Es un departamento ubicado en la provincia de La Rioja (Argentina). Su ciudad cabecera San Blas se encuentra a 171 km de distancia de la ciudad de La Rioja y a 1249 km de la ciudad de Buenos Aires.
La región de San Blas de los Sauces fue habitada inicialmente por pueblos cazadores recolectores hace aproximadamente 10 000 años y posteriormente por comunidades sedentarias que practicaban la agricultura bajo riego utilizando el recurso de los varios cauces de agua de la zona. Existe evidencia de la presencia de la cultura de la ciénaga, la cultura condorhuasi y la más reciente cultura aguada.
La región hacia el oeste de la sierra de Velasco fue llamada inicialmente Valle Vicioso, dado que a los ojos de los españoles se presentaba una zona fértil, de clima moderado y amplia disponibilidad de riego, lo que permitía suponer una gran facilidad para el cultivo de la tierra.
Ya en época colonial, la iglesia de San Blas, cuya construcción original data del año 1648, aunque fue reconstruida en varias oportunidades a lo largo del tiempo, es una evidencia de la intensa y continua presencia de población en la región.
Mediante el decreto 2357 del año 1980, la provincia estableció la protección sobre varios bienes culturales, entre ellos, los restos de las construcciones prehispánicas conocidas como pucará de Cuipán y el sitio arqueológico Hualco, como así también la Iglesia de San Blas.
Iglesia San Blas de los Sauces
Es el principal templo del departamento. Está situada frente a la plaza de San Blas y constituye un punto de interés turístico. Se desconoce la fecha exacta de su construcción, aunque se presume que la primera edificación data del año 1648, y que posteriores reparaciones o reconstrucciones sucedieron en los años 1748 y 1878.[2] En la cercana localidad de Aimogasta se conservan documentos en los que aparecen registros de bodas, nacimientos y otros hechos sucedidos desde 1732.
La construcción se realizó con los elementos y las técnicas propias del lugar: muros de adobe de gran espesor y portón de acceso y elementos estructurales de maderas duras. El diseño es sencillo, con una única torre maciza de acceso exterior, que sobresale de un conjunto de baja altura y aspecto sólido y austero. El interior es una nave única de planta rectangular, sin aberturas laterales. Inicialmente, en el templo se veneraba una pequeña imagen de San Blas, luego reemplazada por otra de mayor tamaño que se supone fue traída desde Lima y permanece hasta el presente.
Santo Patrono y Protector de las Gargantas,Patrono de los cardadores de lana,los animales salvajes, de los niños y de los locutores.
Patrono de lo Sauces.
Festividades del Santo Patrono es el 3 de Febrero
Santo Pastor y mártir que supo dar su vida por Cristo. Nacido en el último cuarto del siglo III en la Sebaste, región de Armenia (actualmente Sivas, Turquía) en Asia Menor y fallecido en el año c.316.
Fue educado en la fe cristiana por sus padres. Fue un hombre piadoso de sana conducta y modales, inteligente y seducido por las maravillas de Dios.
Estudió Filosofía y Ciencias Naturales. También estudió medicina. En el ejercicio de esta última profesión se interesó sobremanera de las dolencias corporales y espirituales de los seres humanos. Supo unir admirablemente la fe con la ciencia, lo que le valió el amor y reconocimiento de paganos y cristianos. Vivió entregándose a la atención de todo su pueblo, considerando a cada uno como su hermano.
A principios del siglo IV, la comunidad cristiana del lugar, que creía en sus aptitudes y actitudes, aclama a Blas, invitándolo a seguir el camino del sacerdocio. Si bien Blas no se consideró en primer momento digno de semejante sacramento, la insistencia del pueblo y la petición del propio Obispo del lugar, quien estaba muy enfermo, lo hizo aceptar y fue ordenado como sacerdote. Vivió su ministerio con especial entrega y santidad entre pobres, abandonados y enfermos.
Fallecido el Obispo, Blas es elegido su sucesor. Surgió como un obispo modélico. Deseoso de afianzarse en la esperanza de la gloria de Dios, se retiraba con frecuencia a una cueva en el monte Arceo, para orar en soledad al señor. Algunas personas cercanas a él constituyeron un pequeño grupo de oración junto a él.
Dios confirmaba su palabra y su ministerio otorgándole el don de hacer milagros.
Pronto en toda Asia Menor, se hablaba de Blas el varón santo, el obispo que hacía milagros, por lo cual, ante la evidencia de su santidad de vida, muchos paganos abandonaron los falsos dioses para abrazar la fe de la iglesia.
