Fuente: AICA
El Vaticano presentó, este martes 9 de julio, el Instrumentum laboris de la segunda sesión del Sínodo de los Obispos, prevista para octubre. Entre las propuestas, figuran: establecer un «ministerio de escucha y acompañamiento»; la «descentralización» del primado petrino; «transparencia y rendición de cuentas», no sólo para recuperar la credibilidad perdida con abusos y escándalos financieros; y el lugar de la mujer en la Iglesia.
El texto, titulado ‘Cómo ser una Iglesia sinodal misionera‘, presenta 112 puntos, divididos en tres partes, con una introducción y un apartado «fundamentales». Comienza recordando el camino recorrido desde 2021, en una consulta global con las comunidades católicas.
«Las contribuciones recogidas en todas las etapas pusieron de relieve la necesidad de dar un mayor reconocimiento a los carismas, a las vocaciones y al papel de la mujer en todos los aspectos de la vida de la Iglesia», indica el texto, divulgado hoy en rueda de prensa por la Santa Sede.
El Instrumentum Laboris (IL), documento de trabajo para la segunda sesión de la XVI asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos, nació de una consulta con diócesis y organismos episcopales de todo el mundo.
El documento advierte que, «sin cambios concretos, la visión de una Iglesia sinodal no será creíble y alejará a los miembros del Pueblo de Dios que han recibido aliento y esperanza del camino sinodal».
«Esta constatación se aplica aún más rigurosamente en lo que respecta a la participación efectiva de las mujeres en los procesos de redacción y de toma de decisiones, como lo exigen muchas de las contribuciones recibidas por las conferencias episcopales», se añade.
Queda fuera de la segunda sesión el debate sobre la admisión de las mujeres al ministerio diaconal, asumiendo la división de la asamblea sobre el tema y considerando «conveniente que la reflexión teológica continúe más adelante, con tiempos y modalidades apropiadas».
En efecto, «mientras algunas Iglesias locales exigen que las mujeres sean admitidas en el ministerio diaconal, otras reafirman lo contrario», afirma el documento de trabajo.
Grupos de estudio
En febrero, el Papa decidió crear grupos de estudio sobre los temas propuestos por la primera sesión sinodal, en octubre de 2023, que involucran a los dicasterios de la Curia Romana, bajo la coordinación de la Secretaría General del Sínodo.
Esos grupos funcionarán hasta junio de 2025 y debatirán una serie de temas prioritarios, incluida la «investigación teológica y pastoral sobre el acceso de las mujeres al diaconado».
«La profundización de algunas cuestiones teológicas y canónicas relativas a formas específicas de ministerialidad eclesiástica -en particular la cuestión de la necesaria participación de las mujeres en la vida y en la dirección de la Iglesia- fue confiada al Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en diálogo con la Secretaría General del Sínodo (Comisión de Estudio nº 5)», indica el IL.
Iglesia sinodal misionera
Uno de los temas abordados está relacionado con la constitución de consejos pastorales y de órganos similares en parroquias y diócesis, proponiendo que la mayoría de sus miembros no sean nombrados por la autoridad (obispo o párroco), sino designados de otra manera, lo que «efectivamente traduce la realidad de la comunidad o de la Iglesia local».
«La composición de estos órganos también requiere una atención similar, con el fin de fomentar una mayor participación de las mujeres, los jóvenes y de quienes viven en condiciones de pobreza o marginación», se puede leer.
Un nuevo ministerio de la escucha
Entre las propuestas del Documento, está la creación de un «ministerio de escucha y seguimiento» en las comunidades católicas. «Representa una ‘puerta abierta’ de la comunidad, a través de la cual las personas pueden entrar sin sentirse amenazadas o juzgadas», indica el texto, divulgado hoy .
La Secretaría General del Sínodo subraya que «una Iglesia sinodal es una Iglesia que escucha, capaz de acoger y acompañar, de ser considerada casa y familia».
El texto sostiene que «la escucha y el acompañamiento constituyen una dimensión normal de la vida de una Iglesia sinodal». Se invita a cada comunidad a «promover una amplia participación en los procesos de discernimiento, prestando especial atención a la implicación de quienes se encuentran al margen de la comunidad y la sociedad cristianas».
Como modelo de consulta y escucha, se propone la creación de asambleas eclesiásticas a todos los niveles, buscando no limitar la consulta al interior de la Iglesia Católica, sino beneficiarse del aporte de otras Iglesias y Comunidades Eclesiásticas, otras religiones presentes en el territorio y la sociedad, en el ‘caminar juntos’ de la comunidad cristiana».
Transparencia y rendición de cuentas
La segunda parte destaca la importancia de la formación -a todos los niveles-, el discernimiento -para el desarrollo de la «toma de decisiones participada»-, la rendición de cuentas y la evaluación.
El nuevo IL sostiene, respecto de lo último, que una Iglesia sinodal «necesita la cultura y la práctica de la transparencia y la rendición de cuentas», recordando la «pérdida de credibilidad resultante de los escándalos financieros y, especialmente, de los abusos sexuales».
«La falta de transparencia y de formas de rendición de cuentas alimenta el clericalismo, que se basa en el supuesto implícito de que los ministros ordenados no deben rendir cuentas a nadie en el ejercicio de la autoridad que les ha sido conferida», advierte el documento.
Primado del ministerio petrino
El documento de trabajo para la próxima Asamblea sinodal, que tendrá lugar en octubre en el Vaticano, pide una transformación de las «estructuras y procesos» en las comunidades católicas, superando el «modelo piramidal» en el ejercicio del poder.
El texto, difundido hoy en rueda de prensa por la Santa Sede, destaca la necesidad de «superar una visión estática de los lugares, que los ordena por niveles o grados sucesivos, según un modelo piramidal». El texto defiende una visión renovada del ministerio ordenado, «pasando de un modo piramidal de ejercicio de la autoridad a un modo sinodal».
La reflexión cuestiona también un ejercicio del ministerio episcopal que tiende a ser «monárquico», concebido como un «resumen de prerrogativas de las que derivan todos los demás carismas y ministerios».
«En la Iglesia, el ejercicio de la autoridad no consiste en la imposición de una voluntad arbitraria, sino que, como ministerio al servicio de la unidad del Pueblo de Dios, constituye una fuerza moderadora en la búsqueda común de las exigencias del Espíritu», se puede leer.
El nuevo IL rechaza, por otro lado, la oposición entre «consulta y deliberación», destacando que la toma de decisiones, en la Iglesia, se realiza «con la ayuda de todos, nunca sin la autoridad pastoral que decide por cargo inherente».
«La sinodalidad no implica, en modo alguno, la devaluación de la autoridad y de la misión específica que Cristo mismo confió a los pastores, a los obispos y a los presbíteros», señala el nuevo documento de trabajo.
La reflexión aborda la necesidad de una «descentralización del gobierno y de la planificación pastoral», con mayor autonomía para las Conferencias Episcopales, favoreciendo «la valorización de las expresiones litúrgicas, disciplinares, teológicas y espirituales, apropiadas a los diferentes contextos socioculturales».
Del 2 al 27 de octubre tendrá lugar la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, con el tema ‘Hacia una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión’; la primera sesión tuvo lugar en octubre de 2023.
El Sínodo de los Obispos puede definirse, en términos generales, como una asamblea de representantes de los episcopados católicos de todo el mundo, a los que se unen expertos y otros invitados, con la tarea de ayudar al Papa en el gobierno de la Iglesia.+