio y el entrenamiento constante, fue adquiriendo valores como la lealtad a la justicia y subordinación a la autoridad en un marco de democracia.

 

 

 

 

La vocación a militar en una familia con militancia comunista

Fui forjando mi vocación como militar cuya misión es contribuir a la defensa nacional sin perder los valores transmitidos en la familia quienes siempre me apoyaron. En mi época en Córdoba no existía la instrucción militar para mujeres, lo hice en Buenos Aires.

Mi padre fue militante del partido comunista. Hace bastante que falleció y Me contó 2 anécdotas, en un momento lo detuvieron los militares y se salvó porque llevaba el boleto del cine de donde salía porque solo se podía circular hasta las 21, lo llevaron a un descampado, lo golpearon y lo amenazaron con asesinarlo se salvó porque uno de ellos dijo que lo dejaran. En otra oportunidad en la Plaza San Martin de Córdoba le dijeron “escapate porque está tu foto y te están buscando». En esa época yo era chica y no entendía sus ideales, me arrepiento no haberle preguntado más, qué sentía, por qué luchaba y hasta tuvo que exiliarse por eso. Siempre militó el partido yo estaba destinada en Mendoza y lo iba a visitar al local del partido comunista y veía a los jóvenes con la remera del Che Guevara, lo escuchaba en sus ideales y es una paradoja que su hija sea militar y cuando se lo dije me alentó diciendo “los países que son comunistas tienen fuerzas armadas, no por eso reprimir en contra de la democracia”.

Otra cosa es que mi papá le pedía a un grupo de músicos de la peatonal de Córdoba que cantaran la marcha del Che Guevara.

Los más y los menos de la tarea

Lo que más me gusta es el trabajo en equipo, el espíritu de cuerpo, la disciplina, el profesionalismo, el intercambio con personas de todo el país con sus diferentes culturas. Lo que menos me gusta es la resistencia al cambio por parte de mis superiores que a veces les cuesta comprender que si bien somos militares somos personas con derechos personalísimos que vivimos en una sociedad con un contexto, que no estamos en una burbuja.

Mi misión en la fuerza aérea es el apoyo sanitario, trasladar pacientes en helicópteros  de la Fuerza de una provincia a otro; es un orgullo de que haya mujeres piloto y mujeres piloto de combate como la Teniente Sofía Viera.

Misión de paz

Lo central de la formación es la preparación para la paz, participamos en misiones de paz como Haití, como Chipre para promover la resolución pacífica de esos conflictos. Estas misiones de paz ayudan a su adiestramiento, promueven la interoperabilidad con fuerzas de otros países, fomentan medidas de confianza mutua, evalúan comparativamente adiestramiento, doctrina y capacitación. Mi tía que era personal civil de la Fuerza Aérea participó en la misión de paz de Haití, fue una gran experiencia, sobre todo al ver a los niños que en lugar de un juguete pedían agua.

Servir en un ambiente mayoritariamente masculino

Es difícil manejarse en este ambiente estereotipado para varones. Es una institución patriarcal y gracias a la ley Micaela que obliga a capacitarse a todas las personas que se desempeñan en la función pública va cambiando de a poco, aprobar una ley no es suficiente, hay que reeducarse, construirse y no es fácil. Yo tenía muchas cosas naturalizadas me influyó mucho el adiestramiento militar pero siempre he considerado a la mujer, su femineidad. Desde aquí damos capacitaciones, trabajé en violencia de género en donde la Fuerza Aérea es pionera y he convocado a dar capacitaciones al personal de la base de Chamical. Es de a poco, paso a paso.

Chamical, tierra de mártires

Hace 10 años que vivo en Chamical, lugar en donde se torturó, se detuvo gente. A la historia no la conocía a fondo, aprendí mucho con la gente de Chamical, vi y conocí cosas que antes no sabía, no tenía idea de lo que aquí pasó en la época de Proceso militar, soy de otra generación. Estoy de acuerdo con la justicia aplicada a los genocidas. Es importante tener memoria y que las nuevas generaciones entiendan y no repitan los errores, la democracia es fundamental para nuestra identidad.

Claudia es una mujer alegre, servicial, agradecida que con su femineidad y la de otras que integran la fuerza la hacen más cercana a la sociedad toda.

¡Gracias por tu misión y testimonio!