MENSAJE DE CLAUSURA DE LAS FIESTAS DE SAN NICOLÁS 1/1/73
Monseñor Enrique Angelelli – Obispo de La Rioja
Producción y Edición: Área Pastoral de Comunicación Diócesis de La Rioja
Frente a nuestra Catedral y Santuario de San Nicolás, sentimos esta tarde la necesidad de darnos un abrazo de despedida para vivirlo durante el año 1973, como signo del ENCUENTRO de San Nicolás y el Niño Alcalde. Alumbrados por este primer día del año nuevo, nos disponemos a comenzarlo en el nombre y con la fuerza que nos da Cristo, a quien hemos vestido de Alcalde, le hemos jurado fidelidad ayer y lo hemos elegido para que acompañe nuestro camino durante este año “73”.
Nos unimos, también hoy, desde aquí, como provincia Argentina y como Iglesia Riojana, al Santo Padre Pablo VI, en este día, declarado solemnemente como: “JORNADA MUNDIAL POR LA PAZ”. Unimos nuestros deseos y nuestras plegarias a las de todo el mundo, para suplicarle a Cristo, el Señor, el don precioso de la PAZ, para la Patria y para el mundo entero. Con el Santo Padre afirmamos, como pueblo riojano, que “LA PAZ ES POSIBLE”, si verdaderamente la queremos; y si es posible, es un deber y una tarea para construirla todos los días. La debemos construir cada día en nuestra propia vida, en cada hogar, en cada barrio, en cada pueblo en toda la provincia y diócesis de La Rioja. Y si este año hemos centrado la preparación de ésta celebración pastoral en el tema del “ENCUENTRO ENTRE SAN NICOLAS Y EL NIÑO ALCALDE”- lo ha sido para desentrañar de este “encuentro” todas las enseñanzas que contiene para la vida de La Rioja.
Lo guardamos como un tesoro de la tradición al “ENCUENTRO” de San Nicolás y el Niño Alcalde. No podemos comprender nuestra historia riojana ni la vida cultural y religiosa de nuestro pueblo, si no lo miramos desde el “Encuentro”, en el entendemos el alma riojana, sus aspiraciones, sus alegrías y sus frustraciones.
Reducir el “Encuentro” a un simple rito religioso folclórico, que se celebra cada 31 de Diciembre, con su colorido, su Tinkunaco, sus Allis, sus Alféreces y sus promesantes, es no comprender ni haber comprendido todo lo que contiene de sabor humano nuestro, riojano y cristiano. En cada ENCUENTRO nos manifestamos como somos, lo que hemos logrado como pueblo y lo que aún nos falta. El canto lleno de esperanza y a la vez dolorido en la Caja del Inca, es un grito que cada año se repite, para que tomemos conciencia mayor, de que aún a nuestro pueblo riojano nos falta caminar mucho para lograr el verdadero “encuentro” de todos. El Tinkunaco es un grito de esperanza para celebrar la VIDA todos juntos, de sentirnos, aún, necesitados de mayor fraternidad, de mayor justicia, de mayor igualdad como hijos de un mismo Padre.
Es el grito de nuestra raza que celebra y bendice a Cristo, el Niño de Belén, al que hemos vestido de Alcalde, porque para quedarse con nosotros y caminar con nosotros, ha tomado y se ha vestido con nuestra carne. Nos ha hecho hijos y hermanos entre nosotros. Aquí está lo grande del Encuentro, nuestra dignidad, como hombres, es muy grande, a lo que no podemos renunciar ni permitir que nadie profane ni ultraje en nosotros ni en todo hombre y mujer de nuestra tierra.
El Encuentro de San Nicolás y el Niño Alcalde, lleva un pueblo que somos nosotros, un pueblo que marcha, que eligió su Jefe, Cristo, su estilo de vida, el Evangelio, su manera de caminar, todos juntos de la mano; una misión: construir la felicidad de todos, una meta final: no detenernos hasta llegar todos juntos a la Casa de nuestro Padre Dios.
Hemos doblado las rodillas ante el Cristo Alcalde para confesar nuestra FE cristiana que debe traducirse en la vida, en el compromiso y en el servicio fraternal. Confesamos nuestra propia debilidad cada año para lograr mejorar este encuentro riojano sin que se nos quede nadie ni despreciemos a nadie.
El “ENCUENTRO” es presentar en riojano la Navidad y el Niño del Pesebre. Es la celebración de la vida en cada pesebre de nuestra provincia, con su música, su canto, su aloja. Negar esto, desconocerlo o despreciarlo, es ser infieles a Dios, a nuestra propia identidad como pueblo, es no haber comprendido cómo viene tejiendo Dios nuestra historia de liberación y salvación en nuestra propia historia. En el ENCUENTRO tiene sentido todo lo que hicieron y hacen tantas mujeres y hombres por engrandecer y hacer feliz a La Rioja.
