Conmemoración de Monseñor Angelelli – Homilía de monseñor Braida

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“COMO ANGELELLI, DAR LA VIDA CADA DÍA PARA ALENTAR LA ESPERANZA ”

Homilia mons. Dante Braida en 49° aniversario del martirio del Beato Mártir Enrique Angelelli.  Iglesia Catedral y Santuario San Nicolás de Bari, La Rioja. 04/08/2025. Hc 13,14.43-52;  Jn 10,11-17;27-30

 

Querida comunidad diocesana, queridos hermanos y hermanas:

  • “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas” nos decía Jesús en el Evangelio. Siguiendo estas huellas, mons. Enrique Angelelli entregó su vida por su rebaño, por este pueblo riojano que le fue encomendado. La entregó no solo cuando hace 49 años fue asesinado en Punta de los Llanos, sino en cada acción pastoral con la que llevó adelante su misión.

El buen Pastor conoce sus ovejas y ellas lo conocen a él, decía el Evangelio. Desde su llegada a La Rioja mons. Enrique procuró conocer a su pueblo, su historia, su idiosincrasia, sus sueños y sus penas, sus búsquedas de vida plena. También se fue dándose a conocer y dando a conocer el camino renovador de la Iglesia del Concilio Vaticano II, una iglesia, cercana, servidora que da lugar a todos sus hijos e hijas para que participen y lleve adelante su misión. Muchos se sintieron convocados y respondieron positivamente cada uno de acuerdo a su estado de vida asumiendo un período de cambio tanto personal como comunitario: Queremos –decía en su primer mensaje- obispo, sacerdotes, religiosas y laicos de la diócesis, asumir con fidelidad, madurez, equilibrio, corresponsabilidad y coraje, la línea renovadora del Concilio; para ello necesitamos seriamente, antes de reformar a otros, convertirnos a Jesucristo con una mayor vivencia en la fe, la esperanza y la caridad.”[1]

Como Iglesia que peregrina en la Rioja, en este tiempo de sinodalidad queremos asumir el gran desafío de ensanchar la tienda del corazón y de las comunidades para que todos los bautizados se integren al camino evangelizador y puedan se fermento del Evangelio en todos los espacios que habitan. Hoy necesitamos nuevas modalidades para la evangelización en los distintos ámbitos de la sociedad y para las distintas etapas de la vida. También necesitamos afianzar la vida espiritual y el ardor misionero.

Querido hermano, querida hermana: cómo bautizado tenés un lugar en la Iglesia. Sé parte de su vida pastoral. Hay lugar para todos.

  • Hoy, como en tiempos de los mártires, estamos llamados a participar de la vida eclesial y social asumiendo los desafíos de nuestro tiempo. La misión propia del laico está en mejorar la sociedad a la luz del Evangelio. Decía Mons. Angelelli: “ustedes laicos cristianos de La Rioja, organizados o no, jóvenes o adultos… asuman mejor la responsabilidad temporal que les incumbe como laicos y se comprometan mejor para hacer de nuestra Rioja una comunidad más fraterna, más justa, más realizada y más feliz… El lugar de ustedes es estar comprometidos en lo temporal, en el desarrollo integral del pueblo riojano…”[2]

Las distintas organizaciones que hoy marcharon tienen mucho que aportar para una sociedad más justa y solidaria. Pero esto requiere una gran articulación y complementación entre todos los espacios. Ninguno solo puede abarcar toda la realidad y unidos se puede dar muchas respuestas. Aunque esta unidad requiera tiempo, diálogo, afrontar tensiones es preferible antes que marchar cada uno por su lado. La “Unidad es superior al conflicto” nos decía el papa Francisco.

La situación de pobreza de muchas familias, la falta de trabajo o de una justa remuneración, la atención a los más frágiles de la sociedad, el cuidado de nuestros adultos mayores requieren de participación personal y de organizaciones fortalecidas.

Nos preocupa que los jubilados no puedan tener un aumento en sus magros ingresos, que esté en riesgo la ley de emergencia en discapacidad que afecta a tantas familias e instituciones que sin estos aportes no pueden seguir los tratamientos correspondientes. Juntos podemos asumir estas y tantas preocupaciones de nuestro tiempo y juntos podemos encontrar las soluciones adecuadas.

