La Asamblea de américa Latina y el Caribe tuvo su fase de escucha, de discernimiento y finalmente desembocó en 12 desafíos pastorales sumamente precisos y evangélicos.
- Reconocer y valorar el protagonismo de los jóvenes en la comunidad eclesial y en la sociedad como agentes de transformación.
- Acompañar a las víctimas de las injusticias sociales y eclesiales con procesos de reconocimiento y reparación.
- Impulsar la participación activa de las mujeres en los ministerios, las instancias de gobierno, de discernimiento y decisión eclesial.
- Promover y defender la dignidad de la vida y de la persona humana desde su concepción hasta la muerte natural.
- Incrementar la formación en la sinodalidad para erradicar el clericalismo.
- Promover la participación de los laicos en espacios de transformación cultural, político, social y eclesial.
- Escuchar el clamor de los pobres, excluidos y descartados.
- Reformar los itinerarios formativos de los seminarios incluyendo temáticas como ecología integral, pueblos originarios, inculturación e interculturalidad y pensamiento social de la Iglesia.
- Renovar, a la luz de la Palabra de Dios y el Vaticano II, nuestro concepto y experiencia de Iglesia Pueblo de Dios, en comunión con la riqueza de su ministerialidad, que evite el clericalismo y favorezca la conversión pastoral.
- Reafirmar y dar prioridad a una ecología integral en nuestras comunidades, a partir de los cuatro sueños de Querida Amazonía.
- Propiciar el encuentro personal con Jesucristo encarnado en la realidad del continente.
- Acompañar a los pueblos originarios y afrodescendientes en la defensa de la vida, la tierra y las culturas.