Aquí tiene sentido nuestra Fe cristiana, nuestras chayas, nuestra historia regada con sangre, nuestras peregrinaciones de promesantes, nuestro canto y nuestra música- la lucha por sacar el agua a las entrañas de nuestra tierra- la lucha por lograr una vida más humana y digna para todos. Aquí tiene sentido el clamor de los pobres y el esfuerzo por cambiarle su dolor en felicidad, su tristeza en alegría, su rancho en casa digna, sus manos sin emplear en manos que construyen y trabajan.
En el encuentro, tiene sentido esta celebración patronal a San Nicolás- en quien descubrimos a un verdadero cristiano y a un Pastor y Obispo entregado a su pueblo- a un santo y a un intercesor nuestro- a un enamorado de Cristo, como ideal de la vida, y a un mártir del Evangelio. A un santo que derramó su sangre para que su pueblo viviera el ENCUENTRO de Dios y entre hermanos.
En las presentes circunstancias en que vive nuestra Patria, el ENCUENTRO de San Nicolás y el Niño Alcalde, es el mejor mensaje que le podemos ofrecer los riojanos a todos nuestros compatriotas para descubrir el verdadero sentido y la auténtica fuente, donde encontrar el “encuentro” los argentinos.
Y si el año pasado hemos determinado realizar un Encuentro Extraordinario fuera de la fecha tradicional, no lo fue para cambiar el del 31 de diciembre, sino que por pedido de diversas comunidades de nuestro pueblo, lo hemos hecho en cumplimiento de un grave deber de velar y salvaguardar sus garantías fundamentales como personas e hijos de Dios- era para que volviéramos a retomar el sentido profundo y cristiano del tradicional Encuentro- era para que tomáramos mayor conciencia de que el Encuentro no se acaba con el repique de campanas de nuestra catedral el día 31 de diciembre, sino que es la gran tarea que debemos seguir realizando a lo largo del año. Si así lo hubieran entendido quienes tienen poder de decisión, de otra manera hubieran tratado a La Rioja y a ésta Iglesia diocesana y no se hubieran quedado a la caza de fantasmas.
Nuevamente los invito a quienes tienen el poder de decisión, que no sigan obrando tan superficial e injustamente cuando quieran interpretar los gestos del pueblo riojano y servirlo auténticamente.
Siendo tan rico el contenido del tradicional Encuentro, sin embargo parecería que nos invade una especie de enfermedad que la llamaría enfermedad del “desencuentro” entre hermanos y argentinos. La sentimos en nuestra propia carne. Se la siente en los hogares, en los barrios, en los pueblos, entre grupos, en nuestra propia conciencia. Así no se logra ni se construye la paz, aunque la declamemos y hagamos hermosos discursos. El año 1972 ha sido marcado de acontecimientos que han conmovido a nuestra provincia. Creo que esto es saludable aunque debamos sufrir sus consecuencias. Con la fuerza, el miedo, la represión, la desconfianza, la agresividad y la injuria no se construyen la verdadera paz ni se construye una Rioja nueva. No se construye el “Encuentro” con el silenciamiento del dolor de nuestro pueblo y no atacar las causas que lo provocan, a pesar de laudables esfuerzos que se vienen haciendo para solucionar problemas urgentes e inmediatos, no se construye la paz. Tampoco se construye la paz pretendiendo reducir a la misión de la Iglesia al sólo ámbito del templo, ni que oriente su misión en perimidos principios liberales o en principios materialistas que nieguen la trascendencia del hombre. No se construye la Paz y por tanto el verdadero Encuentro cuando el poder civil o grupos que se arrogan el magisterio de la verdad infalible desconocen la verdadera misión de la Iglesia, rompen la comunión con ella y usan toda clase de medios que les da el indebido ejercicio del poder, en sus variadas formas, para desprestigiarla y separarla de su pueblo. Amigos no asuman un papel que no les corresponde. Si les hago esta reflexión, es fraternal, pero necesaria para que no sigan cometiendo este error. Reflexionen; no se marginen de la historia.
Existe otro hecho al que debo dar una respuesta pública. Permanentemente se me pide desde los pueblos del interior como de la ciudad, por qué no se retrasmite la Misa Dominical desde el Santuario de San Nicolás y por qué no se transmite más al pueblo de La Rioja el Encuentro. Desde su supresión, a pesar de repetidos intentos a diversos niveles, no hemos merecido ni siquiera una respuesta o un acuso de recibo. Aún no sabemos oficialmente quienes dispusieron esta medida ni cuáles son sus motivos. Quienes así procedieron, no han pensado que se le ha privado de un legítimo derecho al pueblo católico de La Rioja. ¿Así se construye la paz y el “encuentro”?, ¿qué nombre le debemos dar a esta medida? ¿Esto es ayudarle a La Rioja a solucionar sus problemas? Lamentamos que determinados “personajes” foráneos se hayan constituido en jueces y hasta con agravios impidan que se vayan removiendo los obstáculos que no le permiten a La Rioja vivir en plenitud su Encuentro. Y más lamentamos que nuestra Radio local, y no nos referimos a los locutores y al personal subalterno, haya asumido un papel de Magisterio, que no le corresponde, al entregarle a nuestro pueblo reflexiones del “cambio”, interpretando erróneamente lo que la Iglesia quiere y entiende del cambio. Amigos de la Radio, ¿creen que así construyen el “Encuentro en nuestro pueblo”?