  • En el camino pastoral nuestro pastor tuvo que enfrentar numerosas resistencias. Como lo vivió el apóstol Pablo en Antioquía de Pisidia, como lo escuchamos en la primera lectura, cuando por envidia un grupo de hermanos lo contradecían, injuriaban y perseguían.

Una mayor participación en los espacios eclesiales requerían apertura, mucha escucha y diálogo para encontrar nuevos caminos evangelizadores implicó que algunos no se adapten a esos cambios que no eran solo propuesto por el obispo sino por el Concilio para toda la Iglesia.

Resistencias internas y también externas. LA promoción de propuestas de trabajo cooperativo para nuevas opciones laborales, la promoción de la organización de los trabajadores cuyos salarios era escasos, en definitiva la búsqueda de la justicia social que brinde más posibilidades a los pobres hacía que también sectores más empoderados puedan resistirse o que puedan confundir con un obrar subversivo. En numerosas ocasiones nuestro obispo tuvo que aclarar el fundamento evangélico y en la doctrina social de la Iglesia de la propuesta pastoral que llevaba adelante.

Caminar juntos con otros también implica procesos en los que son diferentes puedan dar tiempo a la escucha mutua y el diálogo que permita consensos. Estos procesos no están exentos de tensiones que hay que asumir y aprender a ‘habitar’ en búsqueda la verdad de las cosas que obren una transformación mutua.

  • El crecimiento de estas tensiones en la vida de mons. Angelelli derivaron en difamaciones algunas veces y en una persecución tanto a él como a quienes participaban de la vida pastoral de la iglesia en La Rioja o de quienes adherían al cambio transformador que proponía.

Él lo sabía y decía, las continuas requisas de vehículos en la ruta, los asesinatos de Carlos y Gabriel y luego la de Wenceslao iban “cerrando el espiral” en su persona. Pero la obediencia al evangelio y a su responsabilidad pastoral como ministro lo hizo seguir adelante confiando en Aquel que lo ha llamado y poniendo a toda la iglesia diocesana en oración para no desviar del camino y apoyarse en las propias fuerzas.[3]

Y como Jesús, el dar la vida como buen pastor, llegó hasta sus últimas consecuencias aquel cuatro de agosto su vida recibió la corona del martirio de sangre.

Hoy conmemoramos ese día pidiendo al Señor que nos dé gracia de también nosotros entregar cada día la vida en la misión que nos toca.

Pedimos la gracia de que como creyentes nuestra vida espiritual crezca cada día y nos una más profundamente a Dios. Que la Palabra, la oración comunitaria y en silencio, la eucaristía vayan conformando nuestra vida con la de Jesús.

Pidamos la gracia de que esa vida espiritual, vivida en comunidad, nos lleve a involucrarnos y comprometernos con el crecimiento de todas las personas, especialmente con los más pobres y vulnerables. Trabajemos para que la felicidad que Dios quieren para todos su hijos.

  • Que esta conmemoración del 49 ° aniversario del martirio de mons. Angelelli y, esta Eucaristía particularmente nos renueve la esperanza de Vida Plena que Dios tiene para todos sus hijos y nos anime en la entrega generosa de nuestras vidas en la misión que cada uno tiene.

Desde esa entrega generosa de nuestras vidas:

Una Iglesia centrada en Jesucristo, más abierta y participativa, misionera y misericordiosa es posible

– Una Sociedad más justa, solidaria y fraterna donde cada uno puede nacer, crecer y desarrollarse también es posible

No dejemos que nada ni nadie nos arrebate la esperanza. Sigamos caminando juntos, con los ojos fijos en Jesús, con la ternura maternal de la virgen María y con la guía clara y cercana de nuestros beatos mártires Enrique, Carlos, Gabriel y Wenceslao.

¡Bendiciones y paz! Así sea.

[1] Angelelli, E. Primer mensaje al pueblo riojano. 24.08.1968

[2] Ibid.

[3] Angelelli, E. Carta pastoral del 18 de julio de 1976.