La propuesta sinodal iniciada en la Iglesia Universal, y que desde hace varios meses comenzó particularmente en nuestra diócesis requería una imagen que ilustrara el anhelo de ser “Pueblo de la Nueva Alianza” que anhela caminar en comunión, participación y misión.
“Estas tierras de La Rioja
hoy celebran la unidad
de aquellos que entregaron
su vida por la verdad…
El caminar comunitario que se propone en el Sinodo, es hacer memoria agradecida de nuestra historia.
En el centro del dibujo está San Nicolás, “perpetuo protector del pueblo riojano”, junto con el gran misionero que llegó a nuestras tierras San Francisco Solano, autor del primer Tinkunaco. En sus brazos cargan al Niño Jesús Alcalde. El testimonio de los santos nos conduce al encuentro con Jesús y así con nuestros hermanos.
…Niño alcalde niño bueno
San Francisco protector
nos marcaron el camino
de esta peregrinación”
San Nicolás es testigo,
nuestro bendito patrón
Tatita que nos enseña
a vivir la Comunión…”
“Volver la mirada a ese Cristo Alcalde, a quien le confesamos que es el Hijo de Dios, el Amado y el Predilecto; el Autor de la Paz y en quien nos debemos “encontrar” todos los hombres. En este Cristo Alcalde nos encontraremos como pueblo. En este Cristo sacaremos las fuerzas y la luz para llevar adelante la gran tarea de ir concretando realizaciones de paz y felicidad para todos” nos enseñaba Mons. Enrique.
A la derecha de la imagen, están nuestros Mártires, el sueño de encontrarnos entre hermanos y anhelar la justicia y la paz evangélica hizo derramar la sangre de los sacerdotes Carlos y Gabriel, del laico Wenceslao y del Obispo Enrique. Ellos son testigos de la “Pascua Riojana”, son intercesores que animan el caminar.
…Son los mártires de Cristo
recordados con amor
animados por su ejemplo
caminamos hacia Dios”
Hacia el lado izquierdo la figura de María “Estrella de la Nueva Evangelización” Madre que camina a nuestro lado “pechando en la marcha” llevando de la mano a los que sufren.
Los riojanos somos “pueblo que camina con sus santos” cada familia, niño, joven y anciano busca asumir su compromiso bautismal para crecer en comunidad “orante, fraterna y misionera”.
El camino sinodal no es un método más, ¡es una actitud! Una decisión de volver al primer impulso evangélico y dejarnos llenar del Espíritu Santo que moviliza el caminar de la Iglesia.