El Acuífero Guaraní es un gigantesco reservorio natural de agua dulce que se extiende por debajo de la superficie de parte de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Se trata de una de las mayores reservas de agua dulce conocidas del planeta Tierra. Por su volumen, es el tercero en importancia a nivel mundial.
El nombre del reservorio fue acordado por los cuatro países que lo comparten y refiere al grupo de pueblos originarios de la región.1 Cubre 1 196 755 km², con un volumen de aproximadamente 40 000 km³, un espesor de entre 50 y 800 m y una profundidad máxima de aproximadamente 1800 m .
Se estima que contiene aproximadamente 37 000 km³ de agua, con una tasa de recuperación del recurso o recarga total de aproximadamente 166 km³ anuales por precipitación. El Acuífero Guaraní es discontinuo en la región de Ponta Grossa, en el Estado de Paraná, Brasil, de constitución compleja y heterogénea. Uno de los más importantes estudios hechos sobre él, «El redescubrimiento del Acuífero Guaraní», fue desarrollado en 2006 por el geólogo José Luiz Flores Machado, del Servicio Geológico de Brasil. Flores Machado afirmó, en su estudio, que, en rigor, no se trata de un solo acuífero sino de un «sistema acuífero».2
El Acuífero Guaraní está en gran parte debajo de la cuenca fluvial del Río de la Plata, formando con esta en gran medida un sistema de retroalimentación de agua dulce. En su parte inferior o más meridional el Acuífero Guaraní se conecta con el Paraná, y recibe aportes desde el oeste (desde los Andes) mediante el Acuífero Puelche.
El volumen total de agua del acuífero se estima en unos 30 000 km³. Sin embargo las reservas explotables son de unos 2000 km³/año. La recarga del acuífero en los lugares en que aflora es de solo 6 km³/año.3
La Iglesia en su misión del cuidado de la Casa Común tiene la preocupación por el buen uso y conservación de esta reserva de agua y de todos sus habitantes.
Fiel a esa línea entre el 28 y el 30 de noviembre de 2022 en Luque, Paraguay se reunieron los obispos y referentes de las diócesis abarcadas por el Acuífero. El obispo de Reconquista (Santa Fe), monseñor Ángel José Macín, oficializó la presentación de la Red Eclesial Gran Chaco y Acuífero Guaraní (Regchag), de la que es su referente y coordinador, y a la que definió como “la nueva propuesta de la Iglesia para la defensa de la casa común y las comunidades en el Cono Sur”.
«Es una red inspirada en la encíclica Laudato si’, en el pensamiento del papa Francisco y en la Doctrina Social de la Iglesia», recordó el prelado argentino, al llamar a “un intercambio entre las distintas organizaciones de la Red, y también traspasando las fronteras entre las Iglesias de los países que componen la Red”.
La red hace referencia a dos regiones: el Gran Chaco y el Acuífero Guarní, explicó el dicesano, las cuales “tienen muchas semejanzas, pero tienen también sus diferencias”.
Monseñor Macín hizo notar que la red quiere servir al territorio, profundizar en su conocimiento, hacer alianzas estratégicas. En relación el encuentro, señaló que han sido “días muy intensos, en los que se pudo hacer un primer diagnóstico de la realidad y también plantear numerosos desafíos”, buscando juntos el camino a seguir y el estilo para ello”.
En este sentido, el obispo argentino consideró necesario establecer vínculos a diferentes niveles, para así poder dar pasos en lo que se refiere al cuidado del ambiente, del agua, de los pueblos originarios.
Una comunión que traspasa las fronteras
Se trata de «una red incipiente», en palabras de monseñor Pedro Juvenbille que, como vicepresidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, manifestó su alegría por el lanzamiento. Una red que siente como si “la tierra misma nos invitara a una comunión que traspasa las fronteras”, dijo, al recordar situaciones presentes en la región que merecen una respuesta, y al mismo tiempo visibilizan las experiencias que logran llevar esa comunión a cabo, promoviendo realidades sostenibles que permiten el cuidado de la casa común.
