Padre Francisco Contamín – Sacerdote francés en tierras riojanas

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Yo quería sentirme sacerdote no únicamente para mí, en mi lugar de origen. Estaba dispuesto a ir donde sea.

El Padre Francisco Contamín es un sacerdote francés quien desde hace dos años está prestando servicios en la Diócesis de La Rioja, como párroco de la nueva Comunidad Beatos Mártires riojanos. Dueño de una gran simpatía y actitud de servicio y como buen pastor, siempre está preocupado por sus ovejas. Con ocasión del Domingo del Buen Pastor quisimos saber de su vida y él con entusiasmo se prestó a la entrevista que es realmente un rico testimonio de vida misionera y entregada a Jesús.

 

El Padre Francisco nació en Paris, el 3 de noviembre de 1961 y se ordenó sacerdote en 1992. Está en Argentina porque cuando era  sacerdote había pedido al obispo de su Diócesis de París ser enviado afuera.

Según sus palabras para él era algo importante porque como decía Juan Pablo Segundo «hay que salir hacia afuera». Iniciando el diálogo nos dice: Yo quería sentirme sacerdote no únicamente para mí, en mi lugar de origen, estaba dispuesto a ir donde sea. Entonces, el arzobispo, antes de la ordenación, recibió el pedido con desconfianza, diciendo: Bueno, son pocos los que salen así afuera desde la diócesis, pero que si Dios quería, se dará algún día, yo le hablé de América Latina. Que me atraía mucho y también de Europa del Este que yo conocía bien y ahí me dijo: «Prepárate para para ir a Rusia». Entonces, durante 7 u 8 años me preparé para ir a Rusia. Estudiaba ruso, iba todos los años a hacer un campamento de jóvenes allá. Después de 7 u 8 años me dijo, “Mira cómo va evolucionando la situación no va a ser posible”

En aquel tiempo había problemas de misioneros católicos que no conseguían la renovación de su visa. Cuando me dijo que no iba a ser posible. Entonces veamos otro destino posible, ahí volvimos a hablar de América Latina. Y me dijo, «bueno, te daré noticia». Y él era muy amigo del entonces presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Karlich. Por eso me envió a Argentina que no era nada previsto. 

Vine a conocer en 1999, me parece y llegué a fines de 2000. Llegué a la diócesis de Cruz del Eje, a Cura Brochero. Donde estuve un año, que fue un año de aterrizaje. Fue lindo porque a mí me llamó mucho la atención la figura del Cura Brochero. 

Entonces fue un año difícil, porque no conocía el idioma. Y, lamentablemente, no me dejaron estudiar en Córdoba. Por supuesto tuve que darme maña, me ayudaron mucho las maestras que me hacían leer y, sobre todo, los niños que me porque les pedía que me corrijan, como un juego.

Aguanté durante 6 meses y ahí empecé a andar mejor con el idioma.  En Cura Brochero, conocí al obispo de Jujuy y después de un año, aterricé finalmente en Jujuy y después de un par de meses, me dio como destino Santa Clara, una parroquia del campo, en la zona de las yungas. Y ahí quedé 9 años en Santa Clara. Fue una experiencia muy linda, la verdad que cuando tuve que irme de allá me costó un montón. 

Y ahí volviste a Francia.

Sí, era algo convenido que yo me iba por un tiempo. No había sido definido al inicio, pero cambió el arzobispo en París y el nuevo ha sido muy bueno conmigo. Bueno, la primera vez que me encontré con él, después de 5 años en Jujuy, me dijo “¿cómo hacemos para después?”  Y yo dije: «Me gustaría quedarme en un par de años más, antes de regresar.» Me pregunto cuántos años quieres, y ahí nomás fue el trato, entonces me quedé 9 años en total en Jujuy finalmente. 

Cuando regresaste a Francia, ¿ qué pasó?

