En la Ciudad de La Rioja en el mes de julio se realizó e el Encuentro Social del NOA en donde se reunieron las Pastorales Sociales de las 14 diócesis de la región.
Monseñor Pepe Díaz, Obispo de Concepción y refrente de Pastoral Social del NOA, fue entrevistado por nosotros. Aquí sus palabras en donde destaca el protagonismo de los jóvenes y el testimonio del Beato Fray Mamerto Esquiú en la construcción de la Patria.
En su experiencia vivida de años con y sin democracia, a los jóvenes que vivimos en democracia. ¿Qué podría decirnos?
En primer lugar que valoren este modo de organizarnos que tenemos en este contexto de democracia, porque es una oportunidad, la democracia es una oportunidad para un desarrollo más pleno de todos los miembros de la sociedad, como la vivamos es otra historia. Pero sin duda que viviendo bien la democracia es un sistema que es muy favorable para el crecimiento de la libertad porque se deben tomar decisiones (si bien hay otros que deciden en algunas cosas) el pueblo tiene que autodeterminarse y eso es muy bueno.
También les diría que se preparen para vivir en democracia, vivir en democracia no es una cosa espontánea que apareció de pronto y que viene con los insumos necesarios; esos insumos los tenemos que poner nosotros. Esos insumos tienen que ver con las decisiones que uno toma en relación con los otros, en relación a uno mismo, en relación al respeto de las leyes como reglamentación de la convivencia democrática. Como ya lo decía el Beato Fray Mamerto Esquiú: “obedezcan señores, porque sin obediencia no hay Ley”. Estudien, formense, amen la Patria, esta oportunidad que tienen para aportar desde su propia inteligencia y sus decisiones a una convivencia más alta que no se contente con una democracia mediocre y corrupta. Que busquen la manera de transparentar, no cedan a la tentación de conceder permisos, como dicen algunos “roba pero hace” por ejemplo. Son concesiones que a veces se dan a los dirigentes y que en el fondo tiene que ver con un ceder moralmente y empezar a nivelar para abajo, esas concesiones de permiso se vienen en contra del mismo pueblo. Vale la pena que los jóvenes asuman este rol protagónico para la construcción de esta democracia y se preparen para liderar procesos, porque esta organización comunitaria requiere de la toma de decisiones que deben ser de acuerdo al bien común o para el bien común.
Sobre la Pastoral Social, como jóvenes del NOA que desean participar y sumarse, existen ciertas estructuras que pueden desalentar o excluir. ¿Cómo pueden involucrarse los jóvenes en este espacio o alentarlos a participar?
Los jóvenes pueden crear espacios propios o pueden insertarse en espacios que ya están formados, pero reclamando en esos espacios que los liderazgos no sean verticalmente puestos sino que haya un discernimiento respecto de las cualidades de los liderazgos y de los líderes de manera que esos espacios sean liderados por gente que no solo sepa hacerlo sino que tenga las condiciones morales y la preparación suficiente para hacerlo.
Debe exigir que los espacios en donde se están tomando decisiones básicas como ser la selección de los candidatos sea democrático también.
Luego de las exposiciones del Lic. Humberto Podetti y la Dra. Emilce Cuda, ¿qué cree que nos podrá decir el NOA desde la Pastoral Social a partir de hoy? ¿Cómo sigue después de este encuentro?
Estamos congregados aquí miembros de la Iglesia Católica del NOA, no nos dirigimos principalmente al resto de los miembros de la sociedad sino que principalmente nos estamos dirigiendo a nosotros como Pastoral Social. Y como pastoral social en primer lugar necesitamos no dejar que las cosas sigan como siempre fueron, asumir que hay un desafío y una responsabilidad que tenemos que abordar, que como Iglesia necesitamos seguir los lineamientos del Papa Francisco que nos invita a salir a encontrarnos con esa realidad difícil, compleja y dura que nos toca vivir. No para echar culpas a otros sino para asumir nuestras propias responsabilidades en donde falta lo que nosotros no pusimos, porque si ha crecido mucho la maleza es porque no hicimos crecer suficientemente el trigo y eso depende de nosotros. En esto de no echarle la culpa a otros, creo que la pastoral social tiene que asumir que tiene un rol protagónico a la hora de acercarse a las realidades difíciles que nos toca vivir, intervenir responsablemente, bajarse del caballo, acercarse al herido, levantarlo, hacerse cargo de la posada, como el buen samaritano, y ese signo ese gesto tiene que ver con un nivel de responsabilidad que va más allá de los ámbitos estrictamente culturales o litúrgicos: tiene que ver con la calle, tiene que ver con ir al encuentro de estos que están tirados en el camino y que están necesitando de la Iglesia un gesto de cercanía y de solidaridad. Creo que el mensaje siempre va a ir en esa línea porque la parábola del Buen Samaritano habla de Jesús, es Jesús mismo el que se acerca, el que baja del caballo, cura las heridas, el que nos levanta, el que paga por nosotros. Ese es el modo de obrar que la Iglesia está llamada a tener.