Fuente: ADN Celam
La experiencia del proceso sinodal, la metodología y las perspectivas de lo que será la segunda sesión de la XVI Asamblea del Sínodo, fueron materia de análisis durante la primera jornada del encuentro latinoamericano y caribeño de padres y madres sinodales que se desarrolla en el Celam del 12 al 14 de agosto.
Evento al que asisten 42 personas, una porción de la representación continental integrada por 19 obispos, 5 sacerdotes, 7 religiosas y 11 laicos.
Mons. Luis Marín de San Martín subsecretario del Sínodo, inició su intervención citando algunas claves de interpretación o principios que fundamentan las acciones del sínodo a la luz de Evangelii Gaudium. “El todo es superior a la parte, el tiempo es superior al espacio, la unidad prevalece sobre el conflicto y la realidad es más importante que la idea”.
Argumentos que según explicó el prelado “ayudan a orientar las acciones, enriquecer el camino de la Iglesia y mantener claro el tema del sínodo que es potenciar, desarrollar y concretar la sinodalidad de la Iglesia. Por una iglesia sinodal comunión, participación y misión; no es hablar de todo y no es decidirlo todo”.
Procesos en marcha
Se trata de entender la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia, cómo se desarrolla, que significa, a que consecuencias nos lleva y en que estructuras se concreta. Así recordó, algunas acciones emprendidas durante este tiempo de transición entre una y otra sesión del Sínodo.
Actividades entre las que figuran las cinco comisiones de teólogos y canonistas, que en su opinión ayudaron a profundizar en el tema del Instrumentum Laboris, es decir, la forma, el cómo se llega a ser una Iglesia sinodal en misión, desde la perspectiva de la Iglesia local, las agrupaciones de Iglesias y la Iglesia universal. Reflexiones a las que se agregaron otras dos perspectivas que corresponden al método sinodal y el lugar de la Iglesia sinodal en misión.
Otro ejercicio que el prelado recordó, fue el encuentro de párrocos efectuado entre el 28 de abril y el 2 de mayo. Una reunión de por lo menos 200 sacerdotes de todo el mundo que adelantaron una experiencia sinodal de escucha, respondiendo a la lógica de los procesos en las iglesias locales.
Itinerario al que se agregaron el encuentro del Papa con los misioneros de la sinodalidad y la organización de grupos de estudio a partir del informe de síntesis respondiendo a la necesidad de profundizar en temas específicos. Sin olvidar, la colaboración interdicasterial que ofreció información al Sínodo para ampliar las perspectivas de su trabajo.
El carácter del sínodo
Eventos que precedieron a la redacción del Instrumentum Laboris, insumos para seguir adelante este camino, frente a lo que resulta oportuno recordar que las dos sesiones no pueden separarse, pero difieren una de otra; sin perder el objetivo que guía su realización: la búsqueda constante de una iglesia sinodal que además de ser misionera, asuma las aportaciones del material de trabajo, los resultados de la escucha y los anhelos de muchos convencidos de una renovación, un cambio de perspectiva al interior de la Iglesia.
Ante la proximidad de la segunda sesión de la Asamblea del Sínodo y las esperanzas de los padres sinodales, Mons. Luis Marín de San Martín insistió en comprender el concepto de sínodo, su carácter consultivo y no deliberativo; una expresión de la colegialidad episcopal que se inserta en y desde el pueblo de Dios.
Así, el obispo español aseguró que una de las tareas del sínodo es trabajar por una iglesia sinodal en misión, desde la escucha y el discernimiento de esa voz del Espíritu que debe inspirar propuestas concretas, pensando en lo que será la fase postsinodal, que ha de entenderse y asumirse desde la práctica, como una fase de implementación o actuación en la que debe prevalecer la unidad, libre de cualquier temor a la pluralidad.
A su turno Giacomo Costa, secretario especial para el sínodo de la sinodalidad habló de las características propias de la metodología prevista para la segunda sesión, que en su opinión cuenta con un Instrumentum Laboris cuyo contenido interpelará a los sinodales que no han de escatimar en su preparación para hacer vida el objetivo del sínodo participando con intervenciones que sean fruto del discernimiento.
Para el sacerdote italiano es importante entender que si en la primera sesión surgieron convergencias, interrogantes y proposiciones, esta versión debe invitar a la propuesta. Se trata de pensar desde lo concreto o aquello que define como “orientaciones o pasos para crecer como iglesia misionera”. Aclarando que el conocimiento de la metodología ayudará a los participantes a situarse ante la asamblea con un foco distinto.
De esta forma Costa aseguró que esta es una de las diferencias entre las dos sesiones, porque en la primera “necesitábamos reconocernos, escucharnos, descubrir nuestras culturas y escuchar nuevas proposiciones y esto nos ayudó a hacer un proceso certero de consulta”.
Propuestas concretas
Ahora, la propuesta de la segunda sesión es “sugerir algo concreto al Papa sobre diferentes temas, orientaciones y pasos”, para avanzar en el objetivo principal de este tiempo. Para ello, se apelará a la formación de grupos de estudio sobre cuestiones específicas que apropien el discernimiento como una prioridad a la hora de definir caminos y acciones tanto en los grupos de trabajo como en la asamblea.
Igualmente aclaró que todos los grupos analizarán los mismos temas apelando a la conversación espiritual, asignando tiempos delimitados para la participación, siempre en busca de consensos sobre los temas que deben estar en el documento final o aquellos que revisten de una mayor trascendencia.
Procesos que según explica requieren de una escucha flexible con discusiones que permitan descubrir los frutos y claves para el discernimiento respecto a las propuestas del Instrumentum Laboris. Será entonces determinante hacer espacio a los demás para que desde la escucha se evite la repetición de temas durante las presentaciones grupales porque la idea es centrar el debate y se refleje en los informes que proponga cada uno de los grupos.
Reflexiones y propuestas frente a las que Mons. Luis Marín de San Martín y el P. Giacomo Costa coinciden en que “todo desarrollo ideológico, teológico incluso estructural, debe concretarse en la vida de la Iglesia. La sinodalidad como la teología o la Iglesia, tiene rostros y se concreta en las personas, por eso, se insiste en la concreción”.