CON ANGELELLI y COMPAÑEROS MÁRTIRES: ESCUCHAMOS Y EVANGELIZAMOS
Homilía Mons. Dante Braida – Catedral de La Rioja. 04–08-2023 / Lecturas bíblicas: Lv 23, 1. 4-11. 15-16. 27. 34b-37 Sal 80; Mt 13, 54-58
- “Con Angelelli y compañeros mártires: escuchamos y evangelizamos”. Con este lema estamos viviendo este mes de los mártires y este día en especial.
De este modo queremos recordar la vida y enseñanzas de este gran pastor y, a la vez, dejarnos iluminar para abordar la obra evangelizadora en este tiempo que nos toca vivir.
Este año esta celebración la vivimos en el contexto del centenario del nacimiento de nuestro beato Enrique Angelelli.
En primer lugar quiero dar la bienvenida a quienes nos visitan de otros lugares del país, y de toda la geografía de la diócesis para renovar nuestra fe a la luz de los beatos Mártires riojanos. También estamos muy unidos a quienes nos siguen por el canal de TV, radio y redes sociales.
- El libro del Levítico que escuchamos en la primera lectura hace referencia a las numerosas y variadas fiestas litúrgicas con la que el Pueblo de Dios vivía su religiosidad en el Antiguo Testamento: la pascua, fiesta de las chozas, de los ácimos, de la expiación, ofrendas de Corderos, asambleas litúrgicas, etc. Con la venida de Jesús y su muerte y resurrección todo eso cambia y queda simplificado en una fiesta central del Cristianismo, la fiesta de la Pascua. Jesucristo Muerto y Resucitado es el centro de nuestra vida, de nuestra historia y religiosidad.
Para Mons. Angelelli la Pascua era el centro de su vida y misión. Desde allí vivía su pastoreo y particularmente asumía el sufrimiento propio y el de su pueblo. En abril de 1976 le escribía a su amigo, recién elegido Cardenal, Eduardo Pironio: “Quiero ofrecerte lo que en este momento tengo. Mi diócesis es duramente probada. Sacerdotes y religiosas encarcelados – personalmente estoy sometido a un control humillante. Sigue esta Iglesia con los dolores de la Cruz…El Señor me sigue dando paz, aunque dolorida, como costándole florecer en pascua. Sigue demorándose la aurora… Por eso florece más mi alegría al saber que eres elegido para ayudarle a Pedro a continuar siendo TESTIGO de la PASCUA.”
Queridos amigos y amigas aquí reunidos, durante este mes estamos viviendo muchas celebraciones y realizando variadas actividades que nos acercan a la vida y obra de los cuatro mártires. Pero lo que une la vida de ellos y la nuestra es la celebración pascual, la muerte y resurrección de Jesucristo. Ese es nuestro centro y de donde nos nutrimos para vivir el camino de santidad que Dios quiere para cada uno. Por eso hoy le ofrecemos en esta Eucaristía nuestros dolores y esperanzas, nuestras dudas y certezas, nuestras frustraciones y proyectos… todas nuestras vidas.
- En el Evangelio contemplamos la incomprensión y rechazo de los habitantes de Nazaret cuando Jesús llega al que es su pueblo y trata de manifestarle a ellos la Buena Noticia del Reino. ¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le viene, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?”
Pareciera que su ser profeta no es compatible con el origen humilde de su familia y con su condición de obrero-carpintero. ¿Pueden ser que sus manos lastimadas por el trabajo ahora sean instrumentos de Dios para sanar y liberar? ¿Cómo puede Dios manifestarse en la humanidad de alguien a quien vieron crecer?
Sin embargo es el modo concreto que Dios quiso manifestar su cercanía a toda realidad humana. Los pobres y pequeños son los que van a comprender mejor esta realidad.
Al asumir nuestra humanidad Jesús podía amar mirando a los ojos a sus interlocutores, podía comunicarse con el lenguaje del pueblo, podía tocar a los enfermos, llorar con los afligidos y expresar su gozo con las cosas linda que descubría en su andar y, sobre todo, pudo entregar su vida en la cruz por nuestra salvación.
En la vida de Mons. Angelelli vemos muchos gestos de cercanía con el pueblo que manifestaban el amor incondicional de Dios a todos, especialmente a los pobres y pequeños.
