Al inicio de la Cuaresma te invitamos a meditar con esta imperdible reflexión para el miércoles de ceniza a cargo de Iván Bussone, laico riojano, profesor en Psicología y Ciencias de la Educación y Licenciado en Educación religiosa.
La Pascua es la festividad más significativa para todos los cristianos. Como en cualquier celebración, es crucial prepararse, razón por la cual la Iglesia Católica instituyó un tiempo litúrgico especial denominado Cuaresma.
¿Por qué la Cuaresma comienza un miércoles y por qué se lo denomina «de ceniza»? A lo largo de la historia de la Iglesia, la Cuaresma ha experimentado diversos cambios. Inicialmente, comenzaba 40 días antes del Domingo de Pascua, que coincidía con un domingo, al que se le llamó «domingo de cuadragésima». En tiempos antiguos, la Iglesia solía reconciliar a los «penitentes públicos» el Jueves Santo. Con el fin de que en este día concluyeran las rigurosas penitencias que estos hacían, se realizó un cambio: iniciar la Cuaresma un miércoles para que así pudiera concluir el día anterior al Jueves Santo.
Por otra parte, uno de los ritos de reconciliación de los “penitentes públicos” era la imposición de ceniza. Aunque esa práctica fue suprimida, la Iglesia conservó el rito penitencial. El Papa Urbano II, a finales del siglo XI, lo extendió a toda la cristiandad, incorporándolo a la celebración del miércoles que inicia la Cuaresma, lo que llevó a denominarlo «Miércoles de Ceniza».
Es relevante destacar que el simbolismo de la ceniza se encuentra en las páginas de la Biblia como un signo penitencial. También representa lo efímero, lo transitorio, lo que pasa rápidamente (Job 13:12). De hecho, la ceniza remite a lo que ya no existe, es el residuo de lo que fue destruido por el fuego. Y así es tu vida en esta tierra: efímera, transitoria, con fecha de caducidad, aunque desconozcas cuál es esa fecha. Por ello, no puedes desperdiciar el tiempo ni permitirte dejar de vivir plenamente. A veces, es necesario un cambio profundo, una conversión, para empezar a vivir de manera dichosa. Un cambio que puede ser difícil pero necesario para experimentar la plenitud de la vida cada segundo de tu existencia y continuarla por toda la eternidad.
Cuando en la celebración de este miércoles el ministro te aplique ceniza en forma de cruz en la frente o la esparza sobre tu cabello y te diga una de las fórmulas: «Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás» (Génesis 3:19), recuerda que es hora de tomar la decisión de iniciar ese cambio necesario para vivir la vida en plenitud a la que estás llamado. No desaproveches esta oportunidad única de vivir plenamente cada momento. El tiempo de tu propia vida no se recupera ni se repite. Entonces, no es para desaprovecharlo. Comienza a vivir hoy, desde hoy, como si fuera el último instante de tu vida.