Navidad en la Plaza del Pesebre – Homilía Monseñor Braida

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Homilía de Navidad 2025 -plaza del Pesebre-

Mons. Dante G. Braida     

 Ser presencia Viva de Jesús que nos habita

Queridos hermanos y hermanas:

“Y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” Jn 1,14

1- Jesús que nació en Belén nació también por cada uno de nosotros!

Por eso hoy al contemplar este hermoso Pesebre, este hermoso Nacimiento, nos sintamos parte de él. Como los Pastores y los Magos venimos hoy a contemplarlo y recibir su Palabra, su mensaje.

Abramos nuestros oídos y corazones para recibirlo

El Evangelista Juan lo presenta a Jesús, como aquel que siempre existió. Como la Palabra que estaba junto a Dios y era Dios. En esa Palabra estaba la VIDA y era LUZ. Y esa Palabra que es Vida y Luz se hizo carne, se hizo hombre, y habitó entre nosotros… en la persona de Jesucristo. Y todos hemos recibido su gracia.

Querida familia en el nacimiento y la presencia de Jesús que se hace uno de nosotros, reconocemos a Dios que quiere ayudarnos. Que viene a darnos una mano. Que viene a salvarnos.

  • Lo primero que necesita es nuestra apertura y reconocimiento, que nos dispongamos a recibirlo. Esto requiere un corazón paciente, que se anima al silencio. Requiere reconocernos necesitados, pobres, pequeños. Cómo dice María en el magnificat: Dios dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes (Lc 1,46). Pidamos en esta noche la gracia de un corazón siempre dispuesto a dejarse ayudar por Dios. Que aquellas situaciones difíciles que nos tocan vivir, que las oscuridades del pecado podamos dejar que sean iluminadas por Él.
  • Hay un momento especial en la vida en que Dios nace en nosotros y es en el bautismo. Desde ese día y para siempre Dios habita en nosotros. Y quiere manifestarse en nosotros.

Damos gracias por ese día que fuimos bautizados y, a la vez, pidamos la gracias de reconocer la presencia de Dios en cada persona, en cada bautizado. Dios habita en nosotros, siempre está y quiere que nuestra humanidad, nuestra persona exprese su evangelio, su vida, su amor.

Por eso, así como hoy contemplamos la página del evangelio que nos relata su nacimiento, es necesario que cada día avancemos por todas las páginas del Evangelio, que nos expresan la vida de Jesús. Es necesario que cada ejemplo, cada enseñanza del Evangelio sea recibida por nosotros cada día del año.

Es necesario que cada día leamos el Evangelio y demos lugar a ese Jesús que camina con su pueblo y se mezcla con sus realidades, que sabe escuchar al necesitado, que enseña, que ayuda, que sana y perdona, a ese Jesús que finalmente ama hasta dar la vida, como lo expresa el crucificado.  Dar lugar a ese Jesús que está resucitado y feliz, y nos quiere junto a Él, también felices.

  • Que cada día tengamos un tiempo para leer, meditar, escuchar, recibir su Evangelio. Que cada ocasión del día sea una oportunidad para llevar a la práctica lo que allí aprendimos. Cada Cristiano tiene que ser un ‘Evangelio Vivo”… Que las demás personas puedan ‘leer’ en nosotros la caridad, el servicio, la alegría que brota del Evangelio.
  • Para que esto se pueda dar es necesario que se reavive en nosotros y en cada comunidad la pasión por la misión. Soy cristiano, soy misionero. Mi vida es una misión.

¿soy consciente que soy misionero de Jesucristo? ¿soy consciente que soy miembro de la Iglesia y que por ello tengo que compartir el Evangelio de Jesús con los demás que me rodean?

Cuando vivimos nuestra vida como una misión, y compartimos con los demás nuestra experiencia de fe, enseguida Dios nos da la paz y la alegría de sus discípulos.

El Evangelio nos presenta a muchos que se encuentran con Jesús y regresan a sus lugares compartiendo lo que vivieron y experimentaron a su lado. Compartiendo lo que recibieron.

  • Hoy somos nosotros los misioneros de Jesús. Somos parte de una Iglesia que existe para evangelizar. No nos dejemos robar la pasión por la misión.

4- Finalmente, como lo decía anoche en la misa de Nochebuena, este Niño viene a hacer presente un Reino de JUSTICIA y de AMOR, un Reino en el que cada persona humana sea reconocida como valiosa, única y necesaria para el bien de toda la humanidad. Este Niño nos enseña que todos somos importantes a los ojos de Dios y tenemos un lugar y una misión que cumplir en este mundo.

Por eso, ante toda realidad de pobreza, fragilidad y vulnerabilidad, este Niño nos convoca a vencer toda indiferencia y a participar de la construcción de un mundo mejor que refleje su Reino. Que María y José nos ayuden a acoger a Jesús en nosotros y nuestras familias y en la sociedad para que podamos construir juntos un mundo nuevo y distinto y de VIDA PLENA para todos.

Queridas familias y comunidades, ¡que EL NIÑO de Belén los bendiga abundantemente! ¡FELIZ NAVIDAD!