AMAR CON CORAZÓN DE PASTOR
“Pedro: ¿Me amas más que estos? Sí, Señor, sabes que te quiero. Apacienta mis ovejas” Cf. Jn 21,15
Nonogasta, La Rioja, 20 de junio de 2025
Queridos hermanos y hermanas:
- La lectura del profeta Samuel que acabamos de escuchar nos revela el misterio de la vocación. Samuel escucha clara una voz pero no logra distinguir en ella el llamado de Dios. Necesita ser orientado, acompañado. Es la misión de Elí, el sacerdote del templo: ayudar a distinguir esa voz y responder. “Habla, Señor, que tu servidor escucha”.
Hoy también, entre muchas voces, estamos llamados a escuchar la voz de Dios que nos llama a un seguimiento humilde y decidido. Lucas, y todos los que vivimos la vida como vocación, hemos pasado esos momentos de búsquedas, de incertidumbres, de procesos orantes que nos llevaban a discernir los signos vocacionales que iban apareciendo. Necesitamos, a su vez, dialogar con alguien que nos escuche y comprenda. Oración y acompañamiento, fidelidad a las tareas de cada día y compromisos pastorales son elementos necesarios que ayudan a todo discernimiento vocacional.
Nos dice el papa Francisco: “…reconocer la propia vocación es una tarea que requiere espacios de soledad y silencio, porque se trata de una decisión muy personal que otros no pueden tomar por uno… Este silencio no es una forma de aislamiento, porque «hay que recordar que el discernimiento orante requiere partir de una disposición a escuchar: al Señor, a los demás, a la realidad misma que siempre nos desafía de maneras nuevas. Sólo quien está dispuesto a escuchar tiene la libertad para renunciar a su propio punto de vista parcial o insuficiente […]. Así está realmente disponible para acoger un llamado que rompe sus seguridades pero que lo lleva a una vida mejor…”[1]
A esto se suma la oración del pueblo de Dios, que suplica por tener pastores según el corazón del Señor y religiosos o religiosas que den claro testimonio del Evangelio.
Hace unos 10 años, Lucas vivió todo este proceso en esta parroquia y en este decanato. En medio de sus búsquedas él aquí se hizo esta pregunta: “¿Por qué no cura?”
Queridos jóvenes, en el lugar donde te encuentres viví tu amistad con Jesús a fondo y dale lugar a la pregunta “¿Qué quieres Señor de mi vida? ¿Cuál es la vocación y misión para la que me diste la vida?”. Que, como Samuel, puedan decir también ustedes: “Habla, Señor, que tu servidor escucha”.
Continúa Francisco: “Para discernir la propia vocación, hay que reconocer que esa vocación es el llamado de un amigo: Jesús. A los amigos, si se les regala algo, se les regala lo mejor… Quiero que sepan que cuando el Señor piensa en cada uno, en lo que desearía regalarle, piensa en él como su amigo personal. Y si tiene planeado regalarte una gracia, un carisma que te hará vivir tu vida a pleno y transformarte en una persona útil para los demás, en alguien que deje una huella en la historia, será seguramente algo que te alegrará en lo más íntimo y te entusiasmará más que ninguna otra cosa en este mundo. No porque lo que te vaya a dar sea un carisma extraordinario o raro, sino porque será justo a tu medida, a la medida de tu vida entera.”[2]
¡Qué bello es considerar de este modo la vocación que Dios tiene para cada uno!
- El Evangelio que escuchamos nos pone ante el nuevo llamado que Jesús Resucitado le hace Pedro. En primer lugar lo lleva aparte luego de comer con sus discípulos a orillas del lago. Tres veces le pregunta si lo amaba. En las dos primeras usa el verbo griego agape que hace referencia a un amor que implica una total consagración a Dios, mientras que la tercera hace referencia a un amor más bien de amistad, con la palabra griega El relato resalta que Pedro se entristece al escuchar la tercera pregunta. Desde épocas patrísticas se vio en la triple pregunta del Señor una referencia a las tres negaciones de Pedro. Las respuestas de Pedro “Tu sabes que te amo” limpian, purifican, disuelven esas negaciones… Y Jesús le terminará encomendando “sus” ovejas, para que las apaciente y las conduzca. La única condición para esto es que lo ame a Él por encima de todo y de todos. Pedro, asumiendo su debilidad, podrá llevar adelante esta misión si su mirada y su amor están centrados en Él.
Pedro pasó la noche sin pescar nada, pero cuando escucha y obedece la voz del Señor recién se convierte en Pescador.
Pedro cuando se apoya solo en sí mismo niega y abandona al Señor. Cuando hace su manifestación de amor a Jesús, recibe y puede llevar adelante la misión de apacentar. Allí se convierte recién en pastor.
Querido Lucas, el Señor que te llamó a este ministerio lo primero que pide es que tu amor sea totalmente para Él. Ese pedido requiere una vida centrada en Él en todo momento para que, solamente desde allí, seas pastor de sus ovejas. Ten presente que todas las personas que se te encomiendan como pastor son del rebaño de Jesús, son de Él. Y tu tarea, nuestra tarea, es conducirlas a un encuentro cada vez más profundo con Él. Toda acción pastoral implica comunicar el amor de Jesús y ayudar a que todos se encuentren con Él. Pero podrás ser puente, instrumento, si tu vida está íntimamente unida a Él y permanece en Él. Con particular fidelidad a la oración y la Eucaristía diaria.
