La Vida Consagrada, está presente en La Rioja, a través de comunidades de Religiosas y Religiosos y de miembros de Institutos seculares.
Cada consagrado/a responde a un llamado, elige libremente su seguimiento a Jesús como un estilo de vida dentro de la Iglesia y al servicio del Reino de Dios.
Seguir a Jesús en la vida consagrada es comprometerse a vivir los consejos evangélicos, haciendo votos o promesas:
La pobreza: entendida como el desprendimiento de los bienes materiales para tener un corazón más libre y abierto que aspire a los bienes espirituales. «Imitando su pobreza, lo confiesa como Hijo que todo lo recibe del Padre y todo lo devuelve en el amor» (Cf Jn 17, 7-10)
La obediencia: ofrece nuestra voluntad a la voluntad de Dios, incertandonos en el proyecto comunitario de nuestros institutos y de la Iglesia local.
La castidad: que nuestra persona esté abierta a un amor más grande, testimoniando de esta forma un amor gratuito abierto a todos y todas.
Cada familia religiosa e instituto secular enriquece a la Iglesia con un carisma, o sea un don, particular y confiado por el Espíritu Santo para la comunión.