Mi vocación es la Teología, me dedico a que otros laicos también la estudien
La Asamblea del Sínodo, por la importancia que tiene, está conformada, además de los padres y madres sinodales, por otras personas que acompañan, facilitan las conclusiones, enriquecen las expresiones. Rafael Luciani es uno de ellos quien participa representando a Venezuela junto a 2 obispos, una religiosa y un laico.
Agradecemos a Rafael su amabilidad para conversar con Comunicación de la Diócesis de La Rioja en plena etapa de elaboración del Documento del Sínodo.
Sus declaraciones nos ayudan a mirar un poquito más profundamente lo que ocurre en esta Asamblea Sinodal que es casi tan importante como el Concilio Vaticano II. Recientemente presentó el libro Sinodalmente que escribió junto a Serena Noceti.
Laico y teólogo
A lo largo de mi vida fui descubriendo que la teología iba a ser mi vocación, no solo una profesión comencé mis estudios en educación, luego filosofía y finalmente teología que la estudié en la Universidad Andrés Bello de Caracas, en la Pontificia Gregoriana en Roma y finalmente en Alemania haciendo un Doctorado. Regresé a Venezuela en 2002 y me he dedicado a que otros laicos también puedan estudiar teología.
Para mí la teología tienen una doble reflexión: Un dimensión que tiene que ser académica pero que nace con un contacto con la realidad, en la realidad y como un servicio a la pastoral del Iglesia. Tiene que combinar estas dos dimensiones: La Reflexión y la Praxis pastoral.
Presto distintos servicios eclesiales como teólogo: en el Celam en los cursos que ofrece el Cebitepal, también soy miembro del equipo asesor de la presidencia de la CLAR y con la secretaría del Sínodo de la Sinodalidad y perito, es decir experto Teólogo, somos miembros de una comisión que colabora con la redacción del documento conclusivo de la asamblea.
La Iglesia de Venezuela
La iglesia venezolana a finales de los años 90 realizó un Concilio plenario y eso facilitó a que todos y todas en la Iglesia y en todos los niveles sean repensados a la luz del documento Vaticano II, por eso las conclusiones del Concilio plenario son 16 documentos como los del Concilio y cada uno hace una relectura para la realidad venezolana actual de cómo debe ser la Iglesia en la actualidad. Eso marcó el proceso que luego siguió a partir del 2000 y contribuyó a que se formase una Iglesia cada vez más horizontal nivel pastoral. Hoy la iglesia venezolana tiene una presencia mayoritaria muy grande a través de agentes pastorales y vida religiosa en medios populares con instituciones como educación y Cáritas que contribuyen al desarrollo integral de las personas, especialmente los más pobres. Podemos decir que la iglesia venezolana es más socio pastoral que una iglesia burocrática, piramidal,
Algunas diócesis emprendieron procesos de reforma implementando los consejos diocesanos de pastoral, consultas, discernimiento, planes pastorales que ha ayudado a reformular los consejos pastorales con representatividad de todos los bautizados (laicos, religiosos, sacerdotes, diáconos). Los consejos pastorales de las parroquias son redes y las decisiones se toman en conjunto de modo que el presbiterio no puede tomar una decisión solo sino participar como un miembro más de la comunidad.
El Rol de la Iglesia en el conflicto político y social venezolano
En este contexto de estos últimos 20 o 25 años con toda la conflictividad política ha ido cada vez haciendo una opción por los pobres y también por los derechos humanos de todo sujeto, especialmente los pobres que son los más afectados por la situación que estamos teniendo.
Recientemente la Conferencia Episcopal Venezolana emitió un documento fruto de su asamblea donde se hace la denuncia de lo que estamos viviendo a nivel de derechos humanos con casi 100 menores encarcelados y con una situación judicial que no está clara, las familias no han visto los niños y la iglesia como tal ha ido asumiendo este camino de compromiso con los derechos humanos de la sociedad.
Principales temas del Sinodo
Hay dos temas que podeos destacar entre los muchos tratados:
Uno es la gobernanza, cómo los laicos, las laicas, religiosas, religiosos no ordenados tienen que participar en instancias de gobernanza en la Iglesia, por ej., cancilleres que no sean presbíteros, integrar otros sujetos eclesiales y los modos de trabajar, de interactuar han ido cambiando y constituyen una iglesia más sinodal y con una perspectiva más conectada con la realidad y con diferentes experiencias.
