Pedro Oscar Goyochea
En su corta gestión pastoral, Fray Mamerto Esquiú no había tenido tiempo de visitar La Rioja, gobernada en lo eclesiástico por un Vicario Foráneo[1], en aquella época el Presbítero Francisco Cuesta. Su programado viaje a La Rioja hacia fines del año 1882, se circunscribe en solucionar con el gobierno provincial el problema de la jurisdicción del nuevo cementerio que se había construido en la ciudad.
Las tratativas vía epistolar entre el obispado de Córdoba y el gobierno de la provincia en torno a la jurisdicción, administración y gestión del nuevo cementerio no arrojaban resultado satisfactorio, lo que motivó en el obispo Fray Mamerto Esquiú la organización de su viaje a La Rioja previa invitación del gobernador Francisco Vicente Bustos y, a su vez diagrama un conjunto de acciones pastorales para la vicaría foránea. En una misiva dirigida al vicario de Catamarca Presbítero José Facundo Segura datada el 1 de enero de 1883 le manifiesta que había aceptado la invitación del gobernador riojano por dos motivos “…por un lado, importaba zanjar con Bustos una larga cuestión sobre el asunto del cementerio”, y por el otro, consideró que esta visita pastoral a nuestro pueblo le daba ocasión de “ofrecer una prueba de amor a la feligresía riojana”[2].
El día 28 de diciembre de 1882 el obispo Esquiú sale de la ciudad de Córdoba con rumbo a la ciudad de La Rioja, hasta la localidad del Recreo viajó en coche de segunda clase del ferrocarril, no obstante que el gerente le ofreciera poner, para él y sus acompañantes, un coche especial de primera.
Al arribar a Recreo descansa esa noche del jueves 28 de diciembre. El 29 de diciembre desde la estación Recreo, acompañado de su secretario, el presbítero Pedro Anglada, tomó la mensajería hacia La Rioja. Según relatan los diferentes biógrafos de Fray Mamerto Esquiú, mientras transitaba los diferentes puestos riojanos “En las postas y a donde veía personas al paso de su carruaje repartía libros de instrucción religiosa -el catecismo de Mazo y de Astete- sugiriendo que «los lean con atención y aprovechen sus enseñanzas». Llegó a la ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja el 31 de diciembre.
En su Diario de Memorias y Recuerdos Fray M. Esquiú, relata su intensa labor: «Jueves 28 de diciembre de 1882: En el tren de las siete de la mañana salgo para La Rioja en compañía del presbítero Don Pedro Anglada. Viernes 29: se parte de la estación Recreo en mensajería y se duerme en Medanito. Sábado 30: se duerme en Estanquito. Domingo 31: a las cinco y media llegamos a La Rioja. Lunes 1 de enero de 1883: celebré en Santo Domingo. Martes 2: celebré en San Francisco. Miércoles 3: celebré en La Merced (La Rioja). Jueves 4: celebré en la Iglesia Matriz».
A su vez en dichas jornadas logra acordar el régimen de administración del nuevo cementerio con el gobierno provincial y, atento a la disponibilidad de Fray Mamerto Esquiú el gobierno de La Rioja dicta el 4 de enero de 1883 un decreto del Poder Ejecutivo que en su primer artículo dispone “Queda nombrado padrino para el acto de bendición solemne del Cementerio de esta ciudad, el Ilustrísimo i Reverendísimo Señor Obispo Diocesano Frai Mamerto Esquiu…Comuníquese, publíquese i dese al R.O. Bustos F. Gobernador”2. La novedad del decreto le fue comunicada al obispo de manera directa por el gobernador, a través de una nota suscripta por la autoridad provincial “Por el decreto que en copia autorizada tengo el honor de acompañar, se instruirá A.E.R. de haber sido designado por el Excmo. Gbno. De la Provincia, padrino para el acto solemne de la bendición e inauguración del nuevo Cementerio de esta Ciudad. El Gbno. Tiene la persuasión de que el digno e ilustre Prelado a quien se dirige, no esquivara el desempeño del rol que le ha destinado en uno de los actos más trascendentales y solemnes de la Administración Pública. Con sentimiento de profundo respeto, saluda A.E.R. a quien Dios Guía”3
El 4 de enero de 1883 luego de celebrar misa en la Iglesia Matriz se dirigió hacia la zona sudeste del caso céntrico de la ciudad, en donde se edificó el nuevo cementerio para participar de la inauguración del mismo y bendecir la capilla. Una importante comitiva se concentró en el lugar y en un día de extremo calor Fray Mamerto Esquiú bendijo el cementerio, la capilla y acepto asumir la distinción otorgada por el gobierno provincial como padrino del nuevo cementerio. Con este acto calificado por el gobierno provincial como “trascendental para la Administración Pública” se cerraba un largo proceso de disputas y litigios entre el Vicario Foráneo Pbro. Cuesta y las autoridades civiles de la provincia por el régimen de administración[3].
[1] Vicario Foráneo: Delegado de un obispo diocesano para el gobierno de una jurisdicción territorial que pertenece a un obispado
[2] PERALTA, Miguel (1999) Aporte para una Historia de la Iglesia en La Rioja. La Rioja, Argentina Editorial Kanguro
[3] El cementerio de la ciudad fue acordado para su construcción por las autoridades del gobierno provincial y los constructores Luchini y Quadri en 1881. En 1882 por Decreto del Poder Ejecutivo del 13 de mayo se dispone abrir una cuenta especial en contaduría general para imputar los gastos que demanda la obra del cementerio hasta su terminación.