“EN COMUNIDAD, DAR TESTIMONIO DE JESUCRISTO”
HOMILÍA misa ordenación Diaconal de EDUARDO MERCADO – Iglesia Catedral y Santuario San Nicolás de Bari, La Rioja. 20/12/2025
Jer 1,4-9; Sal 95; 1Tim 3, 8-10. 12-13; Jn 20, , 19-23
Queridos hermanos y hermanas:
Vocación
- Con alegría estamos reunidos celebrando esta ordenación diaconal de Eduardo Mercado.
Estamos aquí porque él ha recibido un llamado para consagrarse a Dios y al servicio de su pueblo y ha respondido a ese llamado.
La Lectura del profeta Isaías que hemos escuchado muestra cómo en toda vocación hay un protagonismo de Dios que llama, consagra y envía. «Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones.»
Que hermoso considerar, querida comunidad, que cada uno de nosotros ya somos amados y consagrados por Dios desde siempre, desde antes incluso de ser concebidos en el vientre materno.
Luego, en el camino de la vida, Dios nos va llamando a una misión concreta. O a varias.
Eduardo fue llamado, en primer lugar, a la vida matrimonial y a formar una familia y, luego al servicio cómo diácono. Dos vocaciones que se complementan y enriquecen mutuamente. Hoy damos gracias por su respuesta, por su Si a Dios. Y pedimos para que a todos Dios nos de la gracias de responder a lo que Él quiere para nuestra vida. Será el mejor camino para recorrer. En el que seremos felices y haremos felices a los demás.
Formación
- Para llegar aquí hubo que transitar un período de formación específica que llevó su tiempo. La escuela del Diaconado “Wenceslao Pedernera” que funciona en nuestra diócesis ofrece un trayecto formativo común para todos, pero también lleva adelante un acompañamiento personalizado teniendo en cuenta la realidad de cada uno, de su familia, de su comunidad. En ese camino hay que ir asumiendo la realidad de cada vida y, al mismo tiempo, formarse en la vida orante, en la teología, en el servicio, de modo que la formación abarque todas las dimensiones de la vida y uno pueda servir con toda su persona lo más integrada posible. Damos gracias aquí, a los sacerdotes que te han acompañado en tu vida y en este tiempo de formación, a tandas religiosas y laicos que fueron y son parte de tu camino formativo.
Es un tiempo donde también como el profeta Isaías hay que asumir fragilidades y límites. “Mira que soy joven… no se hablar…” dirá el profeta, reconociendo sus límites. El Señor responde: “«No digas: «Soy demasiado joven», porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene.”
Querido Eduardo y querida comunidad, para llevar adelante su obra Dios cuenta con nuestros talentos, pero también con nuestras debilidades, en las cuales se manifiesta su gracia con más amplitud. Que puedas dar un buen lugar en tu vida a la formación permanente para seguir creciendo cada día.
Testimonio
- La carta a Timoteo destaca el valor del testimonio en los diáconos: “Los diáconos deben ser hombres respetables, de una sola palabra, moderados en el uso del vino y enemigos de ganancias deshonestas. Que conserven el misterio de la fe con una conciencia pura”.
El primer modo de evangelizar es el testimonio de vida. Nuestra forma de vida cotidiana. Jesús cuando nos envía a la misión nos envía como testigos, como aquellos que viven buscando ser un reflejo de su Presencia, de su Evangelio y que buscan serlo en la vida cotidiana, no solo en momentos extraordinarios.
Querido Eduardo, en este sentido es fundamental que vivas una relación estrecha con el Señor, que cultives una vida orante de modo diario. Que te alimentes de la Eucaristía y vivas de la Palabra para descubrir más profundamente a Dios y para que Él te vaya transformando cada día más. Pero también recibe el Evangelio que te transmiten tus hermanas y hermanos que buscan vivirlo de modo cotidiano. ‘Los santos de la puerta de al lado’ diría el papa Francisco. Dejate evangelizar por tantas personas en dan testimonio del evangelio.
En los beatos Mártires Enrique, Carlos, Grabriel y Wenceslao tenemos, además, testimonios elocuentes para dejarnos guiar. Busquemos conocer más sus vidas y dejémonos evangelizar por ellos.
