En este 25 de marzo, Día de la Anunciación y del Niño por Nacer, queremos invitar a contemplar el misterio insondable de la vida humana que se nos presenta en la vida concreta del niño por nacer en el seno de su madre, pero que también se proyecta en tantas vidas que reclaman auxilio, apoyo y acompañamiento.
Queremos agradecer especialmente a todos aquellos que asumieron el desafío de cuidar, acompañar la maternidad en contextos de vulnerabilidad, al niño por nacer, al niño en sus primeros meses de vida, a las mujeres que han sufrido la herida del aborto. El anuncio de un amor tierno y misericordioso se hace presente en todos estos servicios y nos impulsa a seguir dando testimonio de una Iglesia atenta y solicita.
Esta Iglesia en salida anuncia una vez más la eminente dignidad de toda vida humana, independiente de su circunstancia. Es una certeza palpable y real que reconocemos en la experiencia de estar cerca, cuerpo a cuerpo con la fragilidad del recién nacido, su madre y su familia. El respeto irrestricto de esta dignidad es la base de todo orden social justo que está al servicio de todas las personas para que sus vidas puedan desarrollarse y expresarse en toda su plenitud y belleza.
Que el “Fiat” de nuestra Madre sea guía para nuestros pasos.
Martes, 25 de marzo de 2025.