NOVENA
1. En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.
2. Breve acto penitencial. Luego de un momento de silencio rezar el “pésame”
3. Meditación para cada día.
4. Oración final para cada día:
ORACIÓN PARA PEDIR LA CANONIZACIÓN
DE LOS BEATOS MÁRTIRES RIOJANOS
Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que en Él y por Él manifestaste bienaventurados
a los que tienen hambre y sed de justicia,
y a los perseguidos y ultrajados por causa suya,
te imploramos que la Iglesia en Argentina
recoja y siga haciendo fecunda
la siembra evangélica de los Beatos
Enrique Angelelli, Carlos de Dios Murias,
Gabriel Longueville y Wenceslao Pedernera.
Te pedimos la gracia
de ver proclamados sus nombres
entre los santos mártires de tu Iglesia.
Que sus vidas y muertes, como testigos de la fe en Jesús,
afiancen por tu Espíritu la esperanza
en el corazón de tu pueblo,
para que, peregrinando hacia el Tinkunaco final,
construya la paz en la justicia y el amor. Amén.
1° Día: “Un pastor para su pueblo”
Juan 10,11-16
“Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado,
en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al
lobo las abandona y huye. Y el lobo las arrebata y la dispersa. Como es asalariado, no
se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas
me conocen a mí –como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre– y doy mi
vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que
debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo
Pastor”.
Ezequiel 34, 12-33
«Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas
dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían
dispersado, en un día de nubes y tinieblas. Las sacaré de entre los pueblos, las reuniré
de entre las naciones, las traeré a su propio suelo y las apacentaré sobre las montañas de
Israel, en los cauces de los torrentes y en todos los poblados del país. Las apacentaré en
buenos pastizales y su lugar de pastoreo estará en las montañas altas de Israel. Allí
descansarán en un buen lugar de pastoreo, y se alimentarán con ricos pastos sobre las
montañas de Israel. Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar –oráculo
del Señor–. Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida
y curaré a la enferma, pero exterminará a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré
con justicia. En cuanto a ustedes, ovejas de mi rebaño, así habla el Señor: Yo voy a
juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y chivos. ¿No les basta con apacentarse en
buenos pastizales, que pisotean el resto del pasto? ¿No les basta con beber agua limpia,
que enturbian el resto con sus pies? ¡Así mis ovejas tienen que comer lo que ustedes han
pisoteado, y tienen que beber lo que ustedes han enturbiado con sus pies! Por eso, así
les habla el Señor: Yo mismo voy a juzgar entre la oveja gorda y la oveja flaca. Porque
ustedes han empujado con el costado y con la espalda, y han atacado con los cuernos a
las más débiles hasta dispersarlas fuera del pastizal, yo acudiré en auxilio de mis ovejas
y ellas no estarán más expuestas a la depredación: yo juzgaré entre oveja y oveja.
Suscitaré al frente de ellas a un solo pastor, a mi servidor David, y él las apacentará: las
apacentará y será su pastor.»
Meditación:
“El Señor Jesús, después de haber hecho oración al Padre, llamando a sí a los
que Él quiso, eligió a doce para que viviesen con Él y para enviarlos a predicar el reino
de Dios. Esta divina misión confiada por Cristo a los Apóstoles ha de durar hasta el fin
del mundo (cf. Mt 28,20), puesto que el Evangelio que ellos deben propagar es en todo
tiempo el principio de toda la vida para la Iglesia. Por esto los Apóstoles cuidaron de
establecer sucesores en la persona, de los Obispos. Quienes predican la palabra de Dios
a todos los hombres y administran continuamente los sacramentos de la fe a los creyentes,
y por medio de su oficio paternal (cf.1 Co 4,15) van congregando nuevos miembros al
Cuerpo de la Iglesia. (Lumen Gentium n° 20)
DE UNA HOMILIA DE MONSEÑOR ANGELELLI
(1° mensaje a la Diócesis. 24 de agosto de 1968)
“Les acaba de llegar a La Rioja un hombre de tierra adentro, que les habla el
mismo lenguaje, (también de tierra adentro). Un hombre que quiere identificarse y
comprometerse con ustedes. Quiere ser un riojano más. Por eso, desde ahora, les dice:
mí querido pueblo Riojano. Este hombre siente y experimenta interiormente el peso de la
responsabilidad, de haber sido ungido por el Espíritu del Señor y ser enviado por
Jesucristo para pastorear este pueblo de Dios. Aquí tienen al obispo; hermano en la
debilidad de todos los hombres; un cristiano como ustedes, sacerdote en la plenitud del
sacerdocio de Jesucristo; obispo de esta diócesis riojana. En este primer encuentro,
familiar y fraterno, brota de lo más hondo de mi alma, como un grito, mi saludo para
todos: autoridades y pueblo; a cada riojano: de la ciudad, de Los Llanos y metido entre
los cerros; a nuestros hermanos cristianos de distintas comunidades no católicas; a todo
riojano creyente o no creyente, a los niños, y a los jóvenes y a los adultos de cualquier condición en que se encuentren; reciban el saludo: que la paz y la bendición de nuestro
Señor Jesucristo llegue abundante y fecunda a todos ustedes”.
Recemos en este día por todos los Obispos, en especial por nuestro Obispo (NN), para
que sepan ser fieles a su misión de ser “auténticos pastores para su pueblo”
• Rezamos: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
• Oración final pidiendo la Canonización de nuestros beatos mártires.
• Beatos mártires riojanos. R/ Rueguen por nosotros.
Servicio Litúrgico Diocesano – Diócesis de La Rioja