Misión
Jesús les dijo a sus discípulos: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes» Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo.
Todos en la vida Cristiana estamos llamados a continuar la misión de Jesús. Él fue claro “Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes». Cada uno es enviado según su propio estado de vida.
Al asumir el Matrimonio, Eduardo, tienes allí en la familia una primer y gran misión que llevar adelante alimentando cada día el amor conyugal y paternal.
Al asumir el Diaconado te configuras, particularmente, a Jesucristo Servidor, que nos vino a ser servido sino a servir. Tendrás que reflejar esta dimensión en tu vida cotidiana y la misión que se te encomienda en la Iglesia.
Eduardo, tu trabajo de sacristán te pone en un especial lugar de misión, aquí tienes que santificarte asumiendo con dedicación tus responsabilidades, desde lo más simple de la limpieza, el servicio al altar y en la atención cordial a tanta gente que acude a este santuario. Tu cercanía, escucha atenta y tu disposición al servicio puede hacer mucho bien a tantos que acuden a este Santuario con tantas realidades diferentes. De modo particular, también desde aquí, puedes contribuir mucho a la comunión eclesial cuidando tus vínculos con el Obispo y los sacerdotes, con tus hermanos diáconos y con tantos laicos que sirven cada día en la Iglesia.
La misión, en este tiempo, estuvo marcada por tu pertenencia a la cuasi parroquia Beatos Mártires. Agradecemos a los agentes de pastoral de las diferentes comunidades que la integran por el acompañamiento y la ayuda en este tiempo de formación. Sabés que allí están trabajando mucho por llevar adelante la obra evangelizadora, también hay muchos lugares por misionar. Sé de tu inquietud por llegar a todos que brota del mismo Evangelio. Que la pasión por la misión crezca en tu corazón y la vivas en comunión con todos los miembros de la cuasi parroquia. Que los pobres tengan un particular lugar en tu corazón y en el de las comunidades con las que compartes la vida. Que la misión busque acompañar cada realidad de fragilidad y pobreza como lo vivió Jesús y como nos lo proponía de muchas maneras nuestro beato obispo Angelelli. El nos decía: «El hombre no puede ser un desencarnado, lo religioso no puede hacer perder de vista las necesidades más elementales de los seres humanos, menos de los pobres, sino por el contrario, la religión deber servir para que el hombre se dignifique totalmente, humana y espiritualmente…»
Como María
Este tiempo de Adviento en el que te ordenas nos propone poner los ojos en María, la elegida por Dios, para ser madre de su Hijo. Él, al finalizar su camino, desde la Cruz la dejó como madre nuestra y, particularmente en Pentecostés, se convierte en Madre de la Iglesia. Que busques en ella una referente clara de cómo vivir hoy el evangelio en los tiempos actuales.
Finalmente, con la compañía de María, madre de la Iglesia, busca amar cada día más a esta Iglesia particular de La Rioja, que te dio a luz a la vida cristiana y hoy te recibe como diácono. En ella encontrarás una riqueza religiosa y espiritual que tenemos que asumir y acrecentar cada día, también hay límites y defectos que asumir y trabajar, con la gracia de Dios, para una mayor conversión y transparencia evangélica. Esta iglesia riojana que, con toda la Iglesia quiere asumir en estos tiempos las conclusiones del Sínodo de la sinodalidad y vivir, con el aliento de los mártires, las líneas pastorales vigentes que promueven la misión, la vida fraterna y la oración.
Hoy te sumas también a la comunidad de diáconos con los cuales tendrás que caminar en fraternidad y unidad misionera. Vive ese vínculo como parte esencial de tu identidad y espiritualidad diaconal.
Eduardo que Dios bendiga especialmente en este día a tu esposa, hijos, y amistades, que bendiga las comunidades a las que estás integrado y te conceda vivir el nuevo ministerio con humildad, alegría y paz. Esa paz que nos dona el Resucitado cuando en cada misa nos dice “La paz esté con Ustedes”. Así sea.














