En una carta abierta a la dirigencia política, la Pastoral comparte una reflexión acerca de la realidad que están atravesando los argentinos y propone acuerdos y prioridades.
Fuente: AICA
En una carta abierta a la dirigencia política, titulada “Salvemos la Patria: Acuerdos y prioridades”, la Pastoral Social de la arquidiócesis de Córdoba comparte una reflexión acerca de la realidad que están atravesando los argentinos en el contexto del año electoral, también relacionada con los 40 años de democracia sin interrupciones que se celebrarán en diciembre.
“La desilusión y la desesperanza nos desaniman cuando vemos que pasan los años y advertimos con tristeza que cada vez estamos peor”, se expresa en la carta, indicando que pareciera no haber sincera voluntad para lograrlo. “Prueba de ello es que abundan recetas, discursos y soluciones, pero la situación en la Argentina sigue empeorando”, se les reprocha a quienes ostentan responsabilidades políticas.
A pesar de ello, se destaca la presencia “en tantos rincones de nuestra tierra y en tantas estructuras sociopolíticas”, de dirigentes que trabajan con responsabilidad y seriedad, “que sienten la política como un servicio y no como una carrera personal o como un espacio de poder para beneficio y enriquecimiento propio”.
Remarcan que esos son los políticos que la Patria necesita y no aquellos que adoptan “actitudes como la eternización en un cargo o las candidaturas testimoniales, que desgastan la credibilidad ciudadana”.
Citando al papa Francisco, se recuerda que la política es una de las formas más altas de la caridad: “Gran parte de la sociedad los elige, reconoce y estima porque valora el compromiso, la transparencia y el trabajo desinteresado por los demás”.
Junto con eso, también se menciona que un alto porcentaje de ciudadanos descree de las instituciones, de la política y de los políticos: “Como revelan varios sondeos de opinión pública, son cada vez más las personas que creen que una gran cantidad de dirigentes sociales y políticos no está pensando en el bien común de los ciudadanos, y que sus agendas y objetivos no están en consonancia con la realidad de la gente”.
“Saber” de la realidad, tener información y estadísticas no es lo mismo que “estar” en la realidad, se reprocha en la misiva. “Ojalá este año no sea solo de campañas electorales”, se pide desde la pastoral social cordobesa, reprochando que en los años electorales se intensifica la agenda política y las campañas proselitistas “lo absorben todo”, sin tener en cuenta que “la realidad no espera, las dificultades continúan y muchos hermanos siguen padeciendo”.
Acuerdos básicos
Como ciudadanos argentinos, los miembros de la Pastoral destacan la necesidad de referentes capaces de diálogo, con madurez humana y política. “Sabemos y nos consta que muchos reúnen estas condiciones”, reconocen, indicando que la sociedad valora esta clase de dirigentes.
“Con otros ciudadanos, nos preguntamos si es posible establecer algunos acuerdos básicos. Dejar de pensar en los intereses personales y partidarios, para poner en el centro a la Argentina”, reclaman, destacando que sin acuerdos y sin consensos básicos no hay salida para la Patria.
En ese sentido, se recrimina en la epístola que “la estrategia de polarizar podrá dar algo de rédito político o conseguirá algún voto enojado, pero no construye el bien común. Apostar por la grieta se vuelve en contra, y es triste ver que parte de la dirigencia, aun declamando lo contrario, fomenta la división”.
Hay aspectos que deben ser abordados con prioridad y urgencia, se señala, estableciendo acuerdos y consensos para el largo plazo, más allá de la coyuntura. Entre ellos, se destaca que urge bajar la pobreza: “Es un escándalo tanta pobreza en nuestro país. Hace décadas que se incrementa”, reprochan los autores, implorando por tantos argentinos que no comen todos los días.
Una salida, proponen, es la generación de trabajo genuino para que todos puedan vivir dignamente y progresar, pero para ello, “los salarios que perciben los trabajadores deben cubrir los costos que implica la manutención de sus familias”.
También denuncian que muchos terminan la escuela sin comprender lo que leen: “¡Esto es gravísimo!”, lamentan, al tiempo que demandan presupuestos acordes a las complejidades sociales de la tarea educativa de hoy.
Se menciona, además, el flagelo de las drogas: “Estamos hipotecando nuestro futuro”. Asimismo, se alerta acerca de que “es lamentable y miserable lo que gana un jubilado que trabajó toda su vida. Para muchos de ellos, la etapa de júbilo, de alegría, se transforma en un calvario”.
“No puede ser que estos hermanos nuestros tengan que padecer tanto. Muchas veces son excluidos. Es una crueldad y es inmoral hacer recortes presupuestarios en salud, en educación, en el sistema jubilatorio y en las políticas que atienden las necesidades de la discapacidad”, reprochan los firmantes.
Para ello, exigen achicar el gasto público, sobre todo el que paga “militancia” y no gestión, pero jamás “cortar el hilo por lo más delgado”. “Es una vergüenza y un escándalo ante Dios que se destinen recursos públicos a la eliminación de vida humana naciente”, recriminan.
Producto de muchos factores, también observan que la violencia se incrementa. “Parece que para muchos la vida no vale nada”, lamentan, destacando que estos aspectos deben ser abordados con prioridad por todos, a través de consensos básicos que se concreten a mediano y largo plazo.
“¡Nuestro pueblo necesita tener esperanza!”, imploran, tarea en la que los políticos tienen una responsabilidad ineludible. “Es imperioso tener gestos concretos, y que todos los que tenemos responsabilidades y roles importantes en la sociedad descubramos que el poder es para el servicio a los demás y que la política es un instrumento para la transformación de la realidad, para beneficio de todos los ciudadanos, especialmente los más postergados”, se agrega.
“No se sale de esta situación lamentable sin un acuerdo nacional”, se reitera, llamando a dejar de lado sentimientos revanchistas y discursos de odio, ambiguos, “tribuneros” y “coucheados”.
Para finalizar, los autores piden a Dios que conceda a las actuales autoridades y a las que serán elegidas este año, sabiduría para gobernar, cercanía con el pueblo y sensibilidad social para gestionar la trasformación de la realidad.
En ese sentido, destacan la figura del Santo Cura Brochero, pastor que asumió un liderazgo capaz de trabajar con otros en orden al bien común. “Que María de Luján, Patrona de la Argentina, nos cuide y nos guíe para que este año -y siempre- podamos construir, entre todos, una Patria de hermanos”, concluyen.+