Congreso latinoamericano y caribeño
Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal
Fuente: Monseñor Dante Braida, Obispo de La Rioja, Argentina
Del 9 al 11 de agosto de 2024 se realizó en la sede del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) en Bogotá, Colombia el Congreso Teológico en Clave Sinodal para una Iglesia Sinodal.
Las jornadas se iniciaban con la celebración eucarística y estuvieron organizadas en momentos de conferencias individuales y paneles compartidos.
Del 9 al 11 de agosto de 2024 se realizó en la sede del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano) en Bogotá, Colombia el Congreso Teológico en Clave Sinodal para una Iglesia Sinodal. Las jornadas se iniciaban con la celebración eucarística y estuvieron organizadas en momentos de conferencias individuales y paneles compartidos. Las ponencias estuvieron a cargo en su mayoría de teólogos de distintos países latinoamericanos y algunos de Europa. Entre otros disertaron Carlos Galli, Agenor Brighenti, Maria Clara Bingemer, Nancy Raquel, Pedro Trigo, Darío Vitali, Pedro Brassesco, Rafael luciani, Serena Noceti, Raúl Biord Castillo. En cada sesión de trabajo se abordaban diversos aspectos de la dimensión sinodal desde el contexto de nuestro continente y en sintonía con el camino que viene recorriendo la Iglesia en torno al Sínodo sobre la sinodalidad. Todas las sesiones finalizaban con aportes o preguntas que realizaban los asistentes. En las reflexiones se destacaba que el proceso sinodal que estamos viviendo en la Iglesia es fruto de una nueva recepción del Concilio Vaticano II que se realiza a partir de la llegada del Papa Francisco. Particularmente se retoma la dimensión de Pueblo de Dios en el que todos los bautizados tienen un lugar y realizan su propia vocación. Pueblo de Dios subraya el principio de Igualdad y de participación de todos. En este marco se resaltó el camino recorrido en América Latina y el Caribe a través de las cinco Conferencias Episcopales y la conformación del CELAM en 1955. Al mismo tiempo se puso de manifiesto los valiosos aportes de la teología de la Liberación surgida en nuestro continente. En ese contexto fueron tratándose temas concretos como ser el de la Igual dignidad bautismal, la dignidad mayor es ser hijos de Dios. Esto incluye a todos los bautizados y requiere la participación de todos. También el considerar que la Sinodalidad no es sumatoria de todas individualidades sino una expresión del ‘nosotros’ eclesial. Se reflexionó sobre el lugar de la autoridad en la iglesia sinodal y la ministerialidad en la Iglesia, considerando que la participación en la Iglesia no es solo ministerial. También se insiste en la importancia de partir siempre de la escucha atenta para realizar procesos de discernimientos comunitarios. En particular la escucha del grito de los pobres y la escucha del clamor de la tierra. La opción preferencial por los pobres como propia del camino eclesial en nuestro continente, propuesto para todos por el papa Francisco en su primer exhortación Evangelii Gaudium, subrayado en la institución de la Jornada de los pobres y la motivación permanente de ir a las periferias. También se abordó la dimensión ecológica de la sinodalidad que lleve a una decidida opción por el cuidado de la Casa común considerando el carácter sagrado de la creación, promoviendo un estilo de vida más sencillo y austero, con menos consumo.. La metodología de la conversación en el Espíritu permite superar barreras en el diálogo, se anima a su implementación más constante. También se abordó la temática esencial de una espiritualidad sinodal que permita la primacía a la escucha del Espíritu. En este sentido se abordó la administración de los sacramentos en la Iglesia Sinodal, la espiritualidad y compromiso que surgen de ellos. Tuvo particular importancia la relación de la sinodalidad con la misión. La sinodalidad es para llevar adelante la misión propia de la Iglesia, que es anunciar a Jesucristo. Por tanto es fundamental considerar cambios de estructuras que faciliten la vida sinodal misionera. Estos, entre muchos otros aspectos, fueron ayudando a profundizar el camino sinodal de la Iglesia en estos tiempos. Otros temas fueron abordados en once mesas de trabajo que contaban con tres expositores cada una. En todo lo vivido se iba reflexionando también sobre el ministerio de los teólogos en la Iglesia en un compromiso de hacer teología en forma sinodal y el trabajo comunitario y en red de los mismos. Partiendo siempre de la escucha del pueblo y sus realidades concretas de vida. Las jornadas concluyeron con palabras de síntesis y agradecimiento del Coordinador del Equipo organizador, el Pbro. Carlos Galli, que incluyeron una proyección de este Congreso. También hizo uso de la palabra el subsecretario de la Secretaría del Sínodo mons. Luis Marín San Martín. Los participantes vivimos este Congreso en un ambiente de mucha participación y compartir fraterno, con una serena alegría y, sobre todo, mucha esperanza. Una Iglesia más sinodal, que escucha a todos, que permite una amplia participación de sus hijos, valorado sus dones y carismas, puede asumir y responder a los múltiples desafíos de este tiempo, mientras peregrinamos a la patria eterna.as estuvieron a cargo en su mayoría de teólogos de distintos países latinoamericanos y algunos de Europa. Entre otros disertaron Carlos Galli, Agenor Brighenti, Maria Clara Bingemer, Nancy Raquel, Rodrigo Polanco, Pedro Trigo, Carlos Schickendantz, Darío Vitali, Pedro Brassesco, Rafael Luciani, Serena Noceti, Raúl Biord Castillo.
