¿Por qué no cura? – Padre Lucas Nazar

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¿Por qué no cura? esta pregunta se hizo un joven estudiante de Ingeniería Agronómica de 20 años. Hoy, con 30, es el Padre Lucas Nazar.

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Nacido en Chilecito, se crió en Nonogasta, un pintoresco pueblito de los tantos que están en el Oeste de La Rioja con el cerro de Famatina como fondo. Hijo de Raúl y Dominga y el tercero de 4 hermanos, Lucas bebió la fe de sus abuelos, de sus padres y especialmente comprendió el valor de cada sí y experimentó la presencia providente de Dios en la capilla San Roque de su parroquia Nuestra Señora de la Candelaria.

Su ordenación fue una verdadera fiesta del pueblo de Nonogasta en donde todos estuvieron, acompañaron, celebraron y prepararon.

No solo lo que se ve en la celebración de la Misa sino también el coro, el desayuno con que esperaron a todos en la fría mañana riojana con exquisitas galletitas preparadas por las «doñitas» de la Parroquia y la mamá de Lucas quien es parte de Cáritas. También hubo locro y torta para todos al finalizar, un delicada ambientación del salón Pista Vega presidida por una pintura del Buen Pastor y la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria y comodidad para estar sentados.

Estuvieron presentes las comunidades en donde Lucas hizo su camino de formación en Córdoba:formadores y compañeros de Lucas del Seminario Arquidiocesano, de las parroquias San José y Nuestra Señora de Fátima, los jóvenes de la Catedral; así mismo fieles de diferentes lugares de La Rioja: Capital, Chilecito, Villa Unión, Chamical, Vinchina, Villa Castelli, Guandacol y otros, religiosas y sacerdotes de la Diócesis. Todos dieron un marco de Pueblo de Dios en camino sinodal.

Monseñor Braida en su Homilía destacó la llamada de Jesús que nos plenifica en el amor y requiere una escucha atenta y una entrega generosa y el aprender a disfrutar del ser pueblo de Dios desarrollando el gusto espiritual de ser Pueblo. Invitó a caminar con Jesús y a no dejar de hacerse la pregunta que una vez se hizo Lucas para darle sentido a la vida y encontrar la propia vocación. Finalmente agradeció a la familia, formadores, comunidades por las que Lucas fue configurándose con Jesús Buen pastor y anunció que seguirá sirviendo en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Villa Unión y en el Área Pastoral de Comunicación de la Diócesis.

 

Finalmente hablaron el párroco, Padre Jorge Torres, Valeria, una de las «doñitas» de la Parroquia de Nonogasta, el padre Gustavo de la Puente quien lo guió en sus primeros discernimientos vocacionales, uno de sus formadores y uno de sus compañeros de seminario. Todos destacaron la personalidad sencilla y generosa de Lucas, su fe y su constante compromiso en la respuesta a Jesús.

Lucas bastante emocionado y feliz por ser sacerdote expresó: 

Antes que nada, gracias, creo que me queda grande todo, hasta la casulla.. creo que en la pequeñez Dios hace mucho… creo que voy a tener que dejar crecer la panza así para rellenar por lo menos mis ornamentos.

Gracias de corazón por acompañar y sostener. Significa mucho este paso y gracias a cada uno por estar hoy. Hoy al contemplar esta gracia hermosa del sacerdocio, me resultaba muchas veces impensado llegar acá. Lo veía lejano cuando empezábamos allá en 2016 en el Pre Seminario. Sin embargo, esta pregunta siempre estuvo, ¿por qué no cura? una pregunta muy humana, tan llena de deseo y también de búsqueda. Fue un camino, que jamás habré imaginado. Una pregunta que me llevó a buscar mucho y también a preguntarle a Dios que quería de mi vida. No fue sencilla la respuesta, no fue clara, pero si siempre fue llena de confianza. Confianza en que había un Dios que me iba a escuchar y me iba a responder a su modo, a su manera, a su tiempo y bueno lo viene haciendo y sigo confiando en esa fidelidad. Lo que, para mí era impensado, Dios lo hizo posible, no lo hizo por mis méritos, por lo que hablo o por lo que hago, sino simplemente por su fidelidad. Aquel que me llamó, me ha sostenido siempre, ha sido fiel a lo que ha llamado. Gracias a Él estoy aquí.  Una fidelidad que se mantuvo fiel incluso en mis caídas, en muchos silencios, en lágrimas, pero que se hizo visible en rostros concretos, en palabras sencillas, abrazos oportunos, pero en pequeños gestos.

