Fuente: Vatican News y Prensa del Sínodo
Un intercambio mutuo de dones
El cardenal Kurt Koch, Prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, resume: «El camino sinodal es ecuménico. Y el camino ecuménico sólo puede ser sinodal». Definiendo la dimensión ecuménica como «uno de los aspectos más relevantes de este sínodo», el cardenal aclaró lo fundamental que es, tanto en el componente sinodal como en el ecuménico, «el intercambio de dones, en el que aprendemos unos de otros, en la convicción de que ninguna Iglesia es tan rica que no necesite la contribución de otras Iglesias y ninguna tan pobre que no pueda ofrecer nada».
La santidad es el camino más seguro hacia la unidad
El prefecto aprovechó la ocasión para destacar cómo la presencia de los delegados fraternos es más significativa en esta sesión que en la anterior y aseguró su participación en la vigilia ecuménica promovida para mañana, viernes 11 de octubre, en colaboración con Taizé.
Para inspirar la oración que animará el encuentro – informa – dos textos conciliares de los que se cumple el 60 aniversario: la constitución dogmática Lumen gentium (TEXTO INTEGRAL) y el decreto sobre el ecumenismo Unitatis redentegratio (TEXTO INTEGRAL). El lugar elegido para la cita que atrae a los representantes de las distintas confesiones cristianas (Plaza de los Protomártires Romanos) no es casual: «Aquí la tradición sitúa el martirio de Pedro. Para recordarnos -concluye el cardenal Koch- que la santidad es el camino más seguro hacia la unidad».
En el diálogo no hay «componendas», sino fundamentos para la unidad de los cristianos
A continuación tomó la palabra en francés el primero de los tres delegados fraternales de la conferencia: Su Eminencia Job, Metropolitano de Pisidia y Copresidente de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. En cuestiones como el primado, la sinodalidad, los ministerios y la conciliaridad, el diálogo entre ortodoxos y católicos -dijo- «es un diálogo bilateral que se mantiene desde hace 20 años con provecho, no sólo para acercarnos y reconciliarnos, sino porque puede dar frutos en la vida interna de cada Iglesia».
En este sentido, el Metropolitano señaló el reciente documento del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, «El Obispo de Roma»: lo que le llamó la atención de la publicación, revela, «es la convergencia de todos estos diálogos. Significa que no sólo se busca un ‘compromiso’ entre las Iglesias, sino que se sientan las bases para una vida común de unidad de los cristianos».
Un espacio protegido donde abrimos nuestros corazones a los demás
Sobre el valor de la experiencia relacional, que es la principal diferencia con los sínodos de la Iglesia inglesa, se detiene Su Excelencia Martin Warner, obispo de Chichester y copresidente del «Comité anglicano-católico romano inglés-galés».
Desde que el entonces Primado anglicano, Michael Ramsey, recibió el anillo episcopal de manos de Pablo VI, señala, «podemos mirarnos unos a otros, reconocer las diferencias, pero también la importancia del intercambio de dones para crecer en nuestras respectivas experiencias».
A diferencia de las sesiones del sínodo anglicano, las del sínodo católico se caracterizan por la oración y el silencio, y sobre todo «no son legislativas»: esto, según el obispo Warner, garantiza «un espacio protegido, donde podemos abrir nuestros corazones los unos a los otros, en la conversación del Espíritu, para mirar con creatividad y valentía los desafíos de este siglo».
Todas las voces cuentan
Por último, la reverenda Anne-Cathy Graber, pastora de la Conferencia Menonita Mundial y secretaria de relaciones ecuménicas, por primera vez en el Sínodo, se declaró «sorprendida por la invitación», ya que pertenece a una Iglesia «poco conocida», nacida de la Reforma del siglo XVI y caracterizada por el bautismo de los creyentes y la no violencia activa.
«La Iglesia católica, reflexiona, no necesita nuestra voz, que es muy minoritaria, pero esto dice mucho de la sinodalidad, demuestra que cada voz cuenta, cada voz es importante». Para la pastora Graber, «la unidad de los cristianos no es sólo una promesa del mañana, está aquí y ahora, ya podemos verla. No sólo somos vecinos, sino que pertenecemos al mismo cuerpo de Cristo, somos miembros los unos de los otros, como dijo San Pablo».
Aunque privados del derecho de voto como delegados fraternos, «nuestra voz y nuestra presencia fueron recibidas como las de todos los demás. La igual dignidad del bautismo es visible. No hay una Iglesia poderosa que domine desde arriba. Somos, todos nosotros, un pueblo que camina y busca unido».
Esta es una certeza que también subraya el Metropolita de Pisidia: «La Iglesia de Cristo permanece en el terreno, a pesar de las posiciones políticas expresadas por Kirill, porque el diálogo teológico continúa para sentar bases sólidas», declara.
«El actual es un movimiento, no hay pausa en nuestro camino», añade Koch: «El movimiento ecuménico se realiza, precisamente, caminando juntos, rezando juntos, colaborando juntos». «Jesús mismo, concluye sobre este punto, no ordena la unidad de los cristianos, sino que reza por ella: ¿qué podemos hacer, pues, mejor, sino rezar para que se realice como don del Espíritu Santo?”. Quizá «lo que se espera, interviene la Rev. Graber, son pequeños gestos simbólicos de reconciliación, que todavía faltan».
Sobre la relación entre el primado petrino y la sinodalidad, el cardenal Koch aclaró que «podemos afirmar que sinodalidad y primado no se oponen, al contrario: uno no existe sin el otro y viceversa», añadiendo que «el primado no es una oposición, sino una oportunidad sobre la que discutir y encontrar un punto de encuentro».
La recepción de los sacramentos, un tema a profundizar
En cuanto al asunto de la recepción de los sacramentos, se recordó que el Papa ha creado un grupo de trabajo especial, y que «todavía no existe el mismo nivel de visión de la Iglesia y de los sacramentos en el diálogo entre las Iglesias de Occidente». Se espera, dijo Job, «poder llegar a una fecha única para la Pascua entre cristianos y ortodoxos, pero de momento es sólo un deseo».
Respecto a los llamados ministerios femeninos, en cambio, el prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos destacó «la delicadeza del tema, sobre el que el Papa ha constituido 10 grupos de trabajo, pero en el que también trabaja desde hace tiempo el Dicasterio para la Doctrina de la Fe: dos comisiones de estudio no han llegado a una conclusión inequívoca, señal de que es necesario profundizar. Por tanto, aquí es importante combinar la pasión de las preguntas con la paciencia del estudio», concluyó el cardenal.