HERMANOS:
Abrimos la CUARESMA; tiempo fuerte de oración y penitencia; un gesto sencillo y cargado de significado nos reubica de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde caminamos; un poco de ceniza marca nuestra frente, con una invitación del Señor a cambiar profundamente de vida: “CONVIÉRTETE Y CREE EN EL EVANGELIO”. El Señor no quiere “nuestras cosas”, sino un “corazón nuevo”. En este lenguaje nos habla toda la Biblia ésta es también en la predicación permanente de la Iglesia. Esta es la BUENA NUEVA que nos trajo Cristo.
Cuaresma es el camino del éxodo cristiano hacia la PASCUA, para el hombre y para la comunidad de los hombres. Leemos en la Exhortación sobre la “Evangelización del Mundo Contemporáneo” de Pablo VI: “Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro; renovar a la misma humanidad, “he aquí que hago nuevas todas las cosas”. Pero la verdad es que no hay humanidad nueva si no hay en primer lugar hombres nuevos, con la novedad del Bautismo y de la vida según el Evangelio.
Por la sola fuerza del Mensaje que proclama, trata de convertir al mismo tiempo la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están comprometidos, su vida y ambiente concreto… trata de alcanzar y transformar los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de Salvación… No habrá Evangelización posible sin la acción del Espíritu Santo; es Él quien hace hablar a Pedro, a Pablo y a los Doce, inspirando las palabras que ellos deben pronunciar, descendiendo, también, sobre los que escuchan la Palabra de Dios.
Por el Espíritu Santo, la Iglesia crece; Él es el alma de la Iglesia; por su “unción” somos los “enviados” a Evangelizar a nuestros hermanos; somos enviados a Evangelizar las “culturas”… (E.N.).
Esta reafirmación de la misión permanente de la Iglesia, me ha parecido oportuna y necesaria hacerla, aunque sea reducida. Con todo, son muy esclarecedoras, las palabras del Papa.
EL RESPETO POR EL DON DE LA VIDA
En esta Cuaresma, además quiero reflexionar, con ustedes, acerca del RESPETO POR LA VIDA. Creo que lo necesitamos; creo que nos hace falta hacer un buen examen de conciencia.
Hoy, los argentinos, pareciera que hubiésemos perdido la “admiración” y la “sorpresa” ante la “vida” que nace cada día y crece; que nos sorprende en cada instante. Si, a veces, no nos sorprende la “muerte”, lo es, porque ya no nos “sorprende la vida”. Vivimos aturdidos; desorientados; confundidos; desesperanzados. No advertimos cuál es la fuente de la vida, ni su sentido ni su destino. Hoy “matamos la vida” de muchas maneras. Jesús en cambio nos dice: “he venido para que tengan vida y ésta abundante”. (Jn.)
Desde la CRUZ, que reverentes besaremos el Viernes Santo, se nos seguirá anunciando a todos nosotros: “éste es el precio de tu vida”; “en esta cruz nace la VIDA en plenitud”; “conviértete y cree en el Evangelio”.
COMO SE “MATA” LA VIDA… HERMANOS:
Los invito a que hagamos un alto en nuestra vida diaria; a modo de reflexión y evaluación personal y comunitaria escuchemos la Palabra del Señor, para poder “discernir” evangélicamente esta hora grave que vivimos.
