Hace 90 años esta tierra de pueblos originarios, de caudillos y de mártires se desprendía de la Arquidiócesis de Córdoba y tomaba los límites geográficos de la provincia para formar una familia Diocesana como Tierra del Tinkunaco.
La diócesis de La Rioja fue erigida el 20 de abril de 1934 con la bula Nobilis Argentinae nationis del papa Pío XI.
Según el Anuario Pontificio 2023 la misma tenía a fines de 2022, un total de 344.372 fieles bautizados pertenecientes a 32 parroquias.
El 6 de diciembre de 1946, el papa Pío XII, a través de la carta apostólica Perennem esse proclamó a san Nicolás de Bari como patrón principal de la diócesis, llamado cariñosamente por los riojanos Tatita San Nicolás.
Es también una Tierra cuidada por la Virgen desde la llegada de la Virgen de Tama y custodiada por el mencionado San Nicolás de Bari y por el Niño Jesús Alcalde.
La Diócesis de la Rioja es fiel al nombre de su ciudad de todos los santos. La devoción popular a los modelos de la Iglesia llena de colorido las celebraciones y alimentan la fe del Pueblo de Dios. Pueblo que tiene una religiosidad profunda y tiñe sus vidas y sus actos.
Esta tierra de llanos y montañas fue bendecida por sus pastores, por aquí evangelizaron San Francisco Solano, Fray Mamerto Esquiú, nacieron Castro Barros y Sor Leonor Ocampo.
Hace unas décadas llegó Monseñor Angelelli, pastor con olor a oveja que trajo los aires frescos del Vaticano II y puso un oído en el Pueblo y otro en el Evangelio. Se comprometió con su gente hasta dar la vida.
A esta tierra también llegaron varios sacerdotes con una entrega enorme a Jesús y dos de ellos dejaron su sangre: Carlos Murias y Gabriel Longueville.
También los laicos tuvieron claro la construcción del Reino de Dios y en la figura del esposo y padre de familia Wenceslao Pedernera también tenemos la entrega martirial.
El primer obispo de La Rioja fue Froilán Ferreira Reinafé, elegido por el papa Pío XI el 13 de septiembre de 1934. Murió el 22 de febrero de 1964.
El segundo obispo riojano fue Horacio Arturo Gómez Dávila, quien el 13 de febrero de 1960 había sido designado por el papa Pío XII obispo coadjutor con derecho a sucesión; asumió como obispo diocesano el 22 de febrero de 1964, hasta el 11 de julio de 1968, fecha en que renunció por razones de salud.
El tercer obispo de La Rioja fue Enrique Angelelli, nombrado por el papa Pablo VI el 11 de julio de 1968, quien tomó posesión el 24 de agosto siguiente. Asesinado el 4 de agosto de 1976, fue beatificado por el papa Francisco el 27 de abril de 2019 junto a otros tres mártires: los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias y el laico Wenceslao Pedernera.
El 10 de agosto de 1976 el papa Pablo VI designó al obispo auxiliar de Córdoba, Cándido Rubiolo, como administrador apostólico.
El cuarto obispo de La Rioja fue Bernardo Witte, nombrado por el papa Pablo VI el 15 de abril de 1977; tras recibir la ordenación episcopal el 20 de mayo, tomó posesión el 5 de junio siguiente. El 8 de julio de 1992 el papa Juan Pablo II lo trasladó como obispo de Concepción, Tucumán.
El quinto obispo de La Rioja fue Fabriciano Sigampa, a quien el papa Juan Pablo II trasladó de la sede de Reconquista el 30 de diciembre de 1992. Tomó posesión el 25 de marzo de 1993. El 17 de noviembre de 2005 fue promovido a arzobispo de Resistencia; tomó posesión de esa sede arzobispal el 26 de febrero de 2006.
El sexto obispo de La Rioja fue Roberto Rodríguez, quien siendo obispo de Villa María, fue trasladado a esta sede el 24 de mayo de 2006; tomó posesión el 23 de julio de 2006.
El séptimo obispo fue Marcelo Colombo, quien siendo obispo de Nueva Orán, fue trasladado a esta sede el 7 de julio de 2013; tomó posesión el 7 de septiembre de 2013 y el 22 de mayo de 2018 fue nombrado arzobispo de Mendoza.
El octavo y actual obispo de la Rioja es monseñor Dante Gustavo Braida quien tomó posesión el 28 de diciembre de 2018.
Esta diócesis mira hacia atrás y da gracias por tanta gente santa, con nombre y anónimos que han hecho de ella una Tierra del Encuentro. Esa riqueza es lo que nos anima a pastores, sacerdotes, religiosos y laicos a seguir andando como decía Angelelli. Hay certezas de que el Buen Pastor Jesús nos cuidó y alimentó. Esa certeza alimenta nuestra esperanza de caminar como Iglesia sinodal viviendo el Evangelio de Jesús.
Monseñor Braida en el Mensaje del Tinkunaco 2024, respecto a los 90 años de la Diócesis y al abrir el Año Jubilar, expresó: Queremos hacer memoria agradecida de estos 90 años, revalorizando nuestra HISTORIA. La fe cristiana se viene sembrando en esta tierra desde hace más de 400 años…. Muchas serán las celebraciones que nos convocarán durante este Año Jubilar, tanto en la Ciudad como en el interior. Pero hoy, quiero invitar a toda la Diócesis para el día domingo 7 de julio, en las Fiestas de Invierno de nuestro querido San Nicolás, donde todos como peregrinos nos reunamos para dar gracias por el don de ser una Iglesia que camina con sus santos, que celebra la vida hasta su máxima entrega. ¡San Nicolás y nuestros Beatos Mártires nos guíen en el camino!