Hoy Dios nos elige y cada uno de nosotros para ser portadores de su amor utilizando nuestras miradas, nuestras manos, nuestros pies, nuestros corazones. Para que su cercanía se haga real y concreta en cada situación de vida con la que nos encontramos a diario.
- Este tiempo hicimos hincapié en la actitud de la ‘escucha’ para poder comprender mejor a quien tenemos delante y, a su vez, prestar la ayuda oportuna.
En Angelelli sabemos la importancia que tenía la Escucha, el oír a Dios y al Pueblo. A partir de allí brotaba en su acción pastoral el acompañar los jóvenes, a los trabajadores y campesinos, su opción por los pobres y el impulsar su organización para resolver los problemas.
El papa Francisco ya desde su primera exhortación nos invita fuertemente a agudizar la actitud de escucha, sobre todo de quien sufre, cuando nos dice: “Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo… Hacer oídos sordos a ese clamor, cuando nosotros somos los instrumentos de Dios para escuchar al pobre, nos sitúa fuera de la voluntad del Padre y de su proyecto.” (LG 187)
Queridos hermanos y hermanas, hoy y mucho más después de la pandemia, hay situaciones de angustia y dolor en muchas personas que requieren cercanía y escucha atenta. Que no seamos indiferentes al sufrimiento de quienes padecen la falta de trabajo, la soledad, la marginación, el no poder encontrar sentido a su vida. Valoramos a quienes desde su profesión o carisma dedican tiempo a escuchar a otros. Y asumimos que tenemos como tarea pendiente de crear la pastoral de escucha, fortalecer el servicio de la pastoral del sacramento de la reconciliación.
- “Con Angelelli y compañeros mártires: escuchamos y evangelizamos”. LA segunda actitud tiene que ver con nuestro ADN como Iglesia: la misión. El comunicar de diversos modos la Buena Noticia del Evangelio, del amor de Dios hecho carne en la persona de Jesús, de poner al servicio del Pueblo todos los valores y fuerza que surgen de la Pascua.
Tiene que ver con alentar una Iglesia en salida, que vence la tentación del encierro y de quedarse paralizada por sus problemas.
- Se trata de evangelizar en primer lugar con el testimonio. Que nuestras vidas sean un Evangelio vivo. Quizás para muchos sea el único Evangelio que lean. ¿Cómo? Entre otros caminos podemos hacerlo promoviendo la unidad ante tantas situaciones de grietas sociales o cultivando la cercanía ante la tentación de la indiferencia.
- Se trata también de evangelizar con obras concretas que respondan a la realidad que hoy atravesamos promoviendo la mediación ante situaciones conflictos; alentando el diálogo que nos lleve a consensos sociales que busquen el crecimiento de todos los habitantes; evitando todo tipo de corrupción, etc.
- Se trata de evangelizar con más obras pastorales que nos ayuden a dar a conocer a Jesús en todos los ámbitos sociales y geográficos llegando de modo especial a los Jóvenes, a los ancianos, a los enfermos y presos. Cuidando la vida de cada familia y promoviendo el amor en su seno; promoviendo un ‘pacto educativo global’ para que la educación crezca en calidad y llegue a todas las personas. Promoviendo misiones en los lugares más alejados o sectores de la población menos atendido.
- Este Dios que nos da la vida y nos ama tanto nos ha creado para la felicidad, para que la alegría reine en lo profundo de nuestro Corazón. Es la alegría de los discípulos cuando ven a Jesús Resucitado, cuando reciben el Espíritu Santo. La alegría que surge de llevar adelante la misión de continuar la misión de Jesús y de experimentar el bien enorme que pueden hacer.
Escuchar y Evangelizar animados por nuestros mártires nos haga más fieles al evangelio y responder con claridad a las necesidades de nuestro pueblo.
Al recordar los 100 años del nacimiento del beato Angelelli demos gracias por el regalo de su vida y demos gracias por la vida que también nosotros hemos recibido.
Querida comunidad, fuerzas y ¡adelante! Vale la pena seguir el camino pascual de Jesús tras las huellas claras de mons. Angelelli y sus compañeros mártires. Así sea.