Pensemos:
Cómo se mata la VIDA…
CUANDO el “guerrillero” nos sorprende con su cuota de muertes… Cuando las fuerzas “custodias del orden” nos sorprenden también con su cuota de muertes…
Cuando “otras fuerzas ocultas” también nos sorprenden a diario con su cuota de muertes…
Cuando se mata al niño antes de nacer…
Cuando mueren los niños por falta de pan y de medicamentos…
Cuando se “roba” el “pan” de los hogares y se “vacía” de “bienes”, al país… Cuando no hacemos crecer la vida en nuestro pueblo por falta de una adecuada educación…
Cuando dividimos y sembramos la cizaña de la discordia y del odio entre los conciudadanos…
Cuando por la “infidelidad” destruimos los hogares… Cuando “vaciamos” de vida a nuestra Patria…
Cuando matamos la alegría, la esperanza y el coraje por vivir… Cuando matamos las “fuentes de trabajo”…
Cuando nos enriquecemos con “la sangre” del pobre, del débil, del “sin voz”…
Cuando mentimos, delatamos y “abusamos” de diversas formas del prójimo…
Cuando profanamos el “templo de Dios”, que es el hombre, con torturas físicas, morales y sicológicas…
Cuando somos “infieles” a nuestros compromisos asumidos; irresponsables en nuestro trabajo y hacemos de la “coima” un estilo de vida…
Cuando le negamos a Dios el lugar que tiene en la vida de cada persona y en la comunidad de los hombres…
Cuando obstaculizamos la misión evangelizadora de la Iglesia, de ayudarle al hombre a ser más hombre, injertándolo en la misma vida de Dios…
Cuando “usamos” hasta la misma “defensa de la fe católica” para lograr “otros fines”…
Cuando buscamos la “felicidad” sólo y principalmente en el “tener más”… Cuando hacemos “pingües” negociados con la pornografía, la droga, la “tata de blanca”… etc., matando la inocencia de nuestros niños, frustrando los ideales sanos y generosos de nuestra juventud y destruyendo los hogares…
Cuando no administramos bien la “justicia” y la “cosa pública”…
Cuando no somos justos; solidarios; “limpios de corazón”; celosos en la defensa del recto uso de la libertad…
Cuando nos corrompemos como “dirigentes” con la secuela de sufrimientos para nuestro pueblo…
Cuando buscamos en el “secuestro” y en la “violencia sangrienta”, la solución a los grandes problemas que tenemos…
Cuando buscamos construir la paz y el “orden” con el solo hecho de “no matar físicamente”…
Dios es el Dueño de la Vida. Nosotros somos administradores de ella. Al final de nuestros días seremos juzgados cómo la hemos administrado. Es bueno pensarlo ahora.
SE BUSCA DIVIDIR A LA IGLESIA…
En esta carta pastoral quiero también prevenirles de un grave problema: se busca dividir a la Iglesia. Esto procede desde fuera y desde dentro de La Rioja. Quiero prevenirlos para que la fe de ustedes no sufra detrimento y estén alertados. Silenciar esto sería faltar gravemente a mi deber de Pastor de esta Iglesia. Desde “grupos” con distintos nombres, como desde “organismos representativos” en la vida de la nación, se busca separar la Iglesia del pueblo; separar a los pastores -sean ellos obispos o sacerdotes- de sus comunidades; separar a los sacerdotes entre sí; sembrar, en el pueblo y en las mismas comunidades religiosas, la “sospecha” y la “desconfianza” de sus hermanos; se busca separar las diócesis argentinas; se busca contraponer la Iglesia de Pío XII a la de Juan XXIII y Pablo VI, haciendo aparecer a la de Pío XII como la “fiel” a la fe católica y la de Juan XXIII y Pablo VI como “infieles”; se busca separar a los Obispos entre sí, agrupándolos en “fieles” unos e “infieles” otros, a la fe católica; se busca separar a los laicos militantes y apostólicos como “peligrosos”; se busca obstaculizar la misión evangelizadora de la Iglesia porque se la cree que prepara la “subversión” en el pueblo.
Se condena abiertamente los “documentos Oficiales de la Iglesia” como sustentadores de “ doctrina peligrosa y materialista”; aquí, en La Rioja, se busca sorprenderlos a ustedes con esto:
“La iglesia en La Rioja ya no es católica ni su Obispo está en comunión con el Papa y los otros Obispos argentinos…”
Por cierto que todo esto no es nuevo en la historia de la Iglesia, pero es un deber señalarlo; además de revelar “ignorancia supina” en materia religiosa y eclesiástica hay un intento diabólico, a veces, revestido con ropaje de “defensores de la fe católica”.