Y regresé a Francia. Hay convenios entre París y las diócesis vecinas que son más necesitadas. Entonces me propusieron entrar en este convenio. Por eso me encontré en la diócesis vecina, que se llama Créteil. Una diócesis bastante nueva porque se creó hace 50 años, digamos antes era el Gran París era toda una diócesis, ahí estuve 10 años.  

Al principio como párroco de una parroquia, después de dos parroquias que no había tantos sacerdotes. Ahí va de nuevo un asunto porque volví a hablar con el arzobispo, tenía ganas de nuevo de salir a misionar a algún lugar. Bueno, le pareció lógico que vaya nuevamente por lo menos a América Latina por lo que tenía cierto conocimiento del idioma, de la cultura.  

Había un pedido de monseñor Colombo a la Conferencia Episcopal francesa, pidiendo un sacerdote para La Rioja. Así fue hecho el trato. Pero apenas entré en contacto con monseñor Colombo, me dijo, ya me mandan a Mendoza, te pongo en contacto con el que sigue.  

Así que tenía que venir un año antes, pero hubo de todo como el tema de la pandemia.

¿Por cuánto tiempo en La Rioja?

Aquí, igual que en Jujuy, son 3 años renovables. 

Padre, y cuando vos estabas acá, en ese tiempo, ¿volvías a Francia o no a ver a tu familia?

Cuando yo estaba en Jujuy, sí. Ahora lo mismo voy a volver en julio. 

¿Y por qué deseaste ser sacerdote? Porque vos te ordenaste a los 30, antes del seminario, ¿ qué hiciste?

Hice una carrera de ingeniero. Y después hice el servicio militar. 

¿O sea, SOS ingeniero?

Sí, de título, por lo menos. Ingeniero en cualidad en calidad. Todo el tema de los materiales, de la fiabilidad, de la mecánica, de la ruptura de estadísticas, todo lo que se refiere asegurar, digamos la viabilidad de una estructura. 

¿Y por dónde vino la llamada de Jesús?

Cuando yo estaba estudiando, me gustaba mucho mi carrera, la salida laboral era muy fácil un año antes de salir, ya se recibía propuestas de empresas para trabajar. Yo tuve, se podría decir como dos o tres etapas. La primera ha sido una, que me parece que es un paso importante la decisión de tomar muy en serio mi vocación cristiana, es decir, que tomé la costumbre, cada fin de año lectivo de hacer una peregrinación, un retiro que era como un balance de mi año, el lugar donde pensar. Pienso que, si la fe era algo cierto, si Jesucristo había muerto y resucitado, entonces eso tenía que impactar fuertemente en mi vida. Es decir, tenía que dejar la fe o acogerla como algo central en mi vida. Eso fue una primera etapa.  

La segunda etapa fue un encuentro con un sacerdote que no me conocía, que me preguntó, si yo era, si yo me preparaba para hacer sacerdote, lo que me era algo totalmente ajeno para mí que yo le dije que no. Si me hubiera preguntado si yo quería ser astronauta me hubiera dado lo mismo

Después, sin embargo, sentí que era una pregunta, dirigida seriamente a mi conciencia. Es decir, que pasó de ser una pregunta ajena a una pregunta íntima. Me conmovió bastante, me di cuenta de que eso iba a cambiar todo el rumbo de mi vida.

En primer lugar, me entusiasmé después me di cuenta de que eso eran muchos cambios con respecto a la perspectiva, en primer lugar, de casarme y tener una familia, algo que yo tomaba muy en serio, bueno, soy de una familia numerosa, entonces para mí era algo muy importante. Después, el tema del trabajo que realmente me gustaba mucho mi carrera, había esta facilidad, viste que ya recibía propuesta de trabajo.

Entonces hubo un periodo en el cual dejé lado esta cuestión, bueno me di cuenta de que se alternaban dos fases. Había fases en las cual yo dejaba de lado esta idea del sacerdocio y me sentía más cómodo, pero por dentro no me sentía en paz, digamos. Y otras fases en las cuales pensaba en el sacerdocio, entonces con mucha incertidumbre, renuncia, etc. Pero me sentía muy en paz adentro. Entonces, finalmente viste, es este lado que ganó, dejé ganar, más bien.  

