MISA SOLEMNE FIESTA DE SAN NICOLÁS
6 de julio 2025 – 11.00hs-
Homilía pronunciada por mons. Dante Braida en catedral y Santuario San Nicolás de Bari. La Rioja / Lc 10, 1-12.17-20
- Queridos hermanos y hermanas, con alegría estamos reunidos en esta fiesta de San Nicolás en el año del Jubileo de la Esperanza y a 30 años de la visita de la Virgen del Valle a nuestro santuario.
Damos gracias por los días de novena que hemos vivido y en los cuales meditamos sobre la sinodalidad en la Iglesia. Sobre el caminar juntos que tenemos que vivir recibiendo los talentos que Dios nos ha dado a cada uno y poniéndolos al servicio de la misión de la Iglesia.
En el Evangelio que hemos escuchado Jesús, además de los Doce, elige a setenta y dos para enviarlos a la misión. El número setenta y dos tiene un valor simbólico de universalidad. O sea, nos dice que todos estamos llamados a participar de la misión de Jesús, quien da algunas características de esa misión: Jesús los envía de dos en dos. Se necesitan dos para manifestar la caridad, el amor de Dios que une a los discípulos. Son enviados para preceder y preparar la venida de Jesús. No van en nombre propio, sino de Jesús, a quien deben recibir los destinatarios.
2- Luego les da algunas recomendaciones para la misión:
– Lo primero que les pide Jesús es que recen para que haya obreros para la mies. Queda claro que es Dios quien debe enviar a los obreros-misioneros para que la trabajen. La obra es de Dios, por eso lo primero es ponerse en actitud de oración, de pedirle a Él que haya muchos misioneros.
– Luego está el envío con mucha fuerza: “¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en medio de lobos” (10,3). Indicando la mansedumbre del misionero aún en medio de un ambiente hostil.
– Luego hace hincapié en la pobreza de medios o recursos:
* «no lleven dinero, ni provisiones, ni calzado…». Poniendo de manifiesto la dependencia del misionero en relación al Señor y a los destinatarios.
* La urgencia del envío es puesta de relieve en la prohibición de saludar por el camino. Nada puede distraer ni demorar la misión.
* Los misioneros son enviados a las «casas» de la ciudad, lugar para el primer encuentro y el primer anuncio, indicando la importancia de los vínculos personales para transmitir el mensaje.
3 – El contenido del anuncio La paz; el don de la paz… La presencia de Jesús es la presencia de la paz (cf. Lc 24,36: el saludo de Jesús resucitado a los discípulos); recibir a Jesús es recibir la paz de Dios.
Para recibir esta paz de Dios se requiere una disposición, estar abiertos a recibirla, ser «hijo de la paz».
En estrecha vinculación con la paz está el anuncio de la llegada del Reino de Dios, que trae la verdadera paz. Al mismo tiempo la paz, junto con la curación de los enfermos, pasa a ser el signo de la llegada del Reino a una persona y a una familia o casa (cf. 10,9).
No sólo el mensaje fundamental es de paz, también la actitud de los misioneros debe ser pacífica. Ya al comienzo les dice que son enviados como ovejas en medio de lobos (cf. 10,3). Luego les presenta la posibilidad del rechazo, ante lo cual la reacción no debe ser violenta… Aquí se manda hacer un signo (sacudirse el polvo pegado a las sandalias) para dejar en claro la responsabilidad asumida por los que rechazan a los mensajeros.
4- Queridos hermanos y hermanas aquí reunidos, la Iglesia está llamada hoy a redescubrir su identidad misionera, ya que ella existe para evangelizar. Y la misión se fundamenta, en primer lugar, en el mandato de Jesús que nos envía haciendo de todos sus seguidores discípulos misioneros.
