Misa por los Trabajadores en el Parque Industrial de La Rioja

0
519
Agradecemos las fotos a medios El Tala

Tener fe implica ocuparnos de los asuntos de la sociedad

El 30 de abril a la mañana Monseñor Braida presidió una Misa en el Parque industrial de La Rioja. La Organizó la Pastoral Social de la Diócesis junto a otras organizaciones sociales. Participaron trabajadores, autoridades municipales y concelebraron la Misa los sacerdotes Miguel La Civita, Federico Salmerón, Pío Aguilar, Francisco Contamín y Carlos Baigorrí. Monseñor Braida en su homilía destacó la condición de trabajador de Jesús quien en su pueblo lo conocían como el hijo del carpintero.

Tuvo palabras de agradecimiento para todos los trabajadores de distintos sectores que desarrollan emprendimientos produtivos y generan fuentes de trabajo, de un modo especial se refirió a quienes se han quedado sin trabajo hace tiempo o recientemente, a quienes buscan un trabajo digno.

Instó a vivir el Evangelio al expresar que «El poder trabajar y desarrollar nuestras capacidades en el trabajo permiten que la persona humana pueda crecer y madurar como tal. El trabajar posibilita que se pueda llevar el pan a la casa, a la familia con dignidad, permite ordenar la vida y llevar adelante un proyecto de vida. Todo trabajo, es una ocasión para brindar un servicio a la sociedad, para contribuir a su desarrollo.  Como creyentes vemos en el trabajo un modo de colaborar con Dios en el perfeccionamiento de su obra creadora. En el trabajo se expresa nuestra vida y también nuestra fe.

Estos son algunos aspectos que nos hablan de la importancia de acceder a un trabajo y de realizarlo bien, con dedicación y responsabilidad. Con honestidad. Como nos decía el apóstol Pablo: “Cualquiera sea el trabajo de ustedes, háganlo de todo corazón”.

Con firmeza se refirió a la fata de trabajo declarando que «nos preocupa el índice de desocupación que desde hace mucho tiempo manifiesta un gran déficit laboral en nuestra sociedad; como también nos preocupa las medidas y leyes que puedan ponerse en vigencia y que puedan acentuar esa triste realidad. Nos preocupa que hoy muchos jóvenes vean frustrado el acceso al primer trabajo.»

El obispo concluyó refiriendose al lema de la jornada y a la esperanza:

«El lema que hoy nos convoca es “con PAZ, PAN y TRABAJO alimentemos la ESPERANZA”.

Hoy estamos aquí para suplicar a Dios a que nos anime en la ESPERANZA.  Que no decaigamos ante las adversidades, sino que nos animemos a luchar por un mundo más justo e inclusivo, por más Paz, Pan y Trabajo para todos.

Es bueno tener presente lo que decía el papa Francisco en la pandemia: “Nadie se salva solo”[1]. Podemos repetir con realismo esas mismas palabras en la crisis actual: “Nadie se salva solo”.

La Esperanza crece cuando nos juntamos, cuando nos encontramos y, no aferrándonos a nuestros propios intereses, podemos escuchar y comprender a los demás y aceptar su derecho a vivir y crecer.

La Esperanza crece cuando podemos soñar juntos un futuro mejor y podemos construirlo entre todos, incluyendo a todos.

La Esperanza crece cuando ponemos la confianza en Dios y miramos la realidad como él la mira. El mira a cada persona humana con infinito amor y como un hijo que merece todo el respeto y el cuidado. Nos mira a cada uno y desea que todos crezcamos y nos desarrollemos.

La Esperanza crece cuando, como hoy, estamos aquí rezando y caminando juntos.

Y finalizamos invocando a San José, padre de Jesús y obrero-carpintero, haciendo nuestras las palabras del papa Francisco: “Imploremos a san José obrero para que encontremos caminos que nos lleven a decir: ¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo![3] Así sea.»