Nominada entre las siete maravillas riojanas, Famatina se encuentra a 225 Km desde la capital riojana. Está ubicada al noroeste de la provincia, en un hermoso valle formado por las sierras de Famatina y del Velazco; donde se destacan sus sierras, ríos y minería; cuya historia muy fuerte que su pueblo supo defender. Tierra de producción variada entre nogales, vinos y variedad de frutales… Su nombre Famatina proviene del vocablo aborigen WAMATINAC, que significa “MADRE DE METALES”. Es el lugar que posee la mayor cantidad de atractivos turísticos, lo que permite trazar diferentes recorridos para el deleite de las personas que lo visitan. Sobresale la belleza de la MEJICANA, cuya ingeniería del cable carril de 51 km de largo y pasando por “Los Pesebres”, donde sus capas sedimentarias de diferentes tonalidades irradian una gran policromía ( cerro de 7 colores), llegando así al (Cañon del Ocre) donde el amarillo ocre contrasta con el verde de la vegetación… siguiendo camino llegamos a “Las Cuevas”, en este lugar tenemos la unión de las aguas; la amarilla que nace del Famatina y la cristalina que desciende de los deshielos. Pasamos también por “Cuevas de Perez” lugar donde se pretendía ser el fuerte de las empresas mineras que querían ingresar a explorar y explotar el Famatina. El recorrido termina en la estación N 9, situada a 4.600 msnm. Su nombre, la Mejicana se debe a quien la encontró, era de nacionalidad mexicana. La misma es una mina aurífera; es decir contiene alto porcentaje de oro. Siguiendo caminos, encontramos un lugar llamado “Tres Piedras” ligado estrechamente a la arqueología. Tiene una conexión directa con el camino del inca, ya que esta geografía pasa un tramo por el magnífico camino construido por los InKas. Se puede visitar también “Pampa Toberia” donde sobresalen las construcciones inkaicas al pie de la montaña. Se observan también un puesto de tres piedras, construido por lugareños para la cría de ganado y, por último se avista la cascada de 2.800 msnm, cuya actividad principal de este lugar es el trekking…
Por Aída Soria