Fuente: Vida Nueva Digital
“En estas horas de angustia que atraviesa nuestra ciudad queremos estar junto a quienes más sufren las consecuencias del temporal: asegurar nuestra oración por cada una de las víctimas de esta inundación, y estar cerca de quienes han perdido un ser querido; de quienes no logran todavía dar con el paradero de un familiar, o aquellos que han visto anegados sus hogares y han debido evacuarse”. De esta manera, el arzobispo de Bahía Blanca, Carlos Aspiroz Costa op, y su auxiliar, Ernesto Fournau, se dirigían a la comunidad bahiense.
Sostenidos por el salmo 62, 9: “Confíen en Dios constantemente, ustedes que son su Pueblo; desahoguen en él su corazón, porque Dios es nuestro refugio”, los prelados desearon que Dios les conceda consuelo y los sostenga a todos en el ánimo para salir juntos de esta situación. Expresaron que, como siempre, la Palabra de Dios los alienta a confiar en el Señor, a desahogar en El el dolor, la incertidumbre, el dolor, el miedo y la impotencia que brota del corazón.
Pidieron hacer juntos un refugio, ayudándose mutuamente con la convicción de reconocerse hermanos que están en la misma barca. “En medio de la tormenta, queremos con ustedes decir: ¡No estamos solos, Dios camina con nosotros y nunca nos abandona!”.
Siempre la solidaridad
Afirmaron que nuevamente los ha sorprendido una catástrofe natural. Sin embargo, también se ha manifestado otro caudal de solidaridad, la de los servidores públicos y voluntarios que se movilizan, la de quienes ofrecen sus recursos para aliviar las pérdidas materiales. Por todos, dan gracias a Dios.
Los obispos de la arquidiócesis manifestaron que, en los tiempos difíciles, la solidaridad nos renueva en el vínculo como humanidad. No pueden dejar de ver, en medio de tanto sufrimiento, la capacidad de organizarnos en comunidad para ayudar, incluso dejando de lado lo que nos enfrenta. Allí un signo de esperanza: “¡No estamos solos, Dios nos hizo hermanos, y podemos encontrar caminos siendo cada vez más comunidad!
Finalmente, encomendaron a la comunidad a Nuestra Señor de la Merced para que sostenga la esperanza de todos e interceda por esta ciudad que la tiene por Madre y Patrona.
Mensaje del Episcopado
Por su parte, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina, en nombre de todos los obispos, envió su mensaje de cercanía y la promesa de oración por los damnificados por las inundaciones en Bahía Blanca.
“El sorprendente fenómeno climático ha dejado numerosas familias damnificadas. Compartimos el dolor y la incertidumbre de nuestros hermanos bahienses”, indicaron. Y pidieron que Dios mitigue la angustia de quienes han sido afectados, y fortalezca a los voluntarios en su entrega para cuidar la vida de otros hermanos.