“Una promesa me toca”

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Testimonio de Micaela Díaz – Cortadera – Olta

En un día y hora donde toda La Rioja se une en un fraterno encuentro de amor y paz, reconociendo al Niño Alcalde como dueño y Señor de todo lo creado, Micaela Díaz de la Cortaderas, Dpto. Gral. Belgrano, Olta; nos comparte su testimonio por la que da gracias al Niño Alcalde y San Nicolás en el Tinkunaco que se celebró en aquella porción llanista riojana.

Testimonio de Sanación: La razón por la que doy Gracias a Dios, fue por un problema de salud que tuve en mediados de octubre del 2024. Me enfermé el 7 y estuve 15 días con una operación de más de 20 centímetros de piel sacada y tejido muerto. Lo mío fue una infección por un forúnculo o divieso, que se me hizo una ingle Y al darme un diagnóstico de una diabetes, eso fue lo que hizo que la infección sea más grande y por un tratamiento médico no muy favorable,  fue eso lo que a mí me atrasó.

Empecé con un tratamiento de antibióticos en Chamical durante tres días. Al día siguiente me operaron. La operación no fue nada exitosa, por lo cual me derivan a la capital riojana, al hospital Madre y el  Niño un día sábado 12 de octubre. Al siguiente día, domingo 13 me operan con la mitad del equipo médico con un quirófano no completo, con un estado de salud mal, muy mal, malísimo.

Una promesa me toca: Al ver mi mamá que estaba en muy mal estado de salud, hace una promesa de que, para el 31 de diciembre, en el encuentro del Niño Alcalde con San Nicolás tenía que caminar descalza; entregándole dos cintas a San Nicolás ya que la sagrada imagen es muy pesada, yo no podía cargarla y no podía la promesa la cumplirla.

Hoy puedo cumplir con esa promesa. Nosotros somos católicos, devotos ya de hace muchos años. Yo desde niña, desde bebé junto a mi familia, devotos y católicos de toda la vida.

Las heridas sanan: Fui evolucionando bien, mi operación al ser riesgosa, ser tan grande, me costó mucho cicatrizar. Recién la herida terminó de cicatrizar el 12 de diciembre. Y gracias a Dios y a San Nicolás y al Niño Alcalde, yo ahora puedo caminar, puedo usar pantalones de jean, calza, yo antes no podía usar nada.

El regalo de vida: el 17 de octubre, justo para el día de mi cumpleaños en esa noche anterior porque estaba devastada, estaba con oxígeno, pedía a Dios que, si ya no podía seguir viviendo por mí sola, que me llevara porque veía mucho sufrir a mi mamá. Ella sufría al lado mío porque era la única persona que estaba. Estuvimos aisladas una semana y lo único a quien podíamos recibir eran las chicas de personal de limpieza y de comida. A Nadie más. No podíamos recibir visitas ni nada. Entonces yo el 16, a la noche pedía a Dios eso. Pero el 17 de octubre me sacan el oxígeno y me pude levantar. Empecé a caminar, después de tantos días en cama y todos mis valores de hipertensión, glucemia y oxigeno estaban normales.

Un mensaje de esperanza: “nunca perdamos la fe” que siempre, siempre hay esperanza. Y que vivamos la vida, que nos ocupemos de vivirla y de cuidarla. Tenemos muchos momentos lindos y también feos, pero yo creo que Dios nos dio una vida para que la vivamos lo mejor posible.