La llamada y envío a la misión es también un signo de los tiempos. Al respecto decía el Papa Francisco en EG 13: “La actividad misionera «representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia» y «la causa misionera debe ser la primera». La salida misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia. Ya «no podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos» hace falta pasar «de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera». Esta tarea sigue siendo la fuente de las mayores alegrías para la Iglesia: «Habrá más gozo en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse» (Lc 15,7)”.
5- En el camino sinodal que venimos recorriendo y reflexionando la MISIÓN es la que le da sentido. La sinodalidad es para la misión.
Nos dice el Documento Final del sínodo en el nro 58. “Cada bautizado responde a las exigencias de la misión en los contextos en los que vive y trabaja desde sus propias inclinaciones y capacidades, manifestando así la libertad del Espíritu en la concesión de sus dones. Gracias a este dinamismo en el Espíritu, el Pueblo de Dios, escuchando la realidad en la que vive, puede descubrir nuevos ámbitos de compromiso y nuevas formas de realizar su misión. Los cristianos que, en distintos ámbitos – en la familia y en otros estados de vida, en el lugar de trabajo y en las profesiones, en el compromiso cívico o político, social o ecológico, en el desarrollo de una cultura inspirada en el Evangelio como en la evangelización de la cultura del ambiente digital-, recorren los caminos del mundo y en sus ambientes de vida anuncian el Evangelio, están sostenidos por los dones del Espíritu.
También el Documento Final nos anima a dedicar tiempo y recursos para la formación de un pueblo de discípulos misioneros. Así nos recuerda que “en la tarde de Pascua, Cristo entrega a los discípulos el don mesiánico de su paz y los hace partícipes de su misión… Para que el Pueblo santo de Dios pueda testimoniar a todos la alegría del Evangelio, creciendo en la práctica de la sinodalidad, necesita una formación adecuada: ante todo en la libertad de hijos e hijas de Dios en el seguimiento de Jesucristo, contemplado en la oración y reconocido en los pobres. La sinodalidad, en efecto, implica una profunda conciencia vocacional y misionera, fuente de un estilo renovado en las relaciones eclesiales, de nuevas dinámicas participativas y de discernimiento eclesial… La formación en el estilo sinodal de la Iglesia promoverá la conciencia de que los dones recibidos en el Bautismo son talentos que hay que hacer fructificar para el bien de todos: no pueden ocultarse ni permanecer inoperantes.” (cf. nn 140-144)
Cuando hablamos de Misión, en principio, no es necesario irse a otro país. Se trata de ir al encuentro de cada persona con la me cruzo cada día, con la que comparto trabajo, estudio, descanso, deporte. A ellos tengo que ir con mansedumbre para compartirles la Paz que el Señor Jesús nos regala porque habita en nuestro corazón. No se necesita llevar nada más. O mejor, como dijo el Papa Francisco: “para Cristo el equipaje fundamental es el hermano. «Los envió de dos en dos» dice el Evangelio. No solos, no por cuenta propia, siempre con el hermano al lado. Nunca sin el hermano, porque no hay misión sin comunión. No hay anuncio que funcione sin cuidar de los otros”.
6- Querida comunidad, al celebrar a san Nicolás en este día también tenemos presente su labor misionera, no solo cuando en vida era obispo y pastor de su diócesis. Sino también lo que hoy sigue obrando en medio de su pueblo. Él es alguien que está vivo y presente en la vida del pueblo.
Cuando salgo con la Imagen Peregrina de San Nicolás a realizar las visitas pastorales el pueblo que lo recibe agradece que haya salido a su encuentro, que los haya visitado, que esté cerca de ellos. Agradecen que haya salido, en actitud misionera.
Por eso hoy le pedimos a San Nicolás, que también a nosotros nos haga más misioneros, que estemos en permanente actitud de salida: Atentos al envío que permanentemente nos hace Jesús, “Vayan” y a las necesidades de nuestro pueblo de recibir el consuelo y el amor de Dios en las diversas circunstancias que se encuentra.
Que el recuerdo de la salida misionera de la Virgen del Valle también acompañe nuestra vida y misión. Así sea.