Monseñor Braida – Ecos de la Tercera Semana del Sínodo

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La vida sinodal misionera de la Iglesia siempre se realiza en un ‘lugar’ concreto

Hemos concluido la tercera semana la Asamblea del Sínodo. Además de compartir en los grupos de trabajo, en los momentos de plenaria e intervenciones libres, hemos escuchado voces nuevas que nos hablan de la vida de la Iglesia en todos los lugares del planeta. Laicos, religiosos y religiosas, pastores que viven y trabajan por una Iglesia sinodal y misionera en situaciones de vida tan diversos, quienes habitan en el centro de grandes ciudades o en pequeñas islas del océano pacifico, quienes trabajan con migrantes y refugiados o quienes viven en situación de pobreza y luchan cuerpo a cuerpo por un mundo más justo.

Grupo de trabajo de la semana que pasó en el que formamos parte junto a Monseñor Colombo. El facilitador fue el Padre Pedro Brassesco de la Diócesis de Gualeguaychú y secretario adjunto del CELAM .

En estos días hemos abordado la cuarta parte del documento de trabajo titulado “LUGARES” que hace referencia a que la vida sinodal misionera de la Iglesia siempre se realiza en ‘lugares’ concretos. La introducción de este módulo expresa que “La vida sinodal misionera de la Iglesia, las relaciones que la estructuran y los caminos que aseguran su desarrollo, nunca pueden prescindir de la concreción de un “lugar”, es decir, de un contexto y de una cultura”. A su vez en esta parte se nos invitaba a “a superar una visión estática de los lugares, que los ordena por niveles o grados sucesivos (Parroquia, Zona, Diócesis, Provincia Eclesiástica, Conferencia Episcopal, Iglesia Universal)” ya que, agrega,la red de relaciones e intercambio de dones entre las Iglesias siempre ha tenido una forma reticular  y no lineal

Además, en el contexto de una concepción del espacio en constante evolución, restringir la acción de la Iglesia a límites puramente espaciales la aprisionaría en un inmovilismo fatal y en una preocupante repetición pastoral, incapaz de captar a la parte más dinámica de la población, especialmente a los jóvenes. En cambio, los lugares deben situarse en una perspectiva de interioridad mutua, concretarse también en las relaciones entre las Iglesias y en sus agrupaciones dotadas de una unidad de sentido”[1]. Los temas tratados estuvieron organizados bajo los siguientes títulos:

  • Territorios que recorrer juntos
  • Iglesias locales en la Iglesia católica, una y única
  • Los vínculos que conforman la unidad de la Iglesia
  • El servicio a la unidad del Obispo de Roma

Con este módulo terminamos la parte más importante de aportes, para dar lugar a la última etapa que será trabajar en un documento conclusivo.

En esta semana también pude participar de la presentación de varios libros referidos a la sinodalidad, sobre todo de autores latinoamericanos.

También tuvimos posibilidad de dialogar con algunos de los que integran 10 grupos de trabajo designados por  el papa Francisco para profundizar en temáticas que requieren un tratamiento particular. Por mi parte asistí a dos de ellos el primero que trabaja el tema de La escucha del grito de los pobres, y el otro que trabaja sobre la formación en los seminarios en perspectiva sinodal misionera.

El día miércoles participé de un foro teológico sobre el tema del vínculo de la Iglesia Local y la Iglesia Universal, esto se desarrolló en la sala de conferencia de los padres Agustinos, a pasos del Vaticano.

El día domingo estuve en la misa de canonización de 14 nuevos santos de la Iglesia, entre ellos 11 mártires de Damasco, dos religiosas y un sacerdote fundador de la congregación Misioneros y Misioneras de la Consolata, Pbro. José Allamano, que están presente también en Argentina y muchos países del mundo. A través de una comunidad que existe en Mendoza pude conocer a esta congregación y su valioso carisma.

Al final de la jornada del domingo puede visitar la Casa General de la congregación de las hermanas Franciscanas Angelinas que están presentes en la diócesis de La Rioja, en la parroquia de Olta. Doy gracias por su acogida fraterna de la hermana Mary Melone, Superiora General de la congregación y por el diálogo mantenido con la comunidad que ayuda a estrechar vínculos y a caminar juntos.

Los invito a que sigamos orando y trabajando por los frutos del Sínodo.

 

 

[1] Instrumentum Laboris. Parte III. Lugares.