El pastoreo de a caballo del Padre Emmanuel y su Changada

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Parroquia Santa Rosa de Lima, Diócesis de La Rioja

La religiosidad popular es una realidad muy profunda del santo Pueblo de Dios, en ella misma se oculta un misterio con prácticas totalmente singulares,  genuinas, y concretas. Allí la persona dialoga con los artículos de la fe y las tradiciones familiares, culturales, y se une a mi entender, en una liturgia propia, actos de silencio que permite que solo hable la experiencia, que la sensaciones se dejen afectar y acoger a ese mismo misterio que abarca todo, la Trinidad, único Dios vivo y verdadero.

El pasado viernes emprendí una aventura única. La meta era llegar a caballo con un grupo de jóvenes (la Changada) portando a lomo de yegua la imagen de la virgen del Valle de Los Colorados hacia El Cienego,  un lugar maravilloso,  único por su paisaje, cuya carta de presentación es su propio suelo que engendra riqueza, historia, formas, colores, y un aroma que solo el silencio lo disfruta. En este lugar una familia venera al Beato Ceferino Namuncurá, cuya historia familia contagia por el milagro del Niño (así lo llaman los lugareños a Ceferino) realizó en la  puerta de la montaña haciendo brotar agua. Desde entonces en torno a este lugar se congregan fieles y devotos del hijo de la Patagonia,  el lugar es poco visitado por lo difícil y dificultoso para acceder y los largos kilómetros sobre arenales, médanos, piedras, árboles gigantes  y cardones majestuosos que hacen del lugar casi un desafío incluso a la convicción propuesta.

Emprendimos la peregrinación haciendo noche y acampando en la puerta de la quebrada, la Changada me esperaba con buena guitarra, unas brasas rojas para pasar el fresco de esa noche, los diálogos, la sorpresa de ver al CURA entre ellos se torno en gestos de acogida, de hospitalidad. Mi sorpresa fue y es muy grande por la riqueza que estos jóvenes guarda cada uno en su vivir y en sus sueños. Preparamos la carpa, tendimos la cama y a dormir, por que a primera hora de la mañana comenzaría la cabalgata a El Cienego.

El sábado temprano entre mates, risas, bromas y el ensillar de las bestias nos convocamos para orar frente a la imagen la virgen y con el saludo a la Señora del Valle comenzamos a transitar, a entrar literalmente en la MONTAÑA. Cantos, diálogos, risas, miradas, silencios prolongados, paradas solo para contemplar tanta belleza, era la forma de bienvenida que recibimos de esta majestuosa naturaleza. Con fotos, quería sacar y captar con el corazón para que no se pierda ningún rincón sin observar, cada lugar es único, decorado, nada está de más todo está bien, todo habla  de un Tú  de un yo a ti te amo, en la experiencias de Lebreton.

Después de 5 horas cabalgando, llegamos al lugar donde la gente disparaba para recibirnos y digo disparaba porque así los ví, corrían a tocar campanas, sacar las banderas, el santo, los niños era el anuncio de ESTAMOS DE FIESTA.

Luego de descansar había que preparar el oído por que las doñas tenían ansia de hablar, de contar, de que el Curita, conozca su experiencia de Dios, lo escribo y me saltan las lágrimas por que pasan de nuevo por mi memoria el Rostro de Doña Juana y Doña Ana, hermanas, eran para mí Marta y María y ese lugar era ya La Betania.

20 horas. La misa; los niños adelante atentos a todo, los visitantes, devotos, promesantes alférez listos y ¡comenzamos a disfrutar del encuentro! En la misa les hablé de Jesús,  de lo impactante que fue Jesús para Ceferino y cómo por medio de Ceferino, nos podemos acercar a Jesús.  En ese momento les regalé a la comunidad la Reliquias del Beato para que la custodien, la cuiden y que al rezar delante de ella puedan alcanzar las gracias que necesitan.

Esa noche era el último día de Novena, rezamos, cantamos el himno y comenzó el encuentro fraterno, entre comidas, cantos, baile.

El domingo comenzó la procesión hacia el lugar del milagro,  en la cima nos leyeron la historia contada por Doña Esther, una abuela que dejó en una carta el relato de lo sucedido, para que todos los que visitan el lugar sepan el porqué.

Al regreso celebramos la misa y la familia agradeció la participación y la emoción dio lugar a que el deseo de regresar para el año sea más fuerte.

Quería escribir y dejar estas pocas imágenes para compartirlas y así puedas disfrutar un poco de lo feliz que fui y me hizo esta magnífica Aventura.