Fernando Vérgez es un sacerdote español que durante muchos años fue secretario del Cardenal Pironio y lo acompañó hasta su muerte.
En la Conferencia de Presa previa a la beatificación de Monseñor Pironio hizo una bella semblanza del nuevo Beato argentino.
Rueda de prensa a Cardenal Fernando Verjez, secretario personal de Monseñor Pironio y delegado del Papa para la Beatificación.
A la prensa les doy mi saludo y mi gratitud de que quieran cubrir este momento tan significativo para la iglesia de la Argentina y la iglesia del mundo. Y permítanme decirles para mí, personalmente, ha sido una gran gracia del santo padre nombrándome su enviado.
Si bien pienso que hace 26 años acompañaba el féretro del cardenal para sepultarlo en Luján y ser enviado por el Papa para proclamarlo Beato, deben comprender que es una gran gratitud al Señor y al Santo Padre que me puso en esta gracia.
Matias Bocca corresponsal EWTN: ¿Que representa para todos los argentinos, para toda la iglesia católica, este día tan importante?
Cardenal: Como dije al inicio es un gran día para la iglesia de la Argentina. Porque realmente la figura del cardenal por su trayectoria ministerial, por su trabajo, sus virtudes personales trascendieron.
Él comenzó a trabajar en Argentina sinceramente apenas ordenado sacerdote en el Seminario de Mercedes. Después empezó a tomar mayores cargos como por je: Rector de Villa Devoto, Obispo Auxiliar de la Plata, Secretario Del Celam, Presidente del Celam, después Obispo de Mar del Plata. Tomó muchos trabajos en la Curia romana, por ejemplo, un elemento que caracteriza su ministerio es que él fue padre conciliar del Concilio Vaticano II, las dos primeras sesiones como perito y el tercer y cuarto como Padre.
Participó en todos los sínodos de los obispos desde su fundación por Pablo VI hasta el último que fue el Sínodo de las Américas que prácticamente fue a un mes antes de su muerte.
Es una figura de un pastor de la Iglesia que es reconocida por su santidad y por dedicación totalmente a la iglesia. Por eso para mí es un día totalmente fundamental de conservar su memoria y recordarlo.
Cito una frase del entonces Mons. Bergoglio: “Recordar a Pironio, el amigo de Dios, significa hacer recuerdo del hombre, del sacerdote, del obispo que marcó en la iglesia de Jesucristo la senda de la amistad como medio para caminar seguro hacia Dios con los hermanos”. Hoy, Bergoglio ya como Papa Francisco, reconoce en esta frase a Pironio, por eso es el verdadero amigo de Dios entre los hombres y su ministerio sacerdotal estuvo en esa prospectiva: ser un amigo de todos los hombres para llevarles a Dios y predicarles el evangelio.
Virginia Bonard SERVICIO NOTICIAS DEL CELAM
Durante la vigilia juvenil, congregada por muchos jóvenes y de otras juventudes que también estuvieron junto a Pironio ¿Cómo actualizaría hoy el mensaje de Pironio para estos jóvenes del siglo XXI que tanta fuerza y potencia necesitan para expresar su fe?
Cardenal: Yo no quiero hacer comparaciones de ningún género con nadie. Pero si puedo decir que los jóvenes estuvieron presentes en la vida del cardenal, toda la vida. Él fue asesor de la acción católica como sacerdote y también asesor de la acción católica argentina, después fue a Roma y siempre su primera misión era con los consagrados. Era el 84 cuando Pablo VI lo transfiere a él como presidente del entonces Pontificio Consejo para los laicos y se estaba celebrando en ese momento el jubileo de los jóvenes del año extraordinario del santo por la redención y, ahí, fue el primer acto que el Card. hace sobre los jóvenes creando confianza, creando esperanza, creando vías para que los jóvenes pudieran acercarse. Después vino el 1985 que todo el mundo comienza a pensar en las jornadas mundiales de la juventud. No, no era jornada mundial, luego declaró ese año, año internacional de la juventud y San Juan Pablo II hizo que se hiciera un encuentro similar al 1984 para los jóvenes y se lo encomendó al Card. Pironio que era el presidente y él organizó todo. De ese encuentro, nació del Papa la idea de proclamar la Jornada Mundial de los Jóvenes en la Iglesia y encontró en el Cardenal el artífice de esta idea de esta intuición y lo llevo a Cabo en 1986 que fue jornadas nacionales y la primera que fue fuera de