Acompañamos al pueblo chaqueño en su dolor por la desaparición de Cecilia y clamamos con él pidiendo por su aparición, y porque se conozca la verdad y se haga justicia.
Junto al Arzobispado de Resistencia y a la Comisión Diocesana de Justicia y Paz del Chaco, decimos “«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados», como nos dijo Jesús. La justicia resulta particularmente importante en este contexto, en el que el valor de la persona, de su dignidad, de sus derechos y de la vida, a pesar de las proclamaciones de propósitos, se ve amenazada. Todos podemos contribuir para procurar justicia –en especial los poderes del estado-, ya que es la única garantía para una convivencia en paz, sólida y verdadera”.
Y también con ellos recordamos las palabras de Francisco en Fratelli Tutti: “La verdad es una compañera inseparable de la justicia y de la misericordia. Verdad, Justicia y Misericordia, las tres juntas, son esenciales para construir la paz; cada una de ellas impide que las otras sean alteradas. […] La verdad no puede ni debe ser camino a la venganza, sino más bien a la reconciliación y al perdón. Verdad es contar a las familias desgarradas por el dolor lo que ha ocurrido con sus parientes desaparecidos. Verdad es reconocer el dolor de las mujeres víctimas de violencia y de abusos. […] Cada violencia cometida contra un ser humano es una herida en la carne de la humanidad; cada muerte violenta nos disminuye como personas”.