Me considero Hijo de la Providencia, un Dios que siempre ha estado y por medio de muchas personas, nunca me faltado nada y doy gracias a eso.

Ese sacerdocio que hoy abrazo, no lo viví, ni descubrí solo, es el fruto de muchas personas, muchas situaciones, de muchos si generosos, y silencios que me sostuvieron cuando el mío todavía era tímido, inseguro, cuando no veía claro, por eso quiero dar gracias, gracias a cada uno porque con su testimonio, con su entrega, con su cariño,  son parte de toda esta historia, de todo este camino, gracias por enseñarme que solo importa donde caminar si no cómo hacerlo con humildad, con alegría, con compromiso, con fe, con responsabilidad, con trabajo, al lado.

Gracias por el AQUÍ ESTOY de la primera lectura, ese Samuel que respondía cuando el Señor lo llamaba.

Gracias por el aquí estoy Papá y mamá porque apostaron por la vida y por un proyecto de vida juntos.

Gracias por el AQUÍ ESTOY a mis maestras y profesores que con su vocación que son su vocación y sus consejos fueron marcando mi manera de mirar y situarme en el mundo.

Gracias por el AQUÍ ESTOY de mis catequistas, que con paciencia y con pasión me fueron mostrando un Cristo cercano, amigo y compañero de camino.

Gracias por el AQUÍ ESTOY de tantos amigos incondicionales, que siempre están y en los cuales puedo descansar.

Gracias por el AQUÍ ESTOY de todas las comunidades, familias, grupos, áreas, que, con sus fiestas, con sus tradiciones, con sus devociones  y oraciones siempre han sostenido y alimentado mi fe.

Gracias por el AQUÍ ESTOY de tantos religiosos y religiosas, que, con su humanidad, su entrega, carisma, siempre me inspiraron a entregarme a Dios y entregar mi vida, de manera especial agradezco haber conocido a la Hermana Lucre, de las Esclavas del Corazón de Jesús, quien ha sido para mi vida una presencia significativa y un testimonio vivo de la ternura de Dios.

Gracias por el AQUÍ ESTOY de tantos jóvenes que están respondiendo al llamado al sacerdocio, que de manera particular hoy están aquí y vamos compartiendo camino. Hoy nuestro Si alienta y anima a otros y es sano sentirse acompañado. Compartir el camino con un par salva de tantas cosas por eso les digo a los chicos “no nos cortemos solos” un par ayuda, un par sostiene, un par abraza. Gracias por siempre estar, siempre acompañar.

Gracias por el AQUÍ ESTOY a mis hermanos sacerdotes, gracias por su cercanía, les pido que no dejen de ayudarme con su experiencia y con su fraternidad, a vivir siempre este ministerio con entrega y alegría

Gracias por el AQUÍ ESTOY de Usted Padre, nuestro obispo, por su pastoreo humilde, cercano, por su oración constante y por su testimonio de servicio en medio del pueblo riojano, su presencia nos anima siempre a seguir a Cristo con decisión y esperanza.

Y gracias a todos, gracias porque quizás sin saberlo fueron para mi presencia, fuerza y ternura de Dios. Ustedes me han ungido antes de la unción con sus palabras, con sus gestos y con su oración.

Les pido que sigan caminando conmigo, que me sigan teniendo paciencia, a veces soy un poco terco, lo admito, pero intento cada día dejarme moldear más por el Señor. Hoy más que nunca sé que este sí no es solo mío sino de todos los que caminan a mi lado. Muchísimas gracias a todos y que Dios los bendiga.

¡gracias padre Lucas por tu sí!