También en este año, “72”, desde los cuatro puntos cardinales, EL SEÑOR, HA RESUCITADO-. Es el gran anuncio de la VIDA. Es la convocación que el Señor nos hace a todos los hombres, para redescubrir, en SU PASCUA, en qué consiste vivir verdaderamente. Nos convoca para ser mensajeros y testigos de esa VIDA NUEVA. Es también, el anuncio de la ESPERANZA, tan necesaria en los momentos en que vivimos.
Mientras nos invade la tentación del fracaso, de la desilusión, del miedo,, de bajar las manos por cansancio, al finalizar esta Semana Santa, se nos vuelve a proponer la respuesta de Dios Padre: en la PASCUA DE CRISTO, debemos buscar las soluciones profundas a los interrogantes de nuestra existencia y a los de esta hora dramática en que vive el País.
A mi diócesis y Provincia de La Rioja va dirigido este SALUDO PASCUAL. A todos ustedes hermanos de la ciudad capital; a las ciudades y pueblos del interior; a ustedes que se encuentran y se sienten solos, como perdidos en este dilatado territorio. A ustedes, Autoridades, que tienen, ahora, la responsabilidad de servir en el Gobierno, a ésta Provincia; a ustedes: hogares, juventud, niños, ancianos y enfermos; a ustedes, hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas, a ustedes cristianos, llamados a testificar con un mayor compromiso, la Pascua de CRISTO. A ustedes, hermanos cristianos, no católicos; a ustedes hermanos de otras confesiones religiosas: reciban este saludo amigo.
Este SALUDO es para todos, sin exceptuar a ninguno. A los que ven a esta Iglesia Diocesana, madre, amiga, acogedora, “atada al Espíritu de Cristo” y esforzándose por hacer el mismo camino que hace nuestro pueblo riojano; a ustedes que le ponen reparos, no la comparten, no la ven, o se sienten ya cansados porque caminamos buscando el rostro de Cristo en y desde el corazón del mismo pueblo, guiados por la seguridad y el riezgo de aventura que nos da la Fe en ese mismo Cristo Pascual en Quien hemos depositado toda nuestra esperanza y nuestra confianza.
Anunciarles esta realidad de la Pascua de Cristo, nos supone una tarea; esfuerzo-responsabilidad asumida; palabra empeñada; compromiso, servicio. Supone que debemos ir haciéndola cada vez más realidad en nuestra diócesis. Porque esta Pascua que anunciamos no es un simple recuerdo histórico, acaecido hace dos mil años. Es una Pascua real, efectiva, actual, de hoy, y para nosotros y en nosotros.
Para nosotros cristianos, hijos de la Iglesia, no puede reducirse a solas celebraciones litúrgicas que se suceden cada año. Ella exige ser actualizada en el contexto de la realidad riojana, como exigencia de la invitación que se nos hizo al comienzo de la Cuaresma: “CONVIÉRTETE Y CREE EN EL EVANGELIO”. Es por exigencia de la Fe que profesamos y exigencia del compromiso humano que tenemos en el desarrollo integral de nuestra Provincia. Porque Cristo, el Hijo de Dios, se hizo hombre, murió en la Cruz y resucitó, la Pascua se convierte en la gran tarea cristiana, en la historia concreta de nuestro pueblo riojano.
La reflexión al pie de la Cruz del Viernes Santo, nos hizo ahondar más lo doloroso del camino para llegar a la Pascua. Es un nuevo llamado a “despertar del sueño” que nos tiene un poco aletargados, para asumir toda la responsabilidad que nos cabe, en el doloroso camino que el Cristo está haciendo en la actual situación riojana. Esta Iglesia Diocesana, fortalecida con el Cuerpo de Cristo y purificada con su Sangre, no escatimará esfuerzos para que esta Pascua que gozosamente anunciamos, sea un objetivo efectivo, en La Rioja, y no una simple declamación.
Alentados y esperanzados por esta Pascua de Cristo, no temamos: sus signos ya se hacen evidentes en nuestra Rioja. Si el camino es aún doloroso, creemos también firmemente que el fruto de redención, de salvación y de liberación traído por Cristo, ya ha comenzado…-ALELUIA-