Que este tiempo nos impulse a sanar las heridas, a perdonar y a abrazar – Apertura Año Jubilar

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La Rioja celebró con entusiasmo la apertura del Año Jubilar 2025

Fotografía: Ana Laura Martínez

El 29 de diciembre de 2024, La Rioja vivió una jornada histórica con la apertura oficial del Año Jubilar 2025, un encuentro que reunió a cientos de fieles en un ambiente de fervor y devoción, a pesar del intenso calor. La celebración comenzó con una peregrinación desde el Santuario Nuestra Madre de la Merced hasta la Iglesia Catedral San Nicolás de Bari, un recorrido lleno de significado y unidad, que reflejó la profunda espiritualidad de la comunidad riojana.

La misa de apertura fue presidida por el Obispo de La Rioja, Mons. Dante Braida, quien en su homilía compartió un mensaje de esperanza y reflexión. «Este Año Jubilar nos invita a vivir un tiempo de gracia, a acercarnos al corazón de Dios con humildad y generosidad«, comenzó Braida. Hizo un llamado a los fieles para que durante este año de perdón y misericordia se dedicaran a fortalecer su fe y a vivir el amor cristiano en comunidad. En un momento especialmente significativo, el obispo instó a los asistentes a ser instrumentos de paz y reconciliación en un mundo que, según él, necesita más que nunca de estos valores. «Que este tiempo nos impulse a sanar las heridas, a perdonar y a abrazar a nuestro prójimo con un corazón limpio«, expresó emocionado.

Uno de los momentos más impactantes de la homilía del obispo fue su llamado en defensa de los más vulnerables. Reflejando su profunda preocupación por los pobres y excluidos, «Imploro, de manera apremiante, esperanza para los millares de pobres, que carecen con frecuencia de lo necesario para vivir. Es escandaloso que, en un mundo dotado de enormes recursos, los pobres sean la mayor parte», expresó el obispo. Este mensaje se alinea con la urgencia de la Iglesia de atender a los más vulnerables como un compromiso cristiano fundamental. «Los bienes de la tierra no están destinados a unos pocos privilegiados, sino a todos«, añadió, haciendo eco de las enseñanzas de los antiguos profetas que abogaban por un reparto justo y equitativo de los recursos.

El padre Dante también hizo un llamado a la sociedad y a la Iglesia para que ofrezcan esperanza y solidaridad a los migrantes, quienes abandonan sus tierras en busca de una vida mejor. «No pueden faltar signos de esperanza hacia los migrantes. Que sus esperanzas no se vean frustradas por prejuicios y cerrazones«, manifestó, subrayando la obligación moral de acoger y apoyar a quienes huyen de la pobreza y la violencia. En relación con este tema, recordó la parábola del juicio final, en la que el Señor dice: «Estaba de paso, y me alojaron», reforzando la importancia de la hospitalidad cristiana.

Otro de los puntos claves de su homilía fue la crisis de la natalidad, un tema que Braida abordó con preocupación: «La apertura a la vida con una maternidad y paternidad responsables es el proyecto que el Creador ha inscrito en el corazón y en el cuerpo de los hombres y las mujeres». Llamó a los jóvenes a ver la procreación como una fuente de esperanza y futuro para la sociedad. «El deseo de los jóvenes de engendrar nuevos hijos e hijas da una perspectiva de futuro a toda sociedad y es un motivo de esperanza», subrayó, pidiendo también que se promuevan políticas y estructuras sociales que apoyen a las familias.

La homilía de Monseñor Braida también incluyó una reflexión sobre los reclusos y la privación de libertad. «Pienso en los presos que, privados de la libertad, experimentan cada día el vacío afectivo, las restricciones impuestas y, en muchos casos, la falta de respeto», expresó.  Además, reafirmó su postura en contra de la pena de muerte, señalando que para la fe cristiana es inadmisible, pues «aniquila toda esperanza de perdón y de renovación».

Antes del inicio de la misa, se concretó la apertura de la Puerta Santa de la Iglesia Catedral San Nicolás de Bari. Este gesto, realizado por el propio Braida, fue uno de los momentos más emotivos de la celebración. Al abrir las puertas del templo, el obispo invitó a los fieles a cruzar este umbral de gracia, un acto que simboliza la entrada a un tiempo de misericordia, perdón y renovación espiritual. La multitud, que se encontraba reunida con gran entusiasmo en los alrededores de la Catedral, vivió este instante con gran emoción, entre lágrimas y aplausos, conscientes de la importancia histórica de este momento para la comunidad religiosa.

La celebración se dio en el marco de la novena de San Nicolás, patrón de la ciudad, lo que sumó un carácter especial a la festividad. Los fieles, a pesar del calor intenso, participaron con fervor, cantando y orando con gran devoción. Además, el Año Jubilar se enmarca en los días previos al Tinkunaco, una de las festividades más importantes de la provincia, lo que hizo aún más significativa la celebración para todos los asistentes.

Finalmente un nutrido grupo de devotos de San Nicolás le entonaron cantos al ritmo de las tradicionales cajas.

A lo largo del año jubilar, que se extenderá hasta el 6 de enero de 2026, los fieles podrán recibir la indulgencia plenaria al participar en los sacramentos y en las actividades organizadas por la Diócesis. La Catedral y otros lugares sagrados de La Rioja estarán habilitados para que los devotos puedan acceder a este importante beneficio espiritual, en un ambiente de profunda comunión y unidad.

Este inicio del Año Jubilar no solo marcó el comienzo de un tiempo de renovación espiritual, sino también una celebración de la identidad y la fe de la comunidad riojana, que una vez más demostró su capacidad para reunirse en torno a la espiritualidad y la esperanza.