Las adicciones no son un camino sin salida. Muchas personas ofrecen sus vidas dando esperanza particularmente a los jóvenes. Aquí algunas de esas historias.
Sandra Arce – San Luis
Sandra nos comparte que pertenece a la Comunidad Cuidadores de La Casa Común, que nació en 2015 como parte de la Pastoral Social, inspirada en la encíclica del Papa Francisco Laudato Sí, que nos invita a cuidar nuestra casa común, el medio ambiente. En San Luis, están trabajando desde hace 5 años, en 2019 comenzaron a colaborar con personas privadas de libertad, tanto liberadas como en contexto de encierro.
Las mujeres liberadas iniciaron un taller de reciclado en el que producen toallitas reutilizables. Junto a otros núcleos del país, se realizan ventas a nivel nacional, y en San Luis lograron introducir sus productos en el supermercado municipal. Próximamente, comenzarán a fabricar pañales reciclables y ropa.
Además, los jóvenes en contexto de encierro han recibido capacitaciones en bioconstrucción y huertas agroecológicas. En los talleres de reciclado, que incluyen cerámica, papel, termofusión y reciclado de bolsas de nylon, los participantes están adquiriendo habilidades valiosas. Actualmente, las mujeres que forman parte de esta iniciativa han formado una cooperativa llamada INTI NATURA, la cual integrarán una vez que se reintegren después de salir del complejo penitenciario.
Norma – Comunidad el Buen Samaritano – San Luis
Norma colabora con el Hogar Buen Samaritano, un refugio espiritual que acoge a personas en situación de calle. Actualmente, el hogar recibe a 18 personas y se sostiene gracias a donaciones, ya que no recibe ayuda del gobierno. La directora, Gloria Sosa, con su esfuerzo, ha logrado crear dos casas y un taller.
En este hogar, los residentes reciben terapia y se hace hincapié en los momentos de oración, con el principal objetivo de acercarlos a Jesús. También asisten a talleres de carpintería y herrería. Hay adultos mayores en situación de calle que reciben atención. Con ellos se realiza actividades como jardinería, cultivo en viveros y crianza de gallinas.
El propósito del Hogar Buen Samaritano es brindar contención a las personas durante su proceso de abstinencia, ayudándolas a sentirse acogidas y acompañadas. Aunque son libres, una vez que ingresan al hogar, no pueden salir hasta que estén listos. Muchos de los que llegan logran salir adelante gracias al apoyo del hogar, que cuenta con un grupo de colaboradores, aunque necesitan más manos para seguir adelante con su misión.
Comunidad Cenáculo: Casas de acogida para jóvenes con adicciones – Catamarca y Buenos Aires
Jorge: Yo tuve problemas de adicciones y tengo que agradecerle a Dios, a Madre Elvira, a la comunidad por haber regresado. Ojalá podamos ser luz para muchas familias ya que la droga es un problema grave. Hay salida.
En Pilar hay una casa con 50 chicos y en Villa Rosa con 40 chicas, también en Catamarca con 20 chicos. Son comunidades gratuitas que se basan en tres pilares: la oración, el trabajo y la amistad. Se le llama escuela de vida porque está destinado a jóvenes que han perdido el sentido de la vida y la comunidad le ayuda a volver a vivir con esperanza.
Fue fundada hace 40 años por Madre Elvira, una religiosa italiana. Persiguen ser luz para los demás.
El ingreso a la Comunidad se da a través de entrevistas y luego se integra al joven con situación de adicción.
Irma: Soy mamá de un joven con adicciones y les cuento que la familia también acompaña desde afuera haciendo el mismo camino con oración, con trabajo. Es un trabajo en conjunto para que cuando el recuperado salga vea personas cambiadas en su casa, donde lo contienen y acompañan para mantenerse firmes en sus propósitos.
¡Gracias por Samaritanear y confiar en la vida!