En cada sesión de trabajo se abordaban diversos aspectos de la dimensión sinodal desde el contexto de nuestro continente y en sintonía con el camino que viene recorriendo la Iglesia en torno al Sínodo sobre la sinodalidad. Todas las sesiones finalizaban con aportes o preguntas que realizaban los asistentes.
En las reflexiones se destacaba que el proceso sinodal que estamos viviendo en la Iglesia es fruto de una nueva recepción del Concilio Vaticano II que se realiza a partir de la llegada del Papa Francisco. Particularmente se retoma la dimensión de Pueblo de Dios en el que todos los bautizados tienen un lugar y realizan su propia vocación. Pueblo de Dios subraya el principio de Igualdad y de participación de todos.
En este marco se resaltó el camino recorrido en América Latina y el Caribe a través de las cinco Conferencias Episcopales y la conformación del CELAM en 1955. Al mismo tiempo se puso de manifiesto los valiosos aportes de la teología de la Liberación surgida en nuestro continente.
En ese contexto fueron tratándose temas concretos como ser el de la Igual dignidad bautismal, la dignidad mayor es ser hijos de Dios. Esto incluye a todos los bautizados y requiere la participación de todos. También el considerar que la Sinodalidad no es sumatoria de todas individualidades sino una expresión del ‘nosotros’ eclesial. Se reflexionó sobre el lugar de la autoridad en la iglesia sinodal y la ministerialidad en la Iglesia, considerando que la participación en la Iglesia no es solo ministerial. También se insiste en la importancia de partir siempre de la escucha atenta para realizar procesos de discernimientos comunitarios. En particular la escucha del grito de los pobres y la escucha del clamor de la tierra. La opción preferencial por los pobres como propia del camino eclesial en nuestro continente, propuesto para todos por el papa Francisco en su primer exhortación Evangelii Gaudium, subrayado en la institución de la Jornada de los pobres y la motivación permanente de ir a las periferias. También se abordó la dimensión ecológica de la sinodalidad que lleve a una decidida opción por el cuidado de la Casa común considerando el carácter sagrado de la creación, promoviendo un estilo de vida más sencillo y austero, con menos consumo.
La metodología de la conversación en el Espíritu permite superar barreras en el diálogo, se anima a su implementación más constante. También se abordó la temática esencial de una espiritualidad sinodal que permita la primacía a la escucha del Espíritu. En este sentido se abordó la administración de los sacramentos en la Iglesia Sinodal, la espiritualidad y compromiso que surgen de ellos.
Tuvo particular importancia la relación de la sinodalidad con la misión. La sinodalidad es para llevar adelante la misión propia de la Iglesia, que es anunciar a Jesucristo. Por tanto es fundamental considerar cambios de estructuras que faciliten la vida sinodal misionera.
Estos, entre muchos otros aspectos, fueron ayudando a profundizar el camino sinodal de la Iglesia en estos tiempos. Otros temas fueron abordados en once mesas de trabajo que contaban con tres expositores cada una.
En todo lo vivido se iba reflexionando también sobre el ministerio de los teólogos en la Iglesia en un compromiso de hacer teología en forma sinodal y el trabajo comunitario y en red de los mismos. Partiendo siempre de la escucha del pueblo y sus realidades concretas de vida.
Las jornadas concluyeron con palabras de síntesis y agradecimiento del Coordinador del Equipo organizador, el Pbro. Carlos Galli, que incluyeron una proyección de este Congreso. También hizo uso de la palabra el subsecretario de la Secretaría del Sínodo mons. Luis Marín San Martín.
Los participantes vivimos este Congreso en un ambiente de mucha participación y compartir fraterno, con una serena alegría y, sobre todo, mucha esperanza. Una Iglesia más sinodal, que escucha a todos, que permite una amplia participación de sus hijos, valorado sus dones y carismas, puede asumir y responder a los múltiples desafíos de este tiempo, mientras peregrinamos a la patria eterna.