En la Asamblea Diocesana de Pastoral Juvenil dialogamos con jóvenes de los diferentes decanatos.
En esta entrega ofrecemos los testimonios de Ana de la Parroquia Santa Rosa de Lima de Patquía y de Gabriel y Jazmín de Nuestra Señora de la Candelaria de Olta.
Cada uno tiene sus dones y hay que compartirlos
Esperamos que la Iglesia tenga más apertura, que comprenda a los jóvenes y los reciban como vienen, escucharlos, comprenderlos, buscar lazos con otras instituciones para poder ayudar a esos jóvenes y acompañarlos con actividades no de un día sino como todo un proceso, estar junto a ellos. La palabra sería una iglesia más inclusiva, un lugar para los jóvenes y un lugar de encuentro con Cristo.
Soñamos una iglesia renovada, más integrada en lo que es el interior con el centro, con la capital, conocernos más.
Venimos de un proceso de meternos en el decanato, todos tenemos nuestros dones, nuestro granito de arena, de una u otra forma vamos haciendo la pastoral, todos tenemos un llamado y un encuentro con Jesús en algún momento. Eso es lo que nos trae acá y con el Espíritu Santo que sopla fuerte y nos empuja para poder venir y dedicar nuestro tiempo, dejarlo todo, venir del interior es un sacrificio pero al final nos reconforta y estamos muy felices.
Estamos aquí por el compromiso que tenemos de ser Iglesia y con la parroquia, para representar a los jóvenes en Olta. Fray Miguel Ángel nos mandó, pero estamos aquí por algo, porque Dios lo quiso, llegó el momento de representar a los jóvenes del sur, cada uno tiene sus dones y hay que compartirlos.
Queremos decirles a los jóvenes no tengan miedo de comprometerse, de dar su sí a Jesús que es más reponsabilidd, más compromiso. Tenemos la camiseta de la Iglesia de La Rioja, hay mucho acompañamiento, contención del obispo que nos da otra imagen de iglesia, también los curas, sabemos que tenemos en quién refugiarnos, tenemos la mochila el servicio pero no estamos solitos en esto.