Hacemos responsables a quienes tienen poder de decisión de la desorientación que causa este tipo de audiciones en nuestro pueblo.
Y aquí les pedimos quieran respetar la identidad de nuestro pueblo. Y cuando a la Iglesia de La Rioja la quieran comprender en su misión concreta en La Rioja, los invito a que tomen el Evangelio y lean detenidamente la Parábola del SAMARITANO (Lucas 10,25).
Su opción pastoral es la de aquel hombre, el samaritano, que se bajó del caballo para curar las heridas del que estaba tirado y lleno de heridas. No quiere optar por la de los otros dos personajes, el sacerdote y el levita, que pasaron de largo para no mancharse las manos y reduciendo su misión a una actitud ritualista sin alma.
El Señor en la Biblia tiene palabras duras para quienes obran así. En esta Parábola: ¿quién construye y realiza el ENCUENTRO con Dios y sus hermanos? ¿El sacerdote y el levita de la Antigua Ley o el Samaritano?
Como en este año “73” nuestra Patria se apresta a tomar decisiones grandes en las elecciones de sus gobernantes, la Iglesia debe ayudar a discernir las verdaderas opciones que lleven a la Argentina a su verdadero Encuentro como lo quiere Dios.
Amigos Políticos y Candidatos a ser elegidos para gobernarnos: solamente una reflexión para ustedes. El ENCUENTRO le da al futuro gobernante la clave para interpretar fielmente las esperanzas y los dolores del pueblo riojano. Le da las pautas para que sea un auténtico servidor de su pueblo. Le da el contenido del proyecto político que debe realizar en la Provincia. Para una Rioja nueva son necesarios hombres nuevos que le sepan dar con hechos la respuesta a una larga espera para lograr su gran ENCUENTRO como pueblo y que no se lo margine.
Amigos y Hermanos: Esta permanente insistencia del ENCUENTRO significa que debemos prestarle toda la atención debida. Por eso, este año “73” nuestro ENCUENTRO de San Nicolás y el Niño Alcalde constituiría el gran objetivo y el alma de toda nuestra pastoral diocesana en todas sus formas y determinaciones. Será misión el seguir esforzándonos para ir ayudando a quitar los obstáculos que lo impidan y a la vez trabajar sin tregua para que el ENCUENTRO sea una realidad no solo el 31 de diciembre sino todos los días del año.
Amigos y peregrinos que vienen de lejos: los despedimos con todo el cariño, no olviden lo que esta tierra riojana les dio y lo que esta Iglesia diocesana les entrega como cristianos para la vida. Nosotros seguiremos trabajando para que se haga realidad lo que ustedes soñaron y que por no tenerlo, debieron emigrar.
Amigos del interior de la Provincia: con ustedes nos veremos frecuentemente durante el año, Dios mediante, lleven a sus pueblos la gran consigna de realizar en cada lugar y rincón de La Rioja el Encuentro que estamos viviendo frente a nuestro Santuario de San Nicolás.
También hoy queremos expresar públicamente nuestra solidaridad con la hermana República de Nicaragua. Los acompañamos con nuestra oración para que el Señor dé fortaleza a los sobrevivientes de Managua y a todo el Pueblo Nicaragüense en esta hora de sufrimiento, de desolación por el desastre provocado por el terremoto.
En algo queremos acompañarlos a solucionar sus problemas de alimento, vivienda y reconstrucción de una ciudad arrasada, con la COLECTA que haremos el día 7 de enero en toda la diócesis. Queremos compartir también nuestro exiguo pan con los hermanos nicaragüenses. También en esto queremos vivir el ENCUENTRO. Y por los muertos en el terremoto le pedimos al Señor que les dé la Paz de la resurrección y el Encuentro definitivo en el cielo.
Y al concluir este gran Encuentro celebrado cada día de la novena y en esta tarde de despedida, le confiamos a la Virgen Santísima, la Madre de Dios y de los hombres, la que supo ser fiel al Encuentro con Dios y con los hombres redimidos por su Hijo Divino, Jesucristo, nos ayude a ser también nosotros fieles en realizar el “Encuentro” en La Rioja.-