Y ahí empecé a tomar contacto con un sacerdote que me ayudó muy bien, porque él no me dijo, está bien, qué lindo, al contrario, me dijo: Bueno, piénsalo bien porque no basta con sentirse entusiasmado para tener la vocación, más bien me frenó. Y bueno, y a lo largo de 1 año, se aclaró todo. 

¿Cómo está hecha tu familia?

Y somos 6 hermanos. Cuatro hermanos, dos hermanas, mi papá falleció más o menos en esta época, antes de que yo ingresé al seminario. Ahí bueno, tengo suerte, una familia donde hemos sido siempre muy, muy unidos. Mi mamá falleció hace 2 años justito. 

¿Y qué dicen de este perfil misionero tuyo?

Me acompañan muy bien. La verdad que bueno, otra historia más, cuando se trata de volver a salir, era medio complicado porque ya estaba bien enferma mi mamá. Le agarró el COVID. Y ahí, menos mal que yo no había salido porque pensábamos que ya nos iba a dejar, digamos. Y en el mismo tiempo me agarró un cáncer. Entonces este era medio complicadito y finalmente ella se recuperó bastante bien. Y fue un año después que ahí anduvo mal y que falleció, ahí pudimos acompañarla bien, porque en los tiempos de COVID no nos dejaban entrar para nada. Y cuando falleció fue en el geriátrico de los sacerdotes, que hay un lugar especial en París, ahí sí pudimos estar bien cerca, acompañarla, y eso fue lindo. Y yo me curé de una forma que no deja de asombrarme. 

¿Y qué extrañas de tu país?

La familia, más que todo, la familia. La familia y mi casa en el norte de Francia, a la orilla del mar que extraño, sí. La familia y la casa. Y el resto. 

¿Sos hincha del Paris Saint Germain?

No, no me importa mucho El Paris, en realidad me gusta cuando ganan, por supuesto, pero son estos equipos de mucha plata qué compran a todos los jugadores que quieran.

Qué lío se te armó acá en El Mundial.¿Cómo lo viviste?

Mal, Yo sentí  que iba a estar bien si ganaba Francia, me iba a sentir bien si ganaba Argentina, y si perdía cualquiera de los dos me iba a sentir mal, entonces me sentí mal.

 ¿Qué te gusta de Argentina?

Más que todo la forma de vincularse, que aquí es bastante sencilla, digamos. Entrar en contacto con la gente, bastante fácil aquí. Tal vez las puertas están más abiertas. No digo que estén cerradas allá, pero el ambiente de la ciudad del Gran París es un ambiente muy distinto donde entra en contacto de una manera más más formal, digamos. La informalidad en los contactos hay algo muy agradable aquí. 

 ¿Cuándo vos vas a Francia o alguien te pregunta? ¿Cómo es el lugar en dónde estás?

Y bueno, digo en primer lugar, que estoy lejos de Buenos Aires. Que estoy en una la zona que pertenece al noroeste argentino. Al pie de la montaña antes de Los Andes, para que la gente ubique más o menos. Que estoy en una ciudad mediana en las afueras, en la zona que se va desarrollando. En un clima muy caluroso. Con una población muy mezclada porque, especialmente en las zonas periféricas, la gente viene de la mayor parte de la gente no es nativa de La Rioja, digamos. Pero que eso también deja muchas posibilidades para ir edificando la parroquia. 

¿Y les decir que SOS feliz?

Sí, claro, claro, bueno, lo ven, lo ven.

Padre, yo te vi a vos en el Tinkunaco cantando ahí muy fervorosamente el himno argentino ¿por qué?

