El padre Miguel Sosa es el párroco de la Comunidad Inmaculada Concepción de Aimogasta y Administrador de la Parroquia San Blas de Los Sauces.
Estuvo los tres días de la acampada acompañando a los jóvenes. Al terminar conversamos con él. Aquí sus impresiones.
Después de tres días intensos con talleres y asamblea de oración fuerte, contando con la presencia del Obispo de la Diócesis que, junto al asesor de los jóvenes, recorrieron y escucharon a cada uno los distintos talleres brindados por ellos. Fue una alegría grande la verdad.
Más alegre todavía el de ver rostros nuevos, la mayoría del equipo de organización es gente joven con mucho entusiasmo, con ganas de aprender que se fue prendiendo y sumando.
Para esta ocasión, contamos con un joven de la provincia de Jujuy, Leo Iraola que es predicador de la Renovación Carismática, autorizado por el Obispo de Jujuy que iluminó todas las reflexiones y momentos de oración tanto para los jóvenes ,como así también para los padres.
Hemos tenido 170 jóvenes durante la acampada contando también con 60 servidores y organizadores que permanecieron en el Señor de la Peña y otros que iban y venían desde Aimogasta. Un verdadero pueblo vivo de Dios.
- Como Párroco y Pastor ¿Que sentís con esta manifestación del pueblo vivo de Dios?
Recordando que estamos arrancando después de la crisis sanitaria que tuvimos con la pandemia, teníamos nuestros miedos. Si iba a resultar, si iba a funcionar nuevamente la propuesta. Y hoy entendemos que la Acampada Diocesana que recibimos como herencia está instalada en el imaginario de Arauco y del decanato norte. Hemos propuesto y la devolución que hemos tenido nos ha sorprendido a todos y ha superado nuestras expectativas y realmente Dios está más vivo que nunca en el corazón de estos jóvenes.
- ¿Qué mensajes crees que nos dejan los jóvenes a los adultos?
Entre los talleres y sus temáticas presentadas, van expresando las necesidades, los dolores que les toca vivir con el tema de adicciones y demás. Hubo un taller de afectividad, otro de uso excesivo de pantalla, de celulares, de redes y medios, y eso habla de compensaciones de lo que los grandes no le sabemos dar y eso creo que, justamente cuando Leo hablaba con los padres, hablo de estos amores heridos, experiencias de amor heridos que tenido y no sabemos cómo llegar a los jóvenes y hoy los jóvenes nos reclaman esa necesidad de ser escuchados, contenidos, amados y perdonados.
Finalmente envío un cariño grande a toda la Diócesis y a los que ven a través de las redes esta entrevista y orar y bendecir desde aquí a todas las acampadas que se van a ir gestionando desde los distintos Decanatos.