Roma en el 87 fue en la Av. 9 de Julio, Argentina. Y después de eso ya se comenzó periódicamente cada dos años a tener un encuentro internacional de jóvenes. Y fue Pironio el que supo llamar a los jóvenes, supo entregarse a ellos, supo darles líneas y direcciones y realmente los jóvenes lo querían. Encontraron en el Card. La figura que necesitaban para que los pudiera acompañar con las solicitudes, las preocupaciones del momento, pero llevarlos siempre hacia Cristo. Recuerdo en las reuniones de Europa, en un encuentro con el Papa, el Cardenal le dijo: Santo Padre, estos jóvenes no tienen miedo del frio y del calor, solo tienen miedo de la mediocridad y la tibieza. Ayer nos acompañaba María hoy nos acompaña el sol que es el amor de Dios y ellos quieren seguir a Jesús. Y los jóvenes se alegraron inmediatamente de encontrar a la persona que los escuchaba que los acogía podían decir lo que querían. El cardenal a todos los recibía con una sonrisa. Él no hablaba inglés, sin embargo, venían los jóvenes de habla inglesa y se entendían perfectamente con las sonrisas, los gestos, con la ayuda de otro que hablaba algo de español y había una contante de comunión con todos los jóvenes. Por eso cuando el deja el consejo de laicos en el 96 a causa de su enfermadad, tenía que haber ido a Paris, pero la enfermedad (cáncer a los huesos) se lo impidió, San Juan Pablo II en la misa final le agradeció al Cardenal todo su trabajo con los jóvenes y dijo claramente: Él no puede estar con nosotros por la cruz, pero está presente con su dolor.
Hubo una verdadera sintonía con los jóvenes. Cuando él deja el consejo de los laicos y los jóvenes le dedican una carta y le dicen: tu actitud con nosotros ha sido la del vecino. Sembrar y esperar. Y hoy gracias a Dios en ti encontramos un Padre y un amigo que nos acompaña.
¿Qué cree que nos diría hoy Pironio a los argentinos?
Cardenal: Yo creo que lo que hoy diría el cardenal Pironio a los argentinos ya lo escribió. Él, cuando vivió momentos muy difíciles, durante el proceso militar, hacia meditación. Es esa meditación que esta publicada “Meditación para tiempo difíciles” (1976 Eduardo Pironio). Repetía muchas veces: los momentos son difíciles, hay lluvia hay oscuridad. Pero recuerden siempre que sobre las nubes está el sol. Una forma de ser esperanzadores. Podemos sufrir, pero, vamos a tener un día nuevo.
Pironio días antes de su muerte decía: Me voy al cielo, pídanme lo que necesiten. Incluso se lo dijo a San Juan Pablo II dos días antes de su muerte: “Santo Padre me estoy yendo al cielo y desde allí continuaré colaborando con Ud en el Ministerio y le aseguro mi completa disponibilidad”. Esa fue la despedida hacia San Juan Pablo II.
Son ideas que también Juan Pablo II después en una homilía de la misa exequial de San Pedro repite continuamente: la esperanza.
Y yo digo simplemente a modo de conclusión, en la carta apostólica, firmada por Francisco, los motivos de los cuales el Papa lo proclama Beato, dice: Beato como humilde pastor según espíritu del Concilio Vaticano II, testigo de esperanza y paciencia evangélica, defensor de la causa de sus hermanos más pobres. Eso son los tres motivos que apunta la carta apostólica del Papa, el cual, lo declara Beato. Creo que mejor precisión sobre la figura del Cardenal difícil resumirla en tan pocas palabras.
¿Cómo vive en su corazón estos acontecimientos?
Cardenal: Yo lo viví siempre. Fui 23 años secretario del cardenal y a su muerte, incluso vine varias veces a la Argentina y siempre venía a rezar a su lado. Volver hoy a Luján con la misión del papa, realmente no sé cómo agradecer ese mérito. En mi trabajo actual yo lo tengo como mi maestro. Mons. Ojea fue a mi despacho y ahí ve que tengo todo del cardenal y hasta una virgencita de él.
Al cardenal le digo siempre una frase muy sencilla: “Tú me metiste en esto, ahora ayúdame a salir”. Realmente lo siento así, como el Padre que me acompaña, que me está acercando, el padre que en momento que uno está en dificultad sabe qué hacer, incluso uno piensa hacer una cosa y cuando llega a la reunión alguien cambia todo. Otra frase que aplicaba: eminencia, ud es cardenal, dé un puñetazo en la mesa. Y el respondía: Recuerde que se puede hacer con una gota de miel que con cinco litros de vinagre.