Cuando ya estaba en Jujuy tuve muchos líos para conseguir la residencia. Migraciones trataba mal a la gente. Que la mayoría que venía a pedir la residencia eran bolivianos. Yo veía cómo trataban a la gente, especialmente del campo, que tenían dificultades para escribir. La persona encargada de la oficina digamos, no es algo que yo puedo generalizar, pero vi que la gente sufría de eso y que yo también lo tenía que sufrir. Y entonces cuando por fin conseguí la residencia, ahí me puse a cantar el himno antes no quería cantarlo.

Recién en 2008 conseguí la residencia permanente, que yo pensaba haber perdido al volver a Francia y gracias a Dios y al buen trato del Registro Civil aquí en, en La Rioja, pude recuperar la residencia permanente. Así que, de nuevo, con mucho gusto lo vuelvo a cantar el himno y yo quisiera que la gente lo cante con ganas también.  

Padre también vas a celebrar misa a la cárcel. ¿Qué puedes decir de esa experiencia?

Bueno, fue un poco de casualidad, de decir cuando todavía no tenía destino en la diócesis, ocurre que me pidieron una mano así una vez u otra para celebrar la misa, confesar también. Es un lugar de mucho sufrimiento, pero también en lugar de mucha fe. Entonces de a poco me encariñé de este ministerio. Porque creo que es un lugar donde la fe tiene cierta autenticidad. No se puede predicar de forma medio falsa, no, tiene que ser verdadero con los internos, creo yo. Yo siento esta exigencia. 

¿Qué piensas del papa Francisco?

 En Francia todos me preguntaron cuando fue electo, era todo el tema. Lo había encontrado en Jujuy había predicado un encuentro al inicio del año lectivo, un encuentro Diocesano y habíamos tenido también un encuentro de sacerdotes. Bueno, yo me entusiasmé porque ya no lo esperaba más, en el momento en el cual fue electo Benedicto XVI, yo pensé después, bueno, demasiado tarde. Y entonces, cuando me enteré de que había sido el elegido, me entusiasmé mucho. Entonces a la gente que me preguntaba, qué iba a cambiar, le dije, no sé, pero va a ayudar a descentrar la Iglesia de Europa, eso nos va a hacer mucho bien. En Europa es lo que le gusta mucho a la gente, una forma de ser muy sencilla. Me acuerdo siempre de una mujer portuguesa que no maneja muy bien el idioma, pero que me dijo enseguida, “¡Qué maravilla, yo le entiendo todo al Papa!”. Creo que ayuda a pensar El Mundo de otra forma, más inclusiva. 

La última pregunta, padre. Dejales un mensaje a los jóvenes.

Y bueno, a los jóvenes que tengan ánimo en sus compromisos y más que todo que tengan perseverancia. Me llamó mucho la atención una entrevista del Papa en La Nación, en la cual habló del mundial, recalcó diciendo bueno, dos veces ganamos por penales después de haber iniciado bastante fácilmente y dijo, a nosotros los argentinos lo que nos falta muchas veces, es la perseverancia. Y creo que es un desafío para los jóvenes, no se entusiasmarse para un momento. Sino que estos momentos que te entusiasman sean puntos de partido para un compromiso perseverante. Es lo que hace la felicidad del compromiso de fe, sentir que hay algo que sigue, que no es de un instante nomas.  

¿Sos devoto de la Virgen de Lourdes?

Y sí, porque luego ha sido un momento muy importante para mí, fue. Ahí donde de adolescente descubrí por primera vez la Iglesia católica en este sentido, universal. Con gente de muchos países, el lugar céntrico de los enfermos, que es algo que se siente muy fuerte. 

Quiero mucho también Santa Teresa de Ávila. Me impactó mucho por su espiritualidad en el tiempo del seminario. También Charles de Foucauld bueno, y mi Santo patrono, San Francisco de Asís, que por él me llamó Francisco, porque mi papá se llamaba Francisco y le tenía mucha devoción a su Santo patrono. Entonces me pusieron también este nombre.  

 

¡Gracias Padre por ser un pastor con olor a Oveja! Por navegar mar adentro y llegar a estas tierras