Mensaje de Año Nuevo (01 de Enero)

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Acabamos de escuchar la lectura de la CARTA que el Santo Padre, Pablo VI, me dirigiera el pasado 22 de octubre desde el Vaticano y destinada a nuestra Diócesis de La Rioja. Escuchados los criterios recogidos en la misma Santa Sede; de personas de ponderado juicio, a nivel de la Diócesis y fuera de ella; examinado el contexto que encuentro al regresar de Roma; decidí que se diera lectura de la misma, en las presentes Fiestas de San Nicolás por las especiales circunstancias para la vida de la Diócesis y para la Provincia en que vivimos.

Viajé en nombre y en representación de una comunidad y de un pueblo. Viajé en cumplimiento de uno de los deberes pastorales que un Obispo tiene. Al regresar, es lógico que refiera a éste mi pueblo el encuentro fraternal y apostólico que tuvimos, quien les habla y el Vicario de Cristo, el Papa Pablo VI.

Esta CARTA PONTIFICIA es un verdadero regalo de Año Nuevo para La Rioja en estas Fiestas Patronales de San Nicolás. Agradecemos a Dios, Nuestro Padre, y al Papa Pablo VI, esta distinción privilegiada que nos acaba de hacer a nosotros, pueblo riojano. Hoy quiero ratificar ante Dios y ante ustedes los mismos sentimientos de seguir entregando, como servicio, el Don de la plenitud sacerdotal a ésta mi Diócesis y al pueblo de La Rioja, como lo hiciera el mismo día de la audiencia pontificia en Roma y al celebrar la Santa Misa sobre la Tumba de San Pedro, acompañado por algunos hermanos del Episcopado Argentino, con motivo de un acontecimiento especial de mi vida sacerdotal3. Esta ratificación de mi servicio sacerdotal, la hago tomando las mismas palabras del Apóstol Pablo: “SÉ EN QUIEN HE PUESTO MI CONFIANZA”.

Al partir para Roma, les comuniqué todo lo que significaría el encuentro del Obispo con el Papa… no viajaba solo, sino llevando un pueblo y una Iglesia Local, simbolizados en los obsequios típicos de nuestra tierra, y un Informe que va más allá de las estadísticas y de los gráficos; esa misma Fe cristiana que recibimos como regalo de Dios desde el amanecer de nuestra historia riojana; que llevaba todo lo que vivimos en el Año Santo Diocesano… Hoy les digo que la síntesis de esta peregrinación a la Sede Apostólica, es la CARTA DEL SANTO PADRE que acabamos de escuchar. Ella viene acompañada de la Bendición Apostólica que, en nombre del Papa, les daré esta misma tarde a toda La Rioja a través de nuestra emisora local.

Lo que acabamos de escuchar, como lo que estamos viviendo en esta Clausura de las Fiestas de San Nicolás, está más allá de toda especulación humana interesada; está despojada de toda actitud interior y exterior que no sea evangélica. Sencillamente, quiero referirles con esta lectura la evaluación que acaba de hacer el Santo Padre, Pablo VI, de 6 años de vida y acción pastoral de nuestra Diócesis de La Rioja.

Porque lo que iniciamos juntos aquel 24 de agosto de 1968 desde este mismo lugar, hoy, también aquí, lo clausuramos como una primera etapa de nuestro camino… y abrimos otra etapa, iluminada por este Documento Pontificio: claro, evangélico, orientador, terminante. Los invito a que desde estas mismas Fiestas de San Nicolás, reiniciemos la marcha de esta SEGUNDA ETAPA de nuestro camino, iluminados por las enseñanzas y orientaciones concretas que en la Carta se señalan; con el espíritu con que está escrita y apuntando a lograr aquellos objetivos que allí se indican, sin que dejemos de valorar en toda su dimensión y agradecer también todo lo que contiene de aliento, de esperanza, de delicadeza de espíritu, de calor humano.

No podía ser mejor la ocasión, ni otro el lugar, para anunciar a la Diócesis lo que el Papa piensa de la misma. Estamos haciéndolo frente a nuestra Catedral y Santuario; en la clausura de las Fiestas de San Nicolás, al abrirse un nuevo año; en un Encuentro cargado de mensaje y de esperanza; a los pies del Niño Alcalde; estando presentes autoridades y pueblo.

No hace muchos días, le pedía a San Nicolás, al celebrar la Misa sobre el altar que guarda sus reliquias en Bari, lo siguiente: que la “Visita ad limina” estuviese cargada de todas las bendiciones que La Rioja necesita; que nos ayudara como pueblo riojano a encontrar los caminos que necesitamos para ser fieles a lo que Dios nos pide a cada uno de nosotros; que no nos faltara la fortaleza para asumir las consecuencias que supone ser cristiano hoy, en La Rioja y en la Argentina; que nos dé la luz del discernimiento que necesitamos como riojanos y como argentinos en esta hora difícil en que vivimos, y a la vez cargada de esperanzas…

Acabamos de comenzar un nuevo año. Lo hemos hecho con el tradicional TINKUNACO de San Nicolás y el Niño Alcalde. Es aquí donde debemos seguir rastreando las huellas de nuestra alma riojana, para seguir construyendo el futuro de nuestra Rioja con una doble fidelidad: a Cristo, y al pueblo, del que nos sentimos parte, y que viene fatigosamente y con inquebrantable esperanza trabajando desde hace cuatro siglos su propio Tinkunaco.

Hace pocos días despedíamos al INCA muerto. Su caja, que convocó al pueblo riojano para lograr este encuentro de hermanos en Cristo y con San Nicolás, no ha enmudecido; ya está en manos del nuevo Inca, a quien saludamos y le pedimos que siga convocando a su pueblo al ENCUENTRO RIOJANO, con la misma doble fidelidad: a su pueblo y a su Iglesia Madre.

Ustedes ALLIS presididos por el INCA, y ustedes ALFERECES y APÓSTOLES presididos por el ALFEREZ MAYOR, son un símbolo de nuestro pueblo riojano y de esta doble fidelidad que acabamos de señalar. La Iglesia Diocesana seguirá sirviendo a su pueblo, iluminando con la luz del evangelio y fortaleciéndolo en la Fe, en la Esperanza, y en el Amor, con la gracia sacramental, hasta lograr que en todos sus hijos se dé la plena liberación traída por Cristo.

Con este fin, señalaremos algunas ORIENTACIONES que nos ayudarán a caminar mejor durante este año 1975.

  1. Ratificamos y reafirmamos nuestra OPCION PASTORAL (“con el pueblo y desde el pueblo”) que un día tomamos juntos, con la ayuda de Dios; y nos comprometimos a caminar corresponsablemente, ayudándonos mutuamente a madurar la Fe, la Esperanza y el Amor, asumiendo los compromisos concretos que ayuden a hacer crecer a nuestro La Carta del Papa nos ayuda con claridad.
  2. Seguiremos actuando el CONCILIO, como una imperiosa llamada al celo de nosotros pastores del Pueblo de Dios y como fidelidad a la Iglesia para el desarrollo de su misión en el mundo en que nos toca vivir.
  3. Seguiremos infatigablemente, con la ayuda del Señor, buscando los caminos que lleven a hacer comprender y vivir los deberes de la justicia y de la caridad por la PROMOCIÓN INTEGRAL DEL HOMBRE RIOJANO, debiéndose sentir la Iglesia Diocesana, en el campo de su propia misión, maternamente solícita.
  4. Nuestro ministerio sacerdotal, como toda acción de la Iglesia, está y deberá estará estar abierto a todos, sin excluir a ninguna persona de la Salvación traída por Cristo a los hombres; pero servirá de un modo especial a quienes en la comunidad diocesana son POBRES, necesitados material y culturalmente, marginados de la comunidad o no tratados como hijos de Dios por sus hermanos. Es el mismo Cristo quien nos urge este servicio y esta entrega por los más débiles.
  5. Examinaremos (sacerdotes, religiosas y laicos), a la luz de nuestra opción pastoral y de las orientaciones del Santo Padre en su Carta, si nuestras vidas son un verdadero TESTIMONIO y si nuestra acción apostólica es verdadero SERVICIO a nuestro
  6. Nos avocaremos a nuestro LAICADO, para que vaya asumiendo cada vez más las responsabilidades que le incumbe como laico en la Iglesia; Buscaremos qué formas asociativas deberá tener. Especialmente deberemos asumir a nuestra JUVENTUD; ayudándole a que descubra las razones por qué vive, por qué cree, por qué En este orden de capacitación, se dará comienzo a un CENTRO SUPERIOR DE ESTUDIO Y REFLEXIÓN CRISTIANA.
  7. Acogiendo una sugerencia y un pedido de los Decanatos del Interior, estudiaremos la posibilidad de que este Año Santo Universal la imagen de SAN NICOLÁS visite por segunda vez nuestra Provincia.
  8. Según los objetivos del Año Santo durante este año ’75, seguiremos el DIÁLOGO ECLESIAL a todo nivel, reafirmando desde el Evangelio la libertad en el ejercicio de la misión pastoral, y señalando todo aquello que aten- te contra la dignidad humana y de hijos de Dios en nuestro pueblo riojano.

Para finalizar:

Como todos los años, también hoy, nos unimos como Diócesis a las JORNADAS MUNDIALES POR LA PAZ, proclamadas por el Santo Padre Pablo VI. El lema mundial de este año: “LA RECONCILIACIÓN ES EL CAMINO DE LA PAZ”, será también para nosotros, como riojanos, no sólo nuestro lema sino también nuestra tarea.

Que María, nuestra Madre y San Nicolás, nos ayuden a ser fieles. (Reconciliación para la bendición)