El otro es la Ministerialidad, el papa ha ido creando ministerios nuevos y nosotros no hemos dado el paso de institucionalizar esos ministerios. Por ej. el de catequista. Una cosa es decir que una persona presta el servicio de catequista a un ministerio instituido. Al ser ministerio implica que el obispo a través de un rito litúrgico instituye a esa persona y hace un envío como un mandato que por un tiempo esa persona recibe para servir en un determinado lugar, eso me cambia la forma de comprender lo que es catequesis que no es un simple servicio sino un ministerio instituido que a la vez me ayuda a comprender la relación de otros ministerio incluso el ordenado. El sínodo tiene el desafío de desarrollar una Iglesia ministerial que no esté entorno al ministerio ordenado sino con una diversidad de ministerios y carismas que tiene queexistir para que la Iglesia sea plural, de diversidad, que integre muchas vocaciones que se realizan a través de ministerios, carismas y servicios.
¿Cómo sigue el sínodo?
A nivel global viene el reto de la tercera fase. Muchos creen que el sínodo termina en octubre y no es así. El sínodo es un proceso de tres fases: primero la de consultación que es la que vivimos todos a nivel diocesano y continental, la celebrativa que son las dos sesiones de la asamblea en octubre de 2023 y 2024. Una vez terminada se inicia la tercera que es la recepción e implementación del documento.
Es un gran desafío para todas las iglesias locales, cómo la autoridad local tiene que emprender un proceso de discernimiento e implementación de la sinodalidad de acuerdo a lo que el documento identifique como criterios que ayuden a construir una iglesia sinodal. Esa fase que se describe como regreso a las iglesias locales tenemos que comprometernos a que se haga concreto y realidad lo vivido en las dos primeras fases. Estudiar y discernir para que se renueven y creen estructuras, se desarrollen ministerios se reformen las parroquias y casas de formación que dependerán de esta tercera fase que en definitiva es la más importante.
Experiencia del Sínodo
En el sínodo tenemos una experiencia que podemos llamarla intercontinental. Todo comenzó con las consultas locales, luego se pasó a las asambleas continentales por región, donde interactuaron las diócesis y ahora en esta asamblea se da una asamblea con iglesias de distintos continentes y eso ha logrado que se reconozca el aporte que cada Iglesia puede hacer así como la realidad propia, social, política, eclesial de cada una de estas iglesias. Esto ha llevado a que aprendamos unas iglesias de otras y entendamos que la sinodalidad lleva ritmos, tiempos, procesos que no es igual en todas partes.
Lo que aporta y lo que recibe la Iglesia Venezolana del Sínodo
Desde Venezuela hemos colaborado con experiencias de la diócesis a través de los consejos pastorales como un órgano de cogobernanza pastoral y los laicos que pueden llevar el gobierno de determinadas comunidades junto con el presbítero.
También contribuye con la creación de la Asamblea nacional de pastoral que es reunida periódicamente para hacer una consulta y discernimiento sobre un tema particular, una de ellas trabajó el tema de la parroquia como comunidad de comunidades, por su alcance y funcionamiento es un organismo sinodal.
El sínodo nos está aportando una experiencia que luego llevamos a nuestro país y comprobamos que la iglesia tiene muchas expresiones y formas que van más allá de la experiencia de la iglesia venezolana y cómo desde allí se nos plantean desafíos para aprender, crecer y cambiar cosas que necesitan renovarse.
Otro elemento importante que nos está ayudando a comprender que todo en la Iglesia no debe ser elaborado solamente entre obispos y presbíteros o solo entre laicos, sino con la interacción de todos; eso se puede llevar a cualquier institución, una conferencia episcopal, una parroquia.
El sínodo nos ha enseñado que el camino es trabajar en conjunto todos por igual porque todos somos bautizados con los mismos derechos, entonces allí tenemos un gran aprendizaje para la Iglesia venezolana y cualquier otra Iglesia.
¡Gracias Rafael por tu vocación y por contarnos tu experiencia!