En una Catedral colmada, en la misa de 20 hs, se procedió al cierre del Año del Jubileo de la Esperanza. La liturgia acompañó con cantos de acción de gracias, y el obispo, el Padre Dante Braida, agradeció a las comunidades la participación en los diferentes momentos definiendo este tiempo como una gracia especial para la Iglesia
Homilía Monseñor Braida
CLAUSURA DEL AÑO JUBILAR “PEREGRINOS DE ESPERANZA”
HOMILÍA Mons. Dante G. Braida en Iglesia Catedral y Santuario San Nicolás de Bari – 28/12/2025 – Iglesia Catedral
“«Pongan al servicio de los demás los dones que han recibido» (1Pe 4,10)
Querida Comunidad diocesana:
- Con un corazón agradecido estamos clausurando este año de jubileo por los 2025 años de la venida de Jesucristo al mundo y de toda su obra salvadora. Seguramente cada uno ha vivido este año de un modo particular y ha recibido de Dios las gracias que él quiso darles. Cuando Dios nos da una ayuda, una gracia es para que crezcamos y, con ella, ayudemos a otros. Como nos dice la primera carta de Pedro: “Pongan al servicio de los demás los dones que han recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.” (1Pe 4,10). El Señor nos quiere servidores de su Reino poniendo para el bien de los demás lo que hemos recibido como gracia y que nos ocupemos de la construcción de un mundo con más justicia, equidad y oportunidades para todos.
Reitero lo de la carta de Pedro: “Pongan al servicio de los demás los dones que han recibido”
- La Clausura del Jubileo coincide con la Fiesta de la Sagrada Familia que en el Evangelio nos presenta a José, atento a los designios de Dios y al cuidado de su familia. Yendo a Egipto para salvar al Niño y regresando a Nazaret. Los contemplamos unidos como familia enfrentando las dificultades que se presentan atentos a las inspiraciones de Dios. La confianza en Dios es la que les permite percibir los peligros y, al mismo tiempo, descubrir las salidas. Vemos así una Familia peregrina que vive de cara a Dios, pero con los pies bien en la tierra. Por ello los vemos crecer con esperanza. Esa Esperanza que viene de la confianza en Dios.
Hoy pidamos por cada una de nuestras familias para que puedan abrirse a una vida plena a partir de la confianza en Dios y el caminar juntos todos sus miembros. Pidamos por las familias que están atravesando alguna dificultad para que encuentren la ayuda que necesitan en corazones solidarios. Pidamos por las familias que tienen uno de sus miembros enfermo o anciano. Pidamos por las familias que tienen niños, adolescentes y jóvenes para que puedan cuidar sus vidas y darles lo necesario para un desarrollo digno e integral. Pidamos por toda la sociedad para que sepamos cuidar y valorar la vida de toda familia… y por la Iglesia, para que pueda fortalecer su pastoral familiar y ofrecer acompañamiento en todas las etapas del desarrollo familiar.
- El jubileo nos proponía como lema: “Peregrinos de Esperanza”. Peregrinar implica estar en permanente camino, un caminar junto a Dios y a su pueblo. Un pueblo en el que encontramos personas que de muchos modos buscan a Dios, o buscan un sentido para sus vidas. Un pueblo que está integrado por niños, jóvenes, adultos y ancianos. Un pueblo en el que hay muchos que sufren por estar solos, o por no tener los recursos necesarios para alimentarse, o acceder a la salud o la educación. Donde hay muchos que no participan de la vida de la Iglesia o no cultivan su fe porque no han tenido oportunidad. O que han perdido la Esperanza.
Por tanto, un fruto esperable de este jubileo es que nos asumamos decididamente Peregrinos-Misioneros que están dispuestos a salir, a compartir lo recibido. A acercarse a todos aquellos que buscan el sentido más profundo de sus vidas.
- Agradecemos a todas las comunidades cuyos templos han sido lugares de peregrinación. Gracias por haberlos mantenidos abiertos para que quien quiso recibir la gracias de las indulgencias o la gracia que Dios tenía para cada peregrino.
Nuestros templos, son casa del Pueblo de Dios y de todos sus miembros, también, cómo decía Francisco, tienen que ser hospitales de campaña para recibir a las personas en la situación que se encuentre, particularmente a los pobres, débiles y sufrientes.
- Vivimos esta clausura en el 7mo día de novena de San Nicolás. El lema de este año nos invita también a seguir caminando juntos: “Con San Nicolás, caminamos en Esperanza”. Este año estamos reflexionando sobre el Documento final del sínodo donde ser reconoce que la familia es la primera escuela de sinodalidad y de misión. El Sínodo subraya que la Iglesia debe acompañar, sostener y escuchar a las familias en sus desafíos. Hoy a San Nicolás, protector de hogares, y el Niño Alcalde, nacido en familia pobre, les pedimos que iluminen nuestras casas, nuestros hogares con paz y esperanza.
La Iglesia está llamada a ser familia y como toda familia organizarse para el bien de todos sus miembros y para el servicio de la Evangelización por eso, el documento final del Sinodo (cf nn 103-104) hace referencia a la importancia que tienen en los organismos de participación en la Iglesia, como ser el Consejo de Pastoral y el Consejo Económico, ya que ellos constituyen uno de los ámbitos de actuación más prometedores para una rápida aplicación de las orientaciones sinodales que conduzca a cambios perceptibles a corto plazo. Una Iglesia sinodal se basa en la existencia, eficiencia y vitalidad efectiva, y no meramente nominal, de estos órganos de participación, y que ellos puedan desempeñar plenamente su papel, no de manera puramente formal, sino de forma adecuada a los diferentes contextos locales.
Pidamos a Dios para que cada comunidad de la Iglesia sea abierta, sinodal, servicial y misionera.
- Querida comunidad diocesana, agradecidos por este año Jubilar sigamos caminando juntos, con esperanza y alegría.
Que María, mujer plenamente feliz por vivir la voluntad de Dios en las situaciones concretas de su vida, su esposo san José, hombre justo y padre presente y los beatos Mártires Riojanos Enrique, Carlos, Gabriel y Wenceslao que viven la alegría del cielo luego de haber peregrinado los caminos del evangelio en esta bendita tierra intercedan por nosotros para este caminar juntos sea fecundo y lleno de vida.
¡ Bendiciones y mucha paz para cada familia, para cada comunidad de la diócesis y para todos! Así sea.
















