Monseñor Roberto Ferrari es obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Tucumán. Participó en el mes de julio del Encuentro Social del NOA que se realizó en La Rioja y atendió nuestras preguntas. Aquí compartimos la entrevista.
¿Cómo se siente Monseñor?
Muy bien. Poder hacer estas jornadas y con todos estos temas tan importantes, es realmente un logro hermoso de la pastoral social del NOA.
Se vivió un momento muy emotivo presentando cada región, cada diócesis, sus devociones, sus productos regionales y su religiosidad, presente en cada imagen, en cada Patrona de las diócesis. Realmente fue un momento muy emotivo.
¿Cómo cree que se debería cuidar esa democracia? ¿Qué hacer cuando sienten exclusión los jóvenes o cómo deben participar los jóvenes de la democracia cada día?
Hay dos temas importantes, el de la política y el de la de la actividad social de un joven a través de distintos organismos, donde puede ponerse al servicio de la democracia en la sociedad y el de la Iglesia.
Desde la iglesia seguimos a veces teniendo como una deuda en cuanto a la a dejar participar más a los jóvenes, y yo creo que de a poquito se van dando pasos, a veces en un lenguaje así muy, muy sencillo, a veces no.
A veces decimos que “Los jóvenes acomoden el salón con las sillas, mesones” y diciéndole la mano de obra para una actividad y sin embargo hay un potencial muy grande en ellos. Estamos como me parece en ese sentido, buscando el modo de entender, comprender más la cultura juvenil para que desde ahí aporten riqueza a la Iglesia. El papa Francisco está abriendo las puertas para que se dé participación a todos, pero de un modo particular a los jóvenes. Cuando no hay ese lugar, yo creo que los jóvenes se van abriendo lugares, eso en parte depende de nosotros, los pastores de las comunidades, que valoremos lo que los jóvenes tienen que aportar.
A veces escuchamos esta expresión, “los jóvenes son el futuro de la Iglesia y de la sociedad y los jóvenes son el presente” porque ahora es donde las juventudes son algo presente, ahora tienen algo que aportar, ¿no? El día de mañana serán adultos, pero ahora tienen un presente que aporta y lo mismo en la en la democracia o en la construcción del país, lamentablemente, a veces con respecto a la iglesia o con respecto a lo social-político, hay como desconcierto, pueden que se sienten de se sientan defraudados, como que no hay esperanza. Entonces para ponerme a luchar en esto, si no tengo esperanza de que algo cambie.
Debemos invitar fuertemente a los jóvenes, que son siempre un signo de esperanza por la vitalidad, porque vuelven a empezar de nuevo. Decirles que no se cansen, que no bajen los brazos, ojalá que los adultos podamos darles el lugar para que aporten desde lo que son.
¿En sus años de experiencia logró conocer al obispo Angelelli?
No, pero me dio una alegría muy grande cuando vine a la beatificación de los mártires y me encuentro con una monjita y me dice, “Uy, ¡qué alegría verlo Yo la primera vez que escuché hablar de Angelelli fue gracias a ustedes, a un grupo de jóvenes de mi pueblo que salíamos a hacer encuentros juveniles, en el año 1984/85! Me alegro de que yo en ese momento ya lo he tenido como una como una figura, así, esta emblemática figura de entrega por el pueblo de en ese momento en que no se pensaba en una beatificación, pero sí tenía como un ejemplo de entrega de jugarse, el pueblo, por los más pobres, con la famosa frase “Con un oído en el Evangelio y otro en el pueblo,”
¿Y qué se lleva de estos días?
Lo primero de todo es que esto nos ayuda a abrir los ojos a tomar conciencia de nuestra realidad, de lo que estamos viviendo, de valorar la democracia, el pontificado de Francisco, de tomar fuerza, del testimonio de los mártires, beatos, etc. Pero también que esto nos anime al compromiso, por eso trabajar juntos, porque que esto lo esté organizando la pastoral social del NOA de toda una región, es como que muestra una fuerza, una unidad para para seguir reflexionando temas, para seguir animándonos en el compromiso cada uno en su lugar, por un país más próspero, por un país más justo, donde haya inclusión, un lugar para todos donde haya menos pobres y donde los valores del Evangelio se vayan arraigando más.
¿Nos deja un Mensaje final?
En primer lugar, la sangre de los mártires siempre es semilla de nuevos cristianos, por eso abonar esa semilla, esa sangre derramada, tomando el testimonio de esa entrega por los demás, de lo que cada uno desde su lugar religioso, sacerdote, obispo, pastor y laico, no nos pueden dejar a cada uno, porque realmente podemos decir que hay toda una iglesia representada es una iglesia sinodal, como está estamos viviendo en este tiempo. Por eso digo tomar el testimonio, tomar el ejemplo de este compromiso concreto por los demás, por los otros, descubrir a Jesús que vive y está presente en el otro. El NOA es una tierra bendecida. El año pasado celebramos a los Beatos Mártires del Zenta, es una tierra bendecida con sangre de mártires de beatos, de mucho Evangelio vivido, tomar ese ejemplo, ese testimonio.