- En el rebaño del Señor habitan, pertenecen personas con distintas realidades. A todas tendrás que apacentar. Algunas están más integradas y tendrás que ayudar a que crezcan en su amistad con Jesús y se fortalezcan en la misión que tienen. Otras vendrán ocasionalmente y tendrás que recibirlas con mucha caridad, ayudando a descubrir el rostro del Señor en una Iglesia que es familia y necesita de su participación activa. A otros tendrás que salir a su encuentro, o ir a buscarlos donde se encuentran y ser ante ellos testigo de la misericordia de Dios, que no hace acepción de personas y con amor busca al que está perdido, a los pobres y sufrientes, a los pequeños. A ellos tendrás que tratar con preferencia evangélica. En ellos brilla resplandeciente el rostro del Señor, ya que con ellos se identifica particularmente. Los adultos mayores del Hogar de ancianos, los que están presos de alguna adicción, los que no encuentran sentido a la vida, los que padecen alguna enfermedad grave, las familias en crisis, los desocupados, ellos y tantos otros necesitan encontrar en Dios y en su iglesia signos claros de esperanza que se traduzcan en gestos y acciones concretas de ayuda y contención. Sin duda que esta atención requerirá en muchos casos intentar nuevas respuestas pastorales y disposición para llegar a todas las periferias geográficas y existenciales.
- Lucas, recibes este ministerio, en un tiempo hermoso en que la Iglesia busca fortalecer su dimensión sinodal, lo que implica valorizar la vida y misión de cada uno de los bautizados. Cada uno de ellos es amado particularmente por Dios y tienen un lugar en la Iglesia. En esta época que vivimos con tantos desafíos es más que necesario una amplia participación de todos. Nadie puede quedar afuera. Una de nuestras misiones como pastores es ayudar a que cada fiel encuentre su lugar y lo viva plenamente como vocación recibida de Dios. La sinodalidad es una buena noticia para nuestro tiempo.
Sin duda ella requiere una escucha atenta y una entrega generosa y el aprender a disfrutar del ser pueblo de Dios desarrollando el gusto espiritual de ser Pueblo.
De modo particular contribuye a la sinodalidad la fraternidad sacerdotal. Vivir el ministerio en profunda comunión con el obispo y los demás sacerdotes. El sacerdocio tiene una radical forma comunitaria. Todos participamos del único sacerdocio de Cristo, por tanto no podemos vivirlo de modo individualista o apropiarnos del mismo. Solo lo viviremos plenamente en unidad con los demás presbíteros, también con los que más me cuesta la relación o con quien tenga alguna diferencia. Que puedas ver y valorar en todos ellos sus vidas valiosas y sus entregas generosas aún en medio de las fragilidades y divergencias.
Queridos hermanos sacerdotes tenemos la gran responsabilidad de recibir a los nuevos presbíteros con un corazón agradecido y con disposición a un acompañamiento cercano.
- Al final del Evangelio Jesús decía a Pedro “Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras». De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme».
Con estas palabras Pedro, asume su seguimiento de Jesús en perspectiva de entregar su vida en todo momento con perspectivas de martirio. Finalmente dará testimonio del Señor martirizado en Roma.
En nuestra Iglesia diocesana tenemos claros testigos del Señor que han dado la vida por Él y por el Evangelio. Mons. Enrique Angelelli, Carlos de Dios Murias, Gabriel Longueville y Wenceslao Pedernera son para nosotros claros testimonios de vidas que se fueron dejando conducir por Dios en una pertenencia cordial a la Iglesia y en un compromiso por la verdad y la justicia en esta tierra.
Dios quiera que tu vida Lucas y la de cada uno de los presentes, conducidas por el Señor, dejen una huella profunda en esta tierra. La incardinación en esta querida diócesis de La Rioja te une a cada uno de sus miembros por quienes tienes que dar la vida.
- En el evangelio un modo de llamar a Pedro fue “Simón, hijo de Jonás” haciendo una clara referencia a sus orígenes familiares. Lucas también nació y se crió en una familia en este lugar. Quiero agradecer especialmente a la familia por la vida de Lucas, por su acompañamiento permanente a su vocación. De modo especial a sus padres Dominga y Raúl, sus hermanas y sobrinos. A la comunidad de Nonogasta que fue tierra fértil dando participación a los jóvenes y acompañando su tiempo de maduración y discernimiento vocacional. Dar gracias a los sacerdotes que lo acompañaron y de modo particular al Seminario de Córdoba y a sus formadores, por su dedicada y abnegada contribución, y todas las comunidades por donde él fue pasando en ese tiempo. Agradecer también a la parroquia de Villa Unión, al P. Arlonce y a las diferentes comunidades que la integran, que lo han recibido con cariño y apertura en este último tiempo permitiendo forjar el camino vocacional. Agradecer al Área de Comunicación diocesana y su red de comunicadores con quienes te has integrado cultivando una mirada concreta y amplia de toda la diócesis.
Con un corazón agradecido pidamos a Dios que sea fiel y fecundo el ministerio de Lucas y que podamos acompañarlo siendo cada uno de nosotros fieles y fecundos en la misión que hemos recibido.
Que la Virgen de la Candelaria, patrona de esta parroquia, san Sebastián y nuestros beatos Mártires Riojanos nos cuiden e intercedan por nuestras intenciones. Bendiciones y paz para todos. Así sea.
[1] Cf. Cristus Vivit 283-284
[2] Cf. Cristus Vivit 287-288