Pidámosle al Señor que ilumine, los perdone y no permita que hagan daño a su pueblo. Esto sucede en nuestro país… y también en otros.
CONSTRUCTORES DE ESPERANZA
Esta carta, que les dirijo en esta Cuaresma, mira a la diócesis y a todo el con- texto argentino que estamos viviendo; no somos islas. Es, además, una exigencia de mi misión como Obispo de la Iglesia de Cristo, en comunión con mis otros hermanos obispos.
No quiere ser pesimista ni dramatizar una realidad. Se inspira en las palabras del Papa arriba citadas, y en la observación de las angustias que vivimos a diario.
Pretende ser una ayuda para reflexionar y hacer un buen examen de conciencia individual y colectivo; busca la medicina saludable y eficaz; es ajena a toda intención de ser “vaticinadora de calamidades” como decía Juan el bueno. Es una invitación para enfrentar en esta Cuaresma, las raíces hondas de nuestra grave -pero no desesperada- situación; no parte de “intereses humanos” sino de la Palabra de Cristo.
Por otra parte, si constatamos muchas “cosas” negativas, mayores son las positivas; éstas se están haciendo en el silencio; con dolor y con esperanza; hasta con heroísmos. El Señor bendecirá, no lo dudo, esta búsqueda dolorosa; estemos seguros en QUIEN confiamos.
EXHORTACIÓN FINAL HERMANOS:
Seguimos creyendo firmemente, que los “caminos de Dios son distintos a los caminos de los hombres”. Seguimos sintiendo la necesidad de un cambio profundo de vida; la necesidad de “reconciliarnos” con Dios y entre nosotros. Cuidemos y trabajemos afanosamente por el don de la UNIDAD.
Reafirmemos el “sabor” por la vida; respetémosla y hagámosla crecer en nosotros y ayudemos a que crezca en nuestros hermanos; no permanezcamos indiferentes ante cualquier “signo de muerte”. “he venido para que tengan vida y abundante…” nos dice Jesús.
Estemos atentos para que “el miedo” no mate la esperanza; no paralice la creatividad ni ahogue los dones que el Señor ha sembrado en cada hombre para bien de la comunidad.
Que el “plan MATRIMONIO Y FAMILIA” ayude, en este año 76, a realizar en nuestros hogares las “Iglesias Domésticas” así, una vez evangelizadas, se con- viertan en evangelizadoras.
Dada la situación que vivimos, no perdamos el tiempo en cosas “secundarias” profundicemos la Vida Trinitaria en nuestras comunidades; los tiempos que vivimos y los interrogantes que plantean y exigen en los cristianos una fe adulta.
Esta Cuaresma es también un llamado del Señor para nosotros “los evangelizadores”. “Vivimos en la Iglesia un momento privilegiado del Espíritu Santo”. Dice el Papa: “este siglo siente sed de autenticidad. Conservemos la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas”. Sintámonos necesitados de ser evangelizados nosotros mismos.
Al hablar el Papa de los “testigos” nos deja estas tres preguntas que sintetizan el grito del hombre de hoy, especialmente de la juventud: “¿Creéis verdaderamente en lo que anunciáis?” “¿Vivís lo que creéis?” “¿Predicáis verdaderamente lo que vivís?”. Estas preguntas nos tocan a todos. Una buena guía para un examen.
Finalmente: al saludarlos y unirme a ustedes por la oración y el afecto, les pido que en cada comunidad Parroquial organicen, en esta Cuaresma, todo aquello que ayude a vivir un clima de oración y de reflexión y a efectivizar más las “OBRAS DE MISERICORDIA”.
A la Santísima Virgen María le pedimos que nos ayude a ser “fieles”.