Aquí no hubo ningún aviso previo. Hubo un llamado de un hermano mío en el Episcopado, de aquí de la Argentina, que me dice: ‘Vicente, estoy escuchando el Ángelus‘, precisó y detalló que el pontífice, luego de explicar la misión de los cardenales, comunicó el elenco de los nuevos cardenales y apareció mi nombre.
Considera que tanto el título de sede primada como su cardenalato es un reconocimiento a la Iglesia en Santiago del Estero en mi persona, en este caso; pero fundamentalmente, a la Iglesia. Siempre he dicho que el primado no es de Vicente; el primado es de la Iglesia en Santiago del Estero. Por la Providencia, estoy yo en este momento aquí, porque me ha enviado el Papa Francisco, pero podría haber sido otro.
Con mucha generosidad dice estoy disponible, porque siento que esto es lo que hoy tenemos que hacer como Iglesia. Volvamos al comienzo: cuando a él lo eligen papa, un obispo, muy amigo de él y cardenal de Brasil, le dijo al terminar el escrutinio de los votos: ‘No te olvides de los pobres'».
Esta misión me cambia la vida en el sentido que me agrega una ‘changuita más’, un trabajo extra. Me amplía un poco el horizonte.
Mi corazón, mi mente, mi espíritu y todas mis fuerzas están aquí, en la diócesis de Santiago del Estero, pero sé que esto me implica pensar más allá de aquí, sino en la Iglesia, que está en todos los pueblos de la tierra.
¡Rezamos por vos Padre Vicente!