Jornada en el Buen Pastor: memoria viva de Angelelli y jubileo de las Comunidades Eclesiales de Base
El domingo 3 de agosto de 2025, en el paraje Buen Pastor de Punta de los Llanos, el Pueblo de Dios se reunió con profundo gozo para celebrar un nuevo aniversario del martirio de monseñor Enrique Angelelli, pastor fiel hasta el final. En el mismo espíritu, se celebró también el jubileo de las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), corazón y savia del caminar eclesial en nuestra tierra.
Desde muy temprano, una gran cantidad de comunidades se congregó para hacer memoria, dar gracias y renovar su compromiso con el Evangelio encarnado en la vida del pueblo. Las agrupaciones gauchas “Virgen del Carmen” de Punta de los Llanos ofrecieron un emotivo homenaje a la figura de Angelelli, elevando vivas que resonaron en el viento, como plegarias cargadas de historia y esperanza.
La celebración tuvo lugar en el atrio del paraje, donde la comunidad atravesó la Puerta Santa como signo de paso y de renovación. Antes de cruzarla, se vivió un profundo momento de silencio, en el que se invitó a cada persona a detenerse, reflexionar el propio caminar, y escuchar a Dios en el corazón. Con gran alegría, se cruzó la puerta mientras resonaban palabras del propio Angelelli, recordando su cercanía al Evangelio y a los pobres: “Con un oído en el Evangelio y otro en el pueblo”. Su voz, viva en la memoria colectiva, seguía marcando el camino.
Durante la celebración de la Eucaristía, el obispo Dante Braida compartió una homilía centrada en la invitación de Jesús a acercarnos a Él, quien abre siempre un horizonte nuevo. Angelelli, remarcó el obispo, lo anunció con valentía, impulsando a convertir el corazón y también las estructuras sociales. Su obra pastoral estuvo marcada por la libertad, la promoción y la participación, buscando servir mejor a los demás y transformar la realidad. “Aquí se juega nuestra fe”, expresó monseñor Braida, recordando que el compromiso cristiano es comunitario, solidario y transformador.
En su mensaje, también destacó la importancia de construir una sociedad feliz, donde intercambiemos dones y hagamos realidad nuestro compromiso con otros. En esta línea, subrayó que hoy, como Iglesia, también estamos llamados a escuchar el clamor de la tierra y asumir su cuidado como expresión concreta del amor cristiano.
Con emoción, se agradeció especialmente la presencia de familiares de Wenceslao Pedernera y de Enrique Angelelli, testigos del camino de fe, justicia y entrega de nuestros mártires. El obispo les expresó su gratitud por acompañar la jornada y pidió que como diócesis sigamos creciendo como una verdadera familia.
Al finalizar la Eucaristía, la comunidad fue sorprendida por el canto de una vidala, el canto brotó como expresión del alma riojana y memoria compartida. Luego se repartió el pan ofrecido en la misa entre todos, gesto fraterno que coronó la celebración.
Seguidamente, se llevó a cabo la bendición del Parque Temático «Martirio y Memoria», un espacio destinado a custodiar y transmitir la historia viva del compromiso cristiano en nuestra tierra. Con esta bendición, se abrió un nuevo capítulo en el camino de la memoria y el testimonio, signo de que la sangre de los mártires sigue fecundando la esperanza de nuestro pueblo.
Ya por la tarde, a las 15 hs, las comunidades volvieron a reunirse, esta vez en la ruta misma, allí donde el testimonio de Enrique Angelelli se selló con su sangre. Fue un momento de intensa memoria de fe, esperanza y compromiso, en el que se invitó a caminar juntos, sosteniéndonos unos a otros con un fuerte abrazo o apretón de manos. Como gesto final, se besó la ruta, lugar sagrado y testigo del martirio, renovando el compromiso de ser transmisores de esperanza en cada rincón de nuestra historia.
El broche final de la jornada estuvo a cargo del ballet “Agrupación de Mujeres 7 de Mayo”, que con una hermosa danza interpretaron un poema de Angelelli, cargado de sensibilidad y fuerza profética. Con el corazón conmovido y lleno de gratitud, recibimos la bendición del obispo, que selló la jornada con la certeza de que Dios sigue caminando junto a su pueblo.