Miguel Cruz, secretario ejecutivo de la nueva red, recordó que -ante la urgencia de acompañar a toda la diversidad de pueblos- la Regchag quiere escuchar sus clamores y poder acompañarlos en su caminar, frente a las distintas problemáticas que se presentan hoy. Afirmó también que “queremos sumarnos al proyecto del papa Francisco a nivel universal como Iglesia, el cual nos llama a hacer conciencia respecto al tema de la ecología integral”. Para ello, llamó a caminar sinodalmente y a construir un espacio donde las voces sean escuchadas.
Necesidad de acciones concretas
En representación de la delegación argentina, la hermana Rosita Sidasmed, que manifestó el apoyo de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) y de las instituciones de vida religiosa de nuestro país, sostuvo que ve la red como “espacio para responder a los llamados que sentimos en nuestros territorios”, que sufren la devastación como consecuencia de la expansión de la frontera agrícola, la minería a cielo abierto y la tala de los bosques, entre otras situaciones.
En ese sentido, la religiosa llamó a superar fronteras, para adoptar acciones concretas con relación a la ecología integral, escuchando el clamor de los territorios y de los pueblos, sin que los derechos sean atropellados por intereses económicos capitalistas y neoliberales. Junto con ello, llamó a asumir la Economía de Francisco, buscando alternativas.
Por su parte, la líder del pueblo guaraní, Paulina Cuevas, agradeció la posibilidad de estar en este espacio eclesial representando a los pueblos indígenas. La indígena boliviana denunció las heridas que ya se han sufrido y, ante ello, destacó que “vamos a trabajar coordinadamente, de la mano, ante el nacimiento de la red”, mostrando la voluntad de los pueblos indígenas de acompañar desde el territorio, y de poder contar su cultura, trayectoria e identidad, y dejar una vida digna para nuestros jóvenes y niños. Desde ahí hizo ver la necesidad de seguir trabajando, para que la niñez y la juventud del pueblo guaraní sean conscienten de las situaciones que estamos viviendo en relación con la madre tierra.
“Son territorios donde mucha gente pasa por problemáticas y realidades muy difíciles”, dijo José Ibarra, portavoz de la delegación paraguaya, que denunció que muchas veces “no se les tiene en consideración como sujetos de esos territorios y sus derechos fundamentales no son considerados». Ante esa realidad, insistió en que “nosotros, como red, queremos tener una actitud de escucha que nos lleve a un compromiso, a acciones que estuvimos identificando acá”, es decir, hechos concretos que posibiliten mejores condiciones de vida en los territorios involucrados.
Nelson Villarreal, por su parte, en represetación del Uruguay, definió este proceso como algo que lleve a repensarse en la práctica, a comprometerse desde el reconocerse “parte de la corporeidad del territorio y de los pueblos”, denunciando que hay «colectivos» que no son aceptados en nuestras sociedades. Desde el concepto de ecología social a la que convoca el Papa Francisco, hizo ver que “la armonía de la naturaleza y de la sociedad reclaman reconocer las formas en que se está explotando la naturaleza, ya que se está explotando y excluyendo a la sociedad”. Ante eso, afirmó que, “en la medida en que nos abrimos a una mirada distinta, comenzamos a transitar la esperanza de constituir otra práctica, otra manera de construirnos como sociedad, construirnos como cultura, construirnos también como fe cristiana”.
Los participantes de la primera reunión formal de la Red Eclesial Gran Chaco y Acuífero Guaraní pusieron lo actuado a los pies de Nuestra Señora de Caacupé, Patrona del Paraguay, en una misa celebrada en su santuario, celebrada por el cardenal Adalberto Martínez Flores, presidente del episcopado paraguayo, pidiendo así la intercesión de María, para que esta red pueda ayudar a tomar conciencia del cuidado de la casa común en los territorios que abarca.+
Fuente: AICA