En el año c.315 el Emperador de Oriente, Licinio, desató una cruel persecución contra los cristianos, con la orden de exterminar la fe cristiana. La región de Capadocia, Armenia, que incluía a Sebaste fue la que sufrió mayor violencia. Esta región se había convertido en un auténtico santuario, desde tiempo de los Apóstoles, para muchos cristianos.
El Prefecto Agrícolao, a las órdenes de Licinio, actuó con saña y crueldad, dando muerte también entre otros cristianos al Obispo Blas.
Cuenta la tradición que en cierta ocasión, el Prefecto, envió a sus soldados a cazar fieras para el circo, donde eran arrojados los que confesaban a Cristo. Llegados los soldados, al monte Arceo, dieron con la cueva donde estaba el Santo Obispo orando con sus discípulos, en donde además encontraron muchos animales salvajes recostados a la entrada de las cuevas. Los soldados avisaron al Prefecto, de dicha situación, y este envió a apresar al Obispo Blas, pensando, que hiriendo al pastor se dispersen las ovejas.
Blas enterado de esto, puso a resguardo a todos sus sacerdotes y fieles, entregándose a los soldados que lo tomaron prisionero, quienes le dieron a elegir entre la vida y la muerte; Vida que significaba renunciar a su fe católica, acto que lo alejaría de sus fieles. El Obispo eligió morir antes que negar a aquel que lo salvó desde la cruz.
Camino a la prefectura, ya prisionero, miles de cristianos se acercaron para orar por él. Hasta los paganos se le cruzaban llorando y pidiendo su bendición. En el trayecto ocurrieron dos hechos que quedaron grabados en la memoria del pueblo fiel. Una mujer gritaba desesperadamente porque un lobo, se había llevado a uno de sus lechones. El Obispo llamó a la fiera y el lobo apareció con el lechón en el hocico y lo dejó intacto a los pies de la mujer. Esto no conmovió a los soldados y continuaron con su camino. Mientras marchaban, una mujer con un niño en brazos, se abrió paso y logró colocarse delante del prelado. Su hijo se moría asfixiado porque tenía clavada una espina en la garganta. Blas oro al Señor y la espina salió de la garganta del niño. Esto hizo que la gente presionara más a los soldados para que liberaran al Obispo. Pero también provocó que el Prefecto se enfureciera más y deseara acabar con él lo antes posible.
El Obispo Blas, fue sometido a la prueba de ofrecer sacrificios a los ídolos. En vez de conceder a esa petición, aprovechó el momento para predicar el evangelio al Prefecto y su corte. Agricolao ordenó apalear hasta la muerte. Pero su cuerpo resistió la paliza. A la vista de eso lo encarcelaron.
El testimonio de su fe y los signos que Dios obraba a través de él, provocaron la conversión de muchos al cristianismo. El Prefecto optó por someterle a crueles torturas. Pero Blas las superó a todas. En un ataque de ira se decidió que lo arrojaran públicamente a una laguna para que se ahogara, pero el señor puso de manifiesto a la vista de todos, la fortaleza de la fe del prelado y no se hundió. El Santo Blas también fue desollado con peines de acero para la carda o limpieza de la lana.
Finalmente un 3 de febrero del año c.316, el Obispo Blas de Sebaste, teniendo total esperanza en la inmortalidad fue decapitado.
La fuerza de este testimonio de fe traspasó los siglos y llega hasta nosotros. Más que las tradiciones milagreras, hemos de resaltar la lección de fortaleza y fidelidad que este santo nos da. San Blas pudo haberse librado de la muerte, si hubiera adorado a los ídolos. Pero eso lo hubiera llevado al abismo. San Blas también sabía que el discípulo de cristo, es aquel que permanece en su amor y goza de su amistad.
La devoción a San Blas
Por el especial afecto hacia las fieras a quienes en el monte Arceo protegía y curaba cuando estaban enfermas o heridas y los milagros realizados durante su trayecto hacia la prefectura se lo conoce como el Santo de los animales salvajes y de las gargantas.
También se lo conoce por ser el patrono de los niños, los locutores y los cardadores de lana, debido a una de las formas de tortura que sufrió al no renunciar a su fe.
La admiración y devoción por San Blas, se dispersó por todo el mundo.
Durante el siglo XII fue creada “la Orden de San Blas”, para sostener el culto a la vida religiosa y a la vez para combatir por medio de sus religiosos a los seguidores de Mahoma. Esta orden dejó de existir cuando los turcos conquistaron la región de Armenia. El hábito de estos caballeros era color azul y una cruz de oro en cuyo dentro se distinguía la imagen de San Blas.
Devoción en nuestra región
Todos coinciden en señalar que los primeros indicios del culto a San Blas en las cercanías de San Blas de los Sauces, se sitúan en Pomán (Catamarca). El Santo estaba destinado a ser el patrono de San Juan Bautista de la Ribera (Londres IV, con asiento en Pomán), fundada por Jerónimo Luís de Cabrera, nieto del fundador de Córdoba en 1633. San Juan Bautista no progresó como se esperaba, y la imagen y la devoción de San Blas se traslado al pueblo del Pantano, en donde se erguía un fuerte, Fuerte de San Blas de los Pantanos, fundado en el año 1635 por Pedro Ramírez de Contreras y gobernado por un español. Con el tiempo creció un pueblo en torno al fuerte habitado por indígenas reducidos y mestizos.
Coinciden también en una leyenda, en la cual a raíz de tiranía impartida por el gobernador del pueblo y los vicios que en esas tierras dominaban, el cura del lugar, molesto por los excesos, combatió desde el púlpito al español que gobernaba, suplicando que en nombre de Dios, éste, abandonara su vida pecaminosa, desenfrenada, lujuriosa y llena de vicios. El gobernador envió a golpear al cura para callarlo. Recuperado el sacerdote, juntó a sus seguidores y se retiraron maldiciendo el pueblo, llevando con ellos al Santo (San Blas) y los ornamentos de las siete iglesias que tutelaba el Fuerte. Como fruto de la maldición del cura el pueblo y el fuerte desaparecieron bajo la arena.
El lugar a donde el cura y sus seguidores junto a la imagen de San Blas llegaron, era el Valle Vicioso, que a diferencia del pueblo del Pantano, debía su nombre a la frondosidad de su vegetación. El Valle Vicioso, hoy es conocido como San Blas de los Sauces, por el culto a San Blas y la vegetación que se repetía a lo largo del cauce del río que lo atraviesa.
Población
La evolución de la población del departamento San Blas de los Sauces muestra leves variaciones a lo largo de las décadas, presentando un crecimiento demográfico moderado.Un elemento significativo resulta el crecimiento de las últimas décadas de la población en la localidad cabecera del departamento, si bien esto no significó el despoblamiento de las áreas rurales.7Según datos del censo del año 2010, la densidad era de 2.4 hab/km².
El área más poblada se extiende a lo largo del valle del río Los Sauces, enmarcado en cordones montañosos con orientación norte-sur. La presencia de agua abundante en todas las estaciones y el clima moderado posibilitó el asentamiento humano desde tiempos prehispánico
San Blas de los Sauces tiene 1.590 km² y limita al norte con la provincia de Catamarca, al este con el departamento Arauco, al sudeste con el departamento Castro Barros y al sur con los departamentos de Sanagasta y Famatina.
Localidades San Blas de los Sauces
Las localidades del departamento se ubican a lo largo del cauce del río Los Sauces, formando una continuidad que en algunos casos tiende a desdibujar los límites entre ellas. Tal es el caso, por ejemplo de San blas y Salicas, consideradas en el último censo como un único conglomerado urbano.
Otros casos de localidades que se consideran unidas en el censo del año 2010 son Alpasinche-Chaupihuasi, Los Robles-Los Talas-Cuipán y Amuschina-Tuyubil.7
Las localidades de Las Pirguas y El Retiro, prácticamente en el límite con la provincia de Catamarca, se consideran poblaciones rurales aisladas.
De norte a sur, estas localidades son:
- Las Pirguas
- El Retiro
- Alpasinche
- Chaupihuasi
- Salicas
- San Blas
- Los Robles
- Los Talas
- Cuipan
- Schaqui
- Andolucas
- Suriyaco
- Maicán
- Amuschina
- Tuyubil
Los nombres de la mayoría de estas localidades derivan de palabras o expresiones indígenas, presumiblemente de lengua cacán, aunque en algunos casos existen opiniones diversas en cuanto a su origen o significado. Tal es el caso, por ejemplo de la palabra Alpasinche, que puede significar «tierra dura», o bien una referencia a la valentía o la fortaleza, por la palabra quechua «sinchi».
Sitios de interés turístico
San Blas de los Sauces se caracteriza por la presencia de arroyos que corren por pequeños valles o quebradas y desembocan en el río Los Sauces, formando en algunos puntos piletas naturales, por ejemplo la llamada La Laguna y cascadas, por ejemplo la Cola de La Novia. Las quebradas toman el nombre de las pequeñas localidades aledañas: El Rincón, Hualco, Andolucas, Suriyaco, Maicán, Amuschina y Tuyubil.
Los recorridos culturales o arqueológicos incluyen las Ruinas y el Pucará de hualco y la Iglesia San Blas de los Sauces, entre otros.
Las principales actividades productivas son el cultivo de olivo y durazno, además de vides nogales hortalizas y en menor medida algunos cereales para forraje, destinados a la cría de ganado caprino y ovino.