El Jubileo de los jóvenes contado por una riojana

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Ana Laura Martínez, joven riojana y miembro del Área de Comunicación de la Diócesis de La Rioja, participó en Roma del Jubileo de los jóvenes el 2 de agosto

¡¡Impresionante!! Más de un millón de jovenes llegamos desde ayer por la tarde en la Tor Vergata. Allí compartimos una tarde de vigilia de oración con el Papa. En ese contexto algunos jóvenes pudieron hacerle preguntas.

«Sepan ver a Jesús en los demás. La amistad puede cambiar verdaderamente el mundo. La amistad es el camino por la paz» respondió el Papa a la experiencia de una joven sobre la soledad que se experimenta al orientarse en una forma de vida cristiana sin afectos cristianos.

«El miedo deja entonces espacio a la esperanza, porque estamos seguros de que Dios lleva a término lo que comienza» dijo luego, respondiendo a una pregunta sobre el miedo que ronda la toma de decisiones. Personalmente me quedó grabado eso: «Lleva a término lo que comienza»…

Finalmente en la vigilia nos invitó a repensarnos: «Reflexionen sobre su forma de vivir, busquen la justicia para construir un mundo más humano. Sirvan a los pobres y den testimonio así del bien».

Luego compartimos un momento de adoración Eucarística. Fue impactante experimentar el silencio de un millón de personas. Arrodillados y con la mirada fija en Jesús Eucaristía.

Esta mañana el Papa llegó a las 7.30 (hora Roma) a Tor Vergata y saludó desde el Papa Móvil, recorriendo los distintos sectores en los que estábamos distribuidos.

La misa comenzó a las 9 am y fue concelebrada por obispos y cientos de sacerdotes.

En la homilía nos dijo: hemos sido hechos para esto. No para una vida donde todo es firme y seguro, sino para una existencia que se regenera constantemente en el don, en el amor. Y por eso aspiramos continuamente a un “más” que ninguna realidad creada nos puede dar; sentimos una sed tan grande y abrasadora, que ninguna bebida de este mundo puede saciar» y que «la plenitud de nuestra existencia no depende de lo que acumulamos ni de lo que poseemos, como hemos escuchado en el Evangelio; más bien, está unida a aquello que sabemos acoger y compartir con alegría».

Poniendo como ejemplo a Carlo Acutis y Giorgio nos invitó a aspirar a la santidad y no conformarnos con menos.