Memoria del cariño del Pueblo a los Mártires
El padre Miguel La Civita es un sacerdote santafesino de la Diócesis de La Rioja. En su formación compartió mucho tiempo con Angelelli y lo considera su padre. También compartió con Carlos, Gabriel y Wenceslao, sus compañeros mártires.
Aquí su testimonio y su enseñanza para hacer memoria de nuestros Mártires Beatos.
Recuerdo, los primeros tiempos después del asesinato del obispo, un clima de persecución, de sospecha, de informantes, todavía con gente presa, la mayoría allegada a la iglesia. También con una iglesia oficial ausente que nos quería convencer de que la muerte del obispo había sido un accidente pero que nunca pudo explicar los asesinatos de nuestros compañeros Carlos, Gabriel y Wenceslao. Una iglesia jerárquica que no acompañaba las expresiones del pueblo y que si bien toleraba nuestras expresiones, evidentemente no compartía nuestra convicción de que todos ellos eran nuestros mártires que habían dado su vida por fidelidad al Concilio Vaticano segundo y a un obispo que lo hacía carne en su proyecto pastoral. Eran tiempo de resistencia desde las sombras, tiempos de miedo y atropello, pero igual hacíamos memoria rescatando los lugares donde cayeron nuestros compañeros. Haciendo de ellos lugares de celebraciones, de peregrinaciones, de encuentros….nuestros mártires más allá de todo eran recordados, eran celebrados y con ellos celebrábamos también una manera de ser iglesia con cercanía, con empatía, con misericordia. Todo se hacía a pulmón… los mártires y la iglesia martirial no eran “oficiales” sino de nuestro pueblo. Los mártires no eran estampitas. Eran vivencia de una iglesia que buscaba ser fiel a la sangre derramada por amor a una causa…la del Evangelio, la de la opción preferencial por los pobres…
Hoy nuestros mártires son oficiales. Gracias a Dios….ya no tenemos que esconder su martirio…se los proclama en nuestros templos….pero está en nosotros seguir haciendo memoria comprometiéndonos con esa iglesia por la cual ellos dieron su vida….una iglesia a favor de toda vida, cerca de los más pequeños, iglesia servidora, samaritana y cercana a la gente con María como estrella de evangelización.
Ahora les comparto algunas de las maneras “populares” de expresar la resistencia ”al olvido», algunas maneras de hacer memoria:
1) visitar su tumba 2) hacer una cruz en la laja que tenía como lápida. Si ustedes se fijan aún hoy frente a su sepultura, se pueden ver esas cruces 3) Ponerle flores amarillas al pedirle una gracia durante tres días seguidos y rezarle un padre nuestro. Durante mucho tiempo siempre hubo flores amarillas…No sé de donde nació esa costumbre de ponerle flores de ese color. No sé de donde nació esa costumbre, pero permaneció por lo menos hasta que yo me volví a Santa Fe a cuidar a los míos que me necesitaban. Pero la verdad no sé, pero me parece que es una forma de hacer memoria y venerar a nuestro querido monseñor Enrique. Propagar esta práctica es una manera de cuidarlo y de pedir su intercesión junto a los compañeros mártires Carlos, Gabriel y Wenceslao. Creo que es bueno visitarlo y rezar en su tumba pidiéndole que nos acompañe y llevarle FLORES AMARILLAS recordando su pastoral de resistencia al mal y en defensa de la vida en todas sus expresiones.
NO OLVIDEMOS NUESTROS MÁRTIRES….HONRÉMOSLOS…CUIDEMOS SUS LUGARES HACIENDO DE ELLOS LUGARES DE VIDA E INTERCESIÓN.
PADRE MIGUEL ANGEL